Tomikoshi tiene 72 años. Cubrió Copas Intercontinental y Mundiales de Clubes de 1981 a 2016. De ahí que en su álbum virtual, que se divide en Instagram (tomikoshi_photography) y Twitter (@tphoto2005), aparezcan Enzo Francescoli en el River-Juventus de la final Intercontinental 1996 y Juan Román Riquelme en el Boca-Real Madrid de la final de 2000, ambas en Tokio. «Román tenía el partido en su cabeza –recuerda–. Fue un jugador cerebral». Pero es Maradona la figura que su lente persigue en el tiempo. «Es uno de los mejores futbolistas de la historia. Entonces, cada foto a él es especial. No tengo una preferida», dice Tomikoshi, cuyo primer trabajo fue fotografiar a un atleta de salto en alto, a los 19 años. Sus primeras fotos fueron sacadas con una cámara de rollos Nikon F y F2. Luego pasó a una digital Canon X. Desconoce la cantidad que guarda en su archivo. También conserva algunas de la Copa del Mundo de Argentina 1978.
La primera foto a Maradona, al año siguiente, retrata a un adolescente con acné, remera amarilla y gorra roja de costado, después de que la Selección juvenil le ganara 5-0 a Indonesia en el debut del Mundial. Hay otra secuencia pintoresca: un Diego con barba en una gira con Boca en enero de 1982, antes de que pasase al Barcelona, con guantes de lana, agasajado con un ramo de flores, en un crudo invierno japonés. Y una de las últimas captura al Maradona DT de Argentina, acariciando en la cabeza a Lionel Messi, durante Sudáfrica 2010. En el medio, el 24 de enero de 1987, el fotógrafo pasó del otro lado de la cámara y posó brindando con Diego en una discoteca del barrio tokiota Roppongi. Masahide Tomikoshi cayó a la Tierra, que tiene forma de pelota, para sacar fotografías de fútbol.



