Un par de horas después de que la Argentina haya asegurado su clasificación a los octavos de final del Mundial de manera agónica, la pregunta futbolera mutó: pasó del interrogante de qué hacía Marcos Rojo en el punto del penal del área nigeriana a la duda de por qué hay tanto fanatismo por la Selección en Bangladesh, un país del sur de Asia que es más pequeño que Uruguay pero que es el octavo más poblado del mundo. En el medio de los dos misterios, videos y fotos de bengalíes eufóricos recorrieron los grupos de WhatsApp y las redes sociales.

Las tres palabras argentinas que más se conocen en Bangladesh empiezan con M: Maradona, Messi y Malvinas. La respuesta a la pregunta no parece ser sólo una, pero la cuestión antibritánica resulta decisiva para comprender por qué en ese lejano país asiático hay más hinchas argentinos que en la propia Argentina. Al igual que India, fue una colonia británica. Las estrategias militares durante la Segunda Guerra Mundial, con el pretexto de evitar un posible ataque japonés, provocaron una hambruna que llevó a la muerta a unas tres millones de personas.

El Mundial de México 1986 fue el primero que se transmitió en ese país. Justo para que los bengalíes vieran como Diego dejaba en el piso a medio equipo inglés. Ocho años después, cuando Maradona fue expulsado del Mundial de Estados Unidos por haber dado positivo en un control antidoping, en Bangladesh reaccionaron con una huelga general. Y según cuentan los periodistas Alejandro Wall y Andrés Burgo en el libro El último Maradona, un abogado bengalí demandó a Joao Havelange por los trastornos mentales que le había producido la sanción a Diego. Como indemnización para contrarrestar su drama, el abogado le pedía al entonces presidente de la FIFA mil takas. Apenas unos 25 dólares.

“Hay muchas cosas que son inexplicables. Bangladesh es un país futbolero y se reparte el cariño entre nuestro país y Brasil. Es un fanatismo descomunal. Obviamente que gran parte de esto proviene de la idolatría que le tienen a Maradona. En términos generales el fútbol es una pasión bengalí, algo que también ocurre en India. Calcuta tiene una vocación similar”, cuenta a Tiempo Daniel Chuburu, embajador en India con circunscripción consular en Sri Lanka, Maldivas, Bangladesh, Bután y Nepal.

En septiembre de 2011 los bengalíes también gritaron bien fuerte un gol de Argentina sobre Nigeria. Aunque aquella vez no era de madrugada, como los obliga la diferencia horaria a vivir el Mundial. La Selección jugó en Dakha, ante un estadio repleto con 50 mil fanáticos. El día anterior, en la única práctica que se hizo en Bangladesh, también se llenó: pagaron 12 dólares para ver entrenar a Lionel Messi. El partido terminó 3 a 1 para Argentina, con tantos de Higuaín, Di María y el otro en contra. Después de los videos viralizados, un argentino empezó a juntar firmas online en el sitio change.org para que la Selección vuelva a Bangladesh en el corto plazo.

En el currículum futbolero de Gustavo Oberman figura que en el Mundial Sub 20 de Holanda 2005 arrancó como delantero titular mientras Lionel Messi esperaba en el banco. Y también que jugó en India. No sólo jugó: también armó una página en Facebook para contar sus aventuras en el Pune City. “La verdad que en India no era tanto el fanatismo por el fútbol argentino pero sí había muchas camisetas de Messi. No se veían de otros jugadores. Eran de Barcelona o de Argentina, pero siempre de Messi”, explica el ex delantero de Argentinos Juniors y River.

Menos de un año después de la visita de la Selección a Dakha, en agosto de 2012, se creó en Facebook el grupo Argentina Football Fans Bangladesh. Rohan Yanke vive en Comilla, al este de la capital Dakha. Es el administrador del grupo. Cuenta que lo creó porque le encanta el estilo de juego argentino. “Somos 160 millones de personas y la mitad hincha por Argentina. Amamos al fútbol más que a otros deportes, pero no jugamos bien al fútbol. Hay muchos que también hinchan por Brasil, Alemania e Italia”, explica la pasión por el fútbol. Y detalla por qué hacen fuerza por un país tan lejano: “En Argentina respetan todas las religiones, sabemos que hay muchas mezquitas y algunos musulmanes. Además nuestra industria cinematográfica le dio mucho lugar a la Argentina. Conocemos mucho de lo que pasa allí. Por eso se vendieron más de 100 millones de camisetas”. Afridi Muninul vive en Dhaka. En su foto de perfil aparece Javier Mascherano y luego de su nombre figura, entre paréntesis, el sobre nombre de La Pulga. “Tenemos pasión ilimitada por ese país. Lo amamos desde 1986. No se pueden imaginar cómo lloré después de conseguir la clasificación. Nuestro ídolo absoluto es Leo Messi. Si tengo la oportunidad de conocer Argentina, me encantaría visitar Rosario”. Entre Dhaka y Comilla hay cien kilómetros de distancia, pero tanto Afridi como Rohan coinciden en algo: “Nos pasamos la noche sin dormir cuando juega Argentina, no nos perdemos ningún partido”. Ante Francia, la diferencia horaria les jugará a favor: serán las 20 del sábado cuando el iraní Alireza Faghan marque el comienzo.