En la conferencia de prensa previa a que España se enfrentara con Rusia por los octavos de final del Mundial, el mediocampista Thiago Alcántara les hizo un pedido a los periodistas españoles: “Si queréis que los jugadores puedan apoyar un poco más las decisiones o la crítica de la prensa, vamos a estar juntos. Si la opinión pública está todo el rato haciendo lo contrario a lo nuestro es complicado que podamos hacer esto solos”.

En la conferencia de prensa previa a que Argentina se midiera con Francia por los octavos de final del Mundial, el mediocampista Lucas Biglia miró a los periodistas argentinos: “Pensamos que después de Ecuador todos tiraban para adelante, pero parece que se cagaron en eso. A la mínima dificultad volvieron a pegarnos en el piso”. El defensor francés Samuel Umtiti, antes de ese mismo partido, destacó el aliento de los hinchas a la Argentina mientras que en Francia se cuestionaba a su selección por el estilo de juego, algo sobre lo que machacaban los medios después de la fase de grupos de Les Blues.

El delantero mexicano Chicharito Hernández, antes de lanzar la frase que luego se volvió meme –“imaginemos cosas chingonas”- le dijo al periodista David Faitelson: “Lo que deseés, lo que critiques, lo que quisieras que se quitara, lo que quisieras que se mantuviera, no está. Hay esto. Vamos a ir la Copa del Mundo así. Con todo lo que tú dices que falta, lo vamos a intentar”.

Después de asegurarse un lugar en la final, la figura croata Luka Modrić dedicó unos segundos a hablar sobre los medios. “Demostramos que todo era diferente a lo que la gente esperaba. Especialmente los periodistas ingleses, los comentaristas de TV. Subestimaron a Croacia -dijo el capitán- y eso fue un gran error de su parte. Todo lo que dijeron lo tomamos, lo leímos y dijimos: ‘Ahora verán quién está cansado’. Deberían ser más humildes y respetar a los rivales”. El alemán Jurgen Klöpp, entrenador del Liverpool, le había dado un mensaje a los periodistas ingleses antes del Mundial: no les pedía que actúen como hinchas ni que escondan errores pero sí les pedía comprensión para un plantel tan joven. Y remataba que ayudarían a que este equipo escribiera su propia historia si quitaban de los teclados el número 1966, año en que Inglaterra ganó su único Mundial.

Incluso la prensa árabe mostró sus dientes. Después de la inaugural derrota 5-0 ante Rusia, Juan Antonio Pizzi debió contestar si temía ser echado. “Es muy buena su pregunta, sobre todo para mi estado de ánimo”, devolvió el dardo. Y Héctor Cúper, después de que Egipto aguantara hasta los 89 minutos el 0-0 ante Uruguay, sintió el rigor de las preguntas egipcias.

Son muestras de que lo que ocurre en los medios llega a los vestuarios.

En Tiempo Argentino decidimos que era importante contar lo que pasara en el Mundial desde Rusia. Fue una apuesta económica de una cooperativa de trabajadores de prensa. Mientras por la televisión se transmitían un minuto de silencio o móviles simultáneos entre Miami, Moscú y Buenos Aires para opinar sobre algo que ocurría en Ezeiza, Alejandro Wall contó a través de sus textos y sus videos cómo es Rusia: su cultura, su geografía, sus costumbres, su descubrimiento del fútbol. La apuesta valió la pena: las notas se replicaron en las redes sociales, los videos sumaron miles de vistos y ampliaron el público de Tiempo. Hay más lectores. Hay nuevos socios que apuestan por el periodismo autogestivo, que lo sostienen. Y, así, nos permiten jugar hasta el final en Moscú.