La leyenda de Usain Bolt dio sus últimas zancadas ayer en Londres de una manera inesperada. El hombre más veloz del planeta mostró su cara humana: se despidió de la competencia oficial derrumbado sobre la pista, después de haber sufrido una lesión muscular en la última posta del 4 x 100. Bolt, de 30 años, era la carta jamaiquina para llevarse la posta por equipos, pero los nervios y la tensión le jugaron una mala pasada. Si lo de ayer en el Mundial de Atletismo fue el final, fue el menos pensado para un hombre que impactó al mundo con su velocidad.

Bolt estaba listo para tomar la última posta de Jamaica. El cuarto atleta, el que intentaría liquidar la competencia. Es el momento que se reserva para los mejores. Bolt es el mejor. Pero cuando tomó el testigo, unos 40 metros después, el hombre más veloz del mundo sintió el dolor. El Estadio Olímpico de Londres entró en shock. Estaba claro que el hombre al que todos habían ido a despedir, se había lesionado. Bolt perdió el testigo y se tiró sobre el tartán quebrado en lágrimas. No se trataba de una carrera más. Era la última de una trayectoria que sólo acumula títulos y marcas para el asombro. Las tres medallas de oro en las pruebas de velocidad (100, 200 y 4×100 metros) en tres Juegos Olímpicos seguidos: Beijing 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. Los once oros en Mundiales. Y el récord mundial en 100 y 200 metros. 

Era también, para Bolt, la posibilidad de borrar la decepción del sábado pasado, cuando terminó en el tercer puesto en la final de los 100 metros por primera vez en su carrera. Pero aquella vez, al menos, terminó. Cruzó la meta aunque haya sorprendido su derrota frente a Justin Gatlin y Christian Coleman, los estadounidenses que siempre lo miraron de atrás.

Pero esta vez fue diferente. Fue peor. Bolt podría haber terminado con su equipo en algún lugar del podio. O fuera del podio. Pero no hubiera imaginado que el final iba a ser sobre la pista. No solo que no se pudo despedir con el oro en su pecho ni con la bandera de Jamaica en alto: salió del estadio con la cabeza gacha, sin las monerías ni la sonrisa que lo caracterizaron. 

El pinchazo en el muslo izquierdo frustró la imagen final. La que se esperaba. Pero fue Gran Bretaña la que consiguió el oro. Estados Unidos se llevó la plata y Japón, el bronce. Hace un año, Bolt había tenido una lesión en esa zona, por lo que tuvo que recuperarse en Francia. Eran avisos. Como la decisión de no presentarse a disputar los 200 metros. La determinación de retirarse, además, no llegó así nomás. Bolt sabía que el cuerpo comenzaría a pasarle factura. De todos modos, Bolt seguirá siendo Bolt: un múltiple campeón.