Los dirigentes del fútbol argentino tienen una nueva expresión fetiche: fair play. Todos la repiten. Según anunció esta semana el presidente de la AFA Claudio Tapia, comenzará la era del juego limpio financiero, el castigo para aquellos clubes que mantengan deudas, una forma de sanear las cuentas. Pero lo que se observa como un intento de avanzar hacia un fútbol argentino más ordenado, también puede tener otras aristas. Dependerá de la forma en que se implemente y de hasta dónde llegue el plan de la AFA. En España, el saneamiento financiero, a comienzos de la década del noventa, llevó a los clubes al abrigo de las sociedades anónimas.

El presidente Mauricio Macri insistió en los últimos días con esa puerta. «Si un club decide transformarse en sociedad anónima, ¿por qué no lo vas a dejar?», dijo Macri en una entrevista con una radio cordobesa. La misma idea había lanzado a poco de asumir. La obsesión de Macri por el fútbol y el deporte no se contiene solo con su costumbre de hacer bromas ante sus pares, una manía que a veces lo deja en off side. Según reveló el diario Clarín, la Secretaría de Deporte que maneja Carlos Mac Allister dejará la órbita del Ministerio de Educación para depender de la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Fernando de Andreis. La cartera de Mac Allister se mantiene bajo la observación de Fernando Marín, exgerenciador de Racing e impulsor de las sociedades anónimas.

El fútbol privado ya tiene algunas avanzadas. Por ejemplo, Deportivo Riestra, que ayer perdió con Español 1-0 pero alcanzó la final del Reducido de la Primera B Metropolitana. Debería jugar con Comunicaciones, que le ganaba 2-1 a Estudiantes de Caseros cuando el partido se suspendió sobre el final por incidentes. Sobre eso, tendrá que resolver el Tribunal de Disciplina. Riestra es gerenciado por el abogado Víctor Stinfale, el Sr. Speed. Buscará la B Nacional, la categoría a la que ya llegó Agropecuario Argentino, el club de Carlos Casares fundado por el empresario Bernardo Grobocopatel. Defensa y Justicia tiene un presidente, José Lemme, pero Christian Bragarnik es un administrador ad hoc del club. Andrés Fassi, del Grupo Pachuca de México, conduce Talleres. Fue votado por los socios después de que el club cordobés atravesara 20 años sin elecciones. El Grupo Pachuca pertenece al imperio de Carlos Slim. Talleres acaba de modificar su estatuto. Permitirá, por ejemplo, que un socio con apenas un año de antigüedad pueda presentarse a elecciones. Una facilidad para quien quiera llegar desde afuera. Pero el caso más particular es el de Real Pilar Fútbol Club, un recién afiliado a la AFA –algo que no consiguió ningún club en las últimas cuatro décadas–, que jugará en Primera D. Su presidente es el empresario César Mansilla, exasesor de Mauricio Macri, amigo de Daniel Angelici y exadministrador de Fénix.

Orden y disciplina

Un sistema de premios y castigos  –que incluya quita de puntos y hasta pérdida de categorías– puede servir para el ordenamiento de los clubes, pero también convertirse en una herramienta disciplinadora. El caso español es un ejemplo. «Bajo el loable propósito de dotar de un mayor control y transparencia a las estructuras del fútbol profesional, la Ley (del Deporte de 1990) establecía una especie de castigo o sanción a los Clubes ‘endeudados’, obligándoles a adoptar la forma jurídica de SAD, que teóricamente garantizaba un mejor y más claro funcionamiento futuro, mientras permitía que las entidades ‘saneadas’ pudieran seguir compitiendo bajo la forma jurídica asociativa de los Clubes Deportivos», explica el abogado el abogado Álvaro Delgado Tuyols, exdirigente del Mallorca, sobre esa experiencia.

El estatuto de la Superliga contempla los premios y castigos. Aunque Mariano Elizondo, el CEO del torneo, adelantó que se aplicará con un tiempo prolongado. En el caso de la AFA, el esquema que plantea se fija en las deudas que los clubes mantienen con la institución. Desde el próximo mes, anunció Tapia, los clubes morosos van a tener que dejar una parte de los derechos de televisión, según la cantidad de jugadores que quieran incorporar. Si contratan tres o cuatro futbolistas, se les descontará un 50% de esos dineros. Si se refuerzan con uno o dos, 30%. Si no realizan incorporaciones, dejarán el 15%. En diciembre, tendrán que estar al día. Las deudas de los clubes de Primera, además, fueron dolarizadas. 

«Yo estoy de acuerdo con el fair play financiero. Pero esto no es fair play financiero. Fair play es un programa integral en el que los clubes tienen que evaluar cuál va a ser su presupuesto, ingresos, egresos, cuáles son sus deudas frente a su patrimonio, ponerlo en un papel, firmarlo y cumplirlo. Esta fue una medida impulsiva, confiscatoria, que se hizo en forma abrupta, que vulnera derechos adquiridos», dijo a Tiempo Eduardo Spinosa, presidente de Banfield, uno de los clubes que figuran entre los que mantienen deudas con la AFA. «Y además –agrega– está a quiénes se les debe. Porque la AFA es una variable. Pero también están los jugadores, los sindicatos, la AFIP; hay juicios y embargos. Dolarizar es polémico. Y más, hacerlo en forma unilateral. Ese dinero prestado, además de que fue tomado en la otra gestión, está en nuestro campo de deportes, en los miles de deportistas, en el colegio, y en el estadio. Hay clubes que quizá no tienen deudas, pero no tienen estructura. Un fair play es algo más complejo».

A este panorama, se suma otro frente para los clubes: las deudas con los futbolistas. Después del conflicto que atrasó el reinicio del último torneo, los atrasos en pagos de salarios volvieron a acumularse. Sergio Marchi, secretario general de Agremiados, ya adelantó que, como está las situación, el fútbol no podrá comenzar. En total, hay una deuda de 500 millones de pesos. «Estamos buscando que haya una normativa, un método para no estar cada tres meses con estos planteos», le dijo Marchi a este diario. Falta más de un mes para la Superliga. La advertencia aparece con tiempo.Como para que después no parezca una sorpresa.