El martes por la noche, en el cierre de la décima fecha de la Liga, a Patronato le anularon dos goles, le expulsaron a un futbolista y le cobraron un penal en contra a partir de una falta invisible. Enfrente, Barracas Central, local en la cancha de All Boys después de pasar por Huracán y Lanús, ascendido a mitad de año a Primera. Barracas le ganó 2-1 a Patronato en un partido clave en la lucha por evitar el descenso. La roja y el penal fueron decisiones inducidas al árbitro Jorge Baliño por el VAR, cuya cabina se ubicó en un camión dentro del estadio -y no en las salas del predio de Ezeiza, como en todos los partidos-, ya que carece de la fibra óptica. En la cabina se encontraban Diego Abal (árbitro VAR), Diego Ceballos (asistente AVAR) y Sergio Zoratti (Quality Manager, operador de las imágenes de las cámaras). Y un “invitado”: Federico Beligoy, encargado de elegir a los árbitros como director de Arbitraje de la AFA y, a la vez, secretario general de la Asociación Argentina de Árbitros (AAA). Patronal y sindicato, Beligoy fue ungido por Claudio “Chiqui” Tapia. Y Barracas es el club en el que Tapia fue jugador y presidente. Hoy uno de sus hijos es jugador (Iván) y otro (Matías) presidente. Barracas es la nueva familia.

El Arsenal de Julio Grondona tardó 23 años en llegar a Primera desde que se convirtiera en presidente de la AFA en 1979. Barracas, apenas cuatro, desde que Tapia asumió en 2017, con su club en la B Metropolitana, tercera categoría. Hinchas de clubes del Ascenso recordaron esta semana en las redes su escándalo arbitral -falla u omisión perjudicial- ante Barracas. Ahora sucede en Primera, ante los ojos de todos, en partidos televisados. Beligoy fue nombrado por Tapia como director de Arbitraje en julio de 2018, en reemplazo de Horacio Elizondo. En su doble rol de asignador y gremialista, inició una persecución contra el Sindicato de Árbitros Deportivos de la República Argentina (SADRA), la otra casa sindical. “Recomendaron” a árbitros renunciar al SADRA, que adoptaran una posición “independiente”. “Obediente -corrige una fuente arbitral- para tener árbitros dóciles y funcionales a la causa”. En el sistema disciplinador hay premios (designaciones como árbitro internacional) y castigos (no dirigir más). Hay órdenes de que hagan su trabajo. Que después “bancamos”. “Parecería -dijo Beligoy en su raid mediático tras Barracas-Patronato, que terminó con cuatro jugadores visitantes detenidos- que sucedió algo que cambió la historia del fútbol argentino, y muy lejos está de serlo”.

Sebastián Ranciglio se negó a renunciar al SADRA. Dirigió el último partido en el Nacional en 2019. El año anterior había sido nominado como uno de los tres mejores de la categoría en los Premios Alumni. Ahora dirige en ligas de Santa Fe. “Sabía que hipotecaba mi carrera -dice Ranciglio-. Estaba a punto de debutar en Primera y ahora no figuro. Prefiero seguir dirigiendo libre. Uno ve los partidos y te das cuenta que hay árbitros que no son libres. No quise caer en presiones. Ya pasaron tres años, pero los primeros meses fueron muy duros. Me extirparon la carrera sin haber hecho nada. La AFA tiene una guerra contra el SADRA”. A Federico Cuello, árbitro asistente, la AFA lo echó pero tuvo que reincorporarlo: es delegado del SADRA y, como cualquiera, lo cubren los fueros gremiales. Le dijeron que había sido un “error administrativo”. Cuello fue asistente en partidos de todos los grandes en Primera. “Si me iba detrás de ellos, era avalarlos. Es muy difícil revertir todo esto, tocaron las raíces -dice Cuello-. Peleamos contra un monstruo: la AFA. A muchos los convencieron de renunciar con promesas que después no les cumplieron. Los que quedamos hacemos catarsis, como un grupo de autoayuda. Esto es más que un trabajo, es una pasión. No cualquiera se hace árbitro”. Martín Grasso estaba a punto de dar la prueba para ser juez asistente internacional de la FIFA. Le exigieron que renunciara al SADRA. No lo hizo, lo “colgaron” y le inició un juicio a la AFA. La justicia la obligó, como medida cautelar, que lo vuelva a designar, bajo apercibimiento de multas económicas. “Hubo muchos aprietes -dice Grasso-. Hay árbitros que entran a la cancha con la cabeza a mil por hora porque no saben qué les puede pasar si aciertan o si se equivocan para tal o cual lado. Eso genera más errores que el mal estado físico”. Los testimonios fueron recogidos por el periodista Sergio Castillo en Deportivo Fútbol Show (FM Universal 105.9).

En 23 días, Baliño dirigió dos veces a Barracas en All Boys: además del 2-1 a Patronato, le ganó 2-1 a San Lorenzo, perjudicado con un penal no cobrado y un offside en un gol. Baliño fue uno de los primeros en renunciar al SADRA, en oposición a Guillermo Marconi, secretario general hace 35 años, desde su creación como sindicato para romper una huelga. Zoratti, el Quality Manager del VAR de Barracas-Patronato -un puesto que debe ser ocupado por un exárbitro-, es el tesorero de la AAA, mano derecha de Beligoy. Patronato editó un video en el que detalla 18 jugadas en las que se consideró perjudicado. “Errores” que inclinaron la cancha. Evalúa presentarlo en la AFA y pedir que se repita el partido. “Todas las decisiones estuvieron bien tomadas -dijo Beligoy, que será reelecto en la AAA-. Hay desinformación periodística”. Barracas-Patronato como la institucionalización de la discrecionalidad en el VAR.

El entrenador portugués José Mourinho propuso una vez que le sacaran la “A” a la sigla VAR (Video Assistant Referee). “El hombre del silbato y los de las banderas ya no son los árbitros -dijo-. Son los asistentes del VAR”. En el fútbol argentino se cruzó la línea de la credibilidad. Y ya se sabe quiénes se apoderaron de la “herramienta”.