Juan Florián Crespo acaba de cumplir 20 años. Desde hace dos cursa la Licenciatura en Antropología en la sede Bariloche de la Universidad Nacional de Río Negro, pero la primera vez que se subió a una tabla de snowboard fue mucho antes, a los cinco. «Amo este deporte: es extremo, tiene adrenalina y emoción, y al mismo tiempo me genera paz, casi como un espacio de meditación», cuenta. En pocas horas comenzará a deslizarse por las laderas heladas de Krasnoyarsk, en la lejana Siberia, adonde viajó para desempeñar un doble rol: el de deportista y el de universitario.

Por segunda edición consecutiva, estudiantes argentinos participarán de las Universiadas de Invierno, suerte de juego olímpico que se disputa cada dos años en un doble evento (estival e invernal) y que convoca a jóvenes deportistas de 17 a 25 años de todo el mundo, que cursan carreras universitarias o se graduaron el año anterior. La sede de la 29° Universiada es Krasnoyarsk, una de las más importantes ciudades de la estepa siberiana, en Rusia, donde ayer se inauguraron las competencias, que durarán hasta el 12 de marzo, en una fastuosa ceremonia en la que el presidente ruso, Vladimir Putin, dio la bienvenida a más de 3000 atletas. En total, habrá 76 grupos de medallas en juego, en once disciplinas, desde esquí de montaña y patinaje artístico hasta biatlón.

Además de Florián, la delegación argentina está integrada por Tomás Bacigalupo, de San Martín de los Andes, que competirá en la prueba de esquí alpino y estudia la carrera de Ingeniería Informática en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA); y Agustina Pardo, de Ushuaia, estudiante de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad de Buenos Aires y que desde los 15 años compite internacionalmente también en snowboard. Para Tomás es su segunda Universiada de Invierno, puesto que ya había participado, con sólo 18 años, de la competencia disputada en Almaty, Kazajistán, en 2017.

Emiliano Ojea, presidente de la Federación del Deporte Universitario Argentino (FeDUA), destaca desde Krasnoyarsk «la impactante organización de esta Universiada, con una villa olímpica y una logística impecables». El objetivo, explica, es «seguir instalando este concepto de doble carrera: que haya cada vez más estudiantes deportistas. El rol de FeDUA es vincular a deportistas en edad universitaria o preuniversitaria con instituciones de educación superior de todo el país, para que puedan desarrollar su trayectoria deportiva y académica sin tener que elegir entre una u otra, consensuando objetivos académicos, orientando las modalidades más apropiadas, presenciales o a distancia, y romper en definitiva con esa falsa dicotomía entre el deporte de alto rendimiento y el estudio. Para los chicos que están acá es una experiencia muy enriquecedora, que les sirve para crecer en su carrera deportiva y al mismo tiempo los incentiva a seguir estudiando».

Si bien la Argentina es relativamente nueva en estas competencias (su primera participación fue en Shenzen, China, en 2011), los Juegos Universitarios o Universiadas, organizadas por la Federación Internacional de Deportes Universitarios (FISU), existen desde 1959, cuando se disputó la primera en el verano de Turín, Italia. Al año siguiente, Chamonix, en los Alpes franceses, hospedó los primeros juegos invernales.

Ojea explica que FeDUA no obtuvo financiamiento del gobierno nacional para encarar el viaje a Siberia, pero sí el apoyo de las provincias de Neuquén, Tierra del Fuego y Río Negro, de donde son originarios los jóvenes deportistas, y especialmente de la Universidad Nacional de Río Negro, que ofreció un subsidio para acompañar la presencia de su estudiante en Siberia, por sus méritos deportivos y académicos.

«Tenemos muy buenas expectativas para los días que vienen, en la competencia pero también en términos de experiencia cultural: estar en un evento así, con gente de todo el mundo», dice Florián, que aún sopesa sus posibilidades en la categoría boardercross en un circuito que define como «muy técnico». Su fuerte es la creatividad sobre la tabla y en el aire: el freestyle y el slopestyle.

«Desde que empecé a estudiar fue todo un desafío poder mantener mi rutina deportiva –explica el joven rionegrino–. Tanto el estudiar Antropología como la práctica del snowboard a alto nivel son cosas que requieren mucha dedicación y, sobre todo, tiempo. Creo que la actividad deportiva y la académica son definitivamente complementarias. La clave es armar un buen cronograma diario donde se respete el tiempo de estudio, el de entrenamiento y el de ocio, y si este último se tiene que sacrificar un poco, vale la pena. Se trata de aprender a mantener un equilibrio». Como en el snowboard.

La sede 2023

La Universiada de Verano, un evento en el que participan unos 10 mil atletas de 170 países, se realizará en julio, en Nápoli, Italia. Todavía no se decidió la sede de 2023, pero una de las posibles candidatas es la ciudad de San Juan. El gobernador de esa provincia, Sergio Uñac, y las autoridades de la Universidad Nacional de San Juan se comprometieron ante la FeDUA a estudiar la factibilidad técnica de organizar los juegos. Por lo pronto, en mayo se disputarán en Concepción, Chile, Juegos Universitarios Sudamericanos, con amplia participación argentina.

Despedida

El Centro Ruso de Ciencia y Cultura en Buenos Aires despidió a la delegación antes de su viaje. Hubo comidas y canciones típicas y los jóvenes pudieron observar una muestra fotográfica sobre la cultura y las atracciones naturales de la región siberiana.