Ediciones Carrascosa es una aventura autogestiva que encaran los periodistas Ezequiel Fernández Moores, Andrés Burgo y Alejandro Wall. "Queremos sobrevivir en un ambiente difícil", dicen.
El Mundial de Brasil 2014 fue algo así como el origen intelectual de la aventura. Entre los miles de kilómetros y estadías compartidas, los tres periodistas –todos con libros publicados en editoriales grandes– pensaron propuestas para hacer en conjunto. En 2016, arrancó la primera: Era por abajo, programa de radio cuyo nombre alude a la final perdida por la Selección. La idea que sirvió para organizar la salida de la editorial fue la necesidad de contar la caravana de 215 hinchas de River desde Buenos Aires hasta Lima. Fueron tres días y medio de viaje en micro para alentar en la final de la Copa Libertadores 2019. Durante el camino de más de 4000 kilómetros, Burgo fue escribiendo la crónica. Quería publicarla de manera independiente, como Fernández Moores había sacado la reedición de Diganme Ringo en 2015. “Mi sobrina Carola se encargó de toda la organización, administración, logística y números. Si lo hacía yo, iba a la quiebra a los dos días”, admite Fernández Moores, entre risas, sobre esa primera experiencia autogestiva. Esta vez, estará acompañado de sus amigos con quienes se conoce hace 12 años. “Siempre estamos pensando proyectos juntos. Hablamos de cosas que nos gustarían editar, libros para hacer y así nació todo”, cuenta Wall, autor de cuatro libros (¡Academia Carajo!, Ahora que somos felices, Cobatta, el Wing y El último Maradona, junto con Burgo).
El lanzamiento de Ediciones Carrascosa, el 12 de noviembre pasado, fue una demostración de amor por los libros en papel, algo que también une a los tres periodistas que desde este año dictan juntos talleres nacionales e internacionales de crónicas deportivas. La biblioteca de Fernández Moores cuenta con más de 2000 libros de diversos idiomas y orígenes. Están repartidos en varias casas, aunque la cifra necesita una actualización. “Suelo jactarme de tener la biblioteca privada más importante de deportes en Latinoamérica. Me río y lo uso para decir que quiero mucho a los libros porque es algo incomprobable”, bromea. Y también detalla el porqué del nombre: “Siempre se buscan nombres de esos tipos que nunca buscaron la primera plana para decir quiénes eran. Lo eran y lo son simplemente con sus actos. Carrascosa es una elección justa para este proyecto. Es una especie de reivindicación: nuestra editorial no va a ser de primera plana, no vamos a vender exactamente bestsellers pese a que no los despreciamos; y sí hay un buen combo entre la idea de héroes anónimos y una editorial que busca compartir cosas que nos gustan”. Carrascosa, entonces, es una suerte de homenaje a Jorge “Lobo” Carrascosa, el futbolista que renunció a la gloria, el excapitán de Huracán y de la Selección que se bajó de forma sorpresiva del Mundial 78 poco antes de que comenzara el torneo.
Los dos primeros libros del sello son de Burgo, aunque los tres pensaron el diseño y el formato. Además, el espacio puede trascenderlos y convocar a otros autores o autoras. La premisa es editar poco y de calidad, algo así como dos ejemplares por año. “Lo hacemos con humildad, sabiendo que no es fácil y seleccionando bien los títulos. Apostamos a este proyecto. Queremos sobrevivir en un ambiente claramente difícil, no solo por la pandemia”, explica Burgo sobre este desafío en una coyuntura en la que la industria del libro se desplomó. Durante 2020 cerraron librerías históricas, aunque crecieron las ofertas de las tiendas online, el nicho al que apunta Ediciones Carrascosa. “Es algo que nos gusta y prácticamente no tiene una retribución económica. Lo que hicimos fue generar un espacio para tener libros buenos”, sintetiza Wall acerca del espíritu del proyecto colectivo.
Los tres, además, son amantes de Diego Maradona e incluso son autores de títulos sobre el mejor jugador de todos los tiempos. La muerte acaso asoma como una invitación a repensarlo. “Tenemos un par de proyectos y Diego de alguna manera u otra siempre van a estar. Tenemos dos o tres cosas pensadas, pero no lo decidimos. Queremos tomarnos nuestro tiempo. Vamos a tratar de proteger, cuidar y mimar las ediciones. Un libro es algo que lleva tiempo y tiene que ser motivo de orgullo”, dice Burgo. Y espera que alguna de las habitaciones de sus compañeros de ruta también se llene de letras, cintas scotch y sobres de papel madera con diferentes destinos. Será una señal de que sus obras –y la aventura editorial– siguen en pie, viajando, cada vez con más audiencia.
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