Alejandro “Papu” Gómez supo liderar una verdadera revolución futbolística en Atalanta. El Papu llegó a Bérgamo en 2014, cuando el club italiano peleaba por eludir el descenso a la Serie B, y luego de seis temporadas cambió la realidad, con protagonismo en el calcio y hasta una excursión que llegó a cuartos de final en la Champions League. Su salida, en enero pasado. Llamó la atención: no tanto por su traspaso al Sevilla como por haberse ido en silencio de un club en el que se había transformado en ídolo, luego de pasar algunas semanas marginado del plantel. 

Recién ocho meses después, el campeón de América con Argentina en 2021, contó detalles de qué fue lo que sucedió. En una entrevista con La Nación, el Papu contó que dejó el club tras 252 partidos y 59 goles por una pelea con el entrenador, Gian Piero Gasperini, que incluyó “agresiones físicas”. Gómez relató que desobedeció una indicación táctica en un partido ante el equipo danés Midtjylland, por Champions League, y su entrenador lo agredió en el vestuario durante el entretiempo. “Y ahí dije basta. Uno puede discutir, ok, pero cuando hay una agresión física ya es intolerable”, dijo el mediocampista surgido de Arsenal, que además contó que él le ofreció las disculpas a Gasperini y a sus compañeros por no obedecer una indicación mientras que no recibió ninguna aclaración de parte del técnico. 

Las declaraciones del Papu en la prensa argentina causaron revuelo en Italia. Al punto que el propio Gasperini salió a contestar en la Gazzetta dello Sport: “La actitud de Gómez, en el campo y fuera del campo, se había vuelto inaceptable para el entrenador y los compañeros. La agresión física fue suya, no mía».  El técnico italiano, que aún continúa en Atalanta, último subcampeón de la Serie A, aseguró que “la real motivación por la que se fue de Bérgamo es por haber faltado gravemente al respeto a los dueños del club”. 

La discusión se dio el 1 de diciembre de 2020. Luego de eso para el Papu vinieron semanas de entrenar separado del plantel y la salida a Sevilla. Con la vuelta olímpica en el Maracaná con la camiseta argentina y el inicio de la nueva temporada en España, con Sevilla, parecía que aquella historia con Atalanta quedaba atrás. Pero no. La pelea continúa.