Tres de las 32 medallas logradas por la delegación argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud llegaron desde el básquet y dos de ellas fueron doradas. Buenos Aires 2018 no tuvo una versión tradicional de ese deporte, aunque se produjo un estreno en el medio de los diques y las moles de cemento de Puerto Madero: el 3×3, una de las nuevas disciplinas para Tokio 2020, que sumó un oro inesperado para el equipo argentino conformado por Fausto Ruesga (también ganó el torneo de volcadas), Juan de la Fuente, Marco Giordano y Juan Hierrezuelo. «Había gente que salía de la oficina y se venía en traje a ver los partidos», dice el entrenador Juan Gatti a Tiempo para resumir el fervor que despertó la competencia que se juega con un solo aro y sobre una superficie de 15 metros de ancho por 11 metros de largo.

–¿Por qué generó la disciplina tanto interés?

Marco Giordano: –Al principio teníamos dudas sobre el público. Desde el primer día la gente se copó con esta modalidad. Se hicieron sentir y eso dio un plus para jugar cada partido. Atrapó a la gente porque son partidos cortos con definiciones rápidas. Prende ver que los jugadores tomen decisiones y acá se toman constantemente, mucho más seguido que en el 5×5.

Juan de la Fuente: –Como disciplina está subvalorada: es muy exigente en lo mental y lo físico. Lo atrapante es estar en un solo aro, cerca de los jugadores viviendo cada punto. Después de la fase de grupos fue una locura. En los otros deportes también: todos los estadios estuvieron llenos de gente.

–¿Qué valor tiene la medalla?

Juan Gatti: –Es la posibilidad de que enganche y pase a ser una disciplina en sí misma. Este proceso empezó hace dos años cuando se ganó el bronce en los Juegos Panamericano de la Juventud en Chile, siguió con la medalla plateada en los Odesur y termina ahora con la dorada. Es un proceso que me deja feliz y contento.

Fausto Ruesga: –Me tocó ganar el oro en volcadas y en 3×3. Las volcadas fueron mías, pero los chicos me dieron una gran ayuda para ponerle creatividad. Sugirieron algunas cosas. Por eso digo que yo la volqué pero la medalla es de todos.

JDLF: –Un oro frente a los mejores es un logro muy grande. Es algo glorioso para nosotros y para toda la nueva camada.

–¿Qué legado dejó la Generación Dorada?

MG: –Son un ejemplo y mis ídolos. Lograron algo único e incomparable. La mayoría de los chicos nos reflejamos en ellos, hicieron algo histórico para el deporte en general.

JG: –Cuando Manu Ginóbili y compañía ganaron la dorada en Atenas estos chicos tenían cuatro años y decidieron empezar a jugar al básquet. Buscamos repetir esa situación, que otros ahora se contagien y quieran sumarse.

JDLF: –Que se pueda pensar que tenemos potencial para lograr lo de ellos es un orgullo. Crecimos viéndolos, son referentes y queremos dar las mismas alegrías al pueblo argentino.

–El 3×3 también se jugará en Tokio 2020. ¿Se ven ahí?

JdlF: –Siempre hay que soñar en grande. Me encantaría y me llenaría de orgullo representar al país en una selección mayor.

JG: –Tenemos que mejorar en el ranking. Si pasamos del puesto 45 al 20, podemos entrar al preolímpico y pelear un lugar para Tokio. El trabajo de los próximos 18 meses es que el 3×3 sea masivo, y crecer a nivel internacional.

-¿Cómo llegaron al básquet?

FR: –Viene de familia: mi viejo me llevó al club Olimpo de Bahía Blanca. Desde chico me sentí atraído, aunque al principio era solo para divertirme con amigos. Hace tiempo que mi sueño es vivir del básquet.

MG: –Vivía a una cuadra de Temperley de Rosario, club de mi barrio. Me pasaba todo el día ahí con una pelota de básquet y mis amigos.

JdlF: –Por mi viejo Esteban. Fue jugador, iba con él a la cancha y a las prácticas. Me regalaba aros para que tirara. A los cuatro me llevaron a jugar a Quilmes de Mar del Plata y no paré más.

–¿Cómo se aprovechan los Juegos más allá de los 12 días de competencia?

JG: –El verdadero desafío empieza ahora. Hay deportes que estuvieron cuatro años trabajando para competir 20 o 30 segundos. No se puede pensar más que en continuar el apoyo, tanto del Enard, de la Secretaría o de otros organismos. El deporte es una llama que no se puede apagar jamás.

JdlF: –Estaría bueno que se vayan desarrollando nuevas oportunidades y espacios para que más chicos jueguen deportes.

JG: –El Cenard, por ejemplo, es la casa del deporte hace 40 años. Hay que sumar y no reemplazar para que los Juegos dejen un legado.

-¿Qué importancia tienen las becas para el desarrollo deportivo?

MG: –Es importante que haya apoyo. Nos ayuda y da un plus para crecer.

FR: –Dan una mano muy grande. Lo utilizo para comprar elementos para practicar o vitaminas para acompañar la comida. Además, las becas son claves para estudiar, que  también es una parte importante de nuestra formación como deportistas.

JG: –Ojalá que el deporte no sea el lugar donde se achique. Si no se desarrolla más allá de estos juegos, las medallas se van a llenar de polvo. Ahora es el momento para que todo el deporte crezca de verdad y se potencie. Por eso es necesario el apoyo y el mantenimiento de todo lo que existió hasta acá. «

CENARD

El histórico centro de alto rendimiento de Núñez se cerrará para los deportistas. Se mudará todo al Parque Olímpico de Villa Soldati.