Un cuarto de siglo atrás, el periodista había llevado a su hijo a dar un paseo por Montevideo y al llegar al Estadio Centenario, tras relatarle algún episodio de la tupida historia de ese monumento del fútbol mundial, ambos ingresaron por una única reja abierta. En el interior, dos mujeres que se encargaban de la limpieza, generosas, muy  amables, les permitieron ingresar a la sala de trofeos e, incluso, alentaron al chiquilín para que pateara su propia pelota sobre el mítico césped de la cancha.

Un cuarto de siglo después, Ricardo Gotta cerraba su intervención, contando su sentida anécdota personal. Lo hacía en el mismo lugar. Pero ahora ese espacio para la historia del fútbol uruguayo, inserto en el mítico estadio atraviesa los atractivos de la modernidad. Y su sala de conferencias fue el escenario de la charla sobre “Literatura y Deporte en las dos orillas”, los escritores, los libros y la pasión futbolera en el Uruguay y en Argentina, que contó con la participación de Mario Romano Alonzo (director general de la Comisión Administradora del Field Oficial-CAFO), el propio Gotta  (periodista y escritor argentino, autor de «Fuimos Campeones, la dictadura, el Mundial 78 y el misterio del 6-0 a Perú» -Edhasa, 2008- y «Cábalas del fútbol, desde el 86 hasta hoy» -Edhasa, 2018-) y Jorge Señorans (periodista y escritor uruguayo: coautor de «Maestro, el legado de Tabárez» -Ediciones B, 2018- y «Quinqueño, la historia por sus protagonistas -B, 2017-, entre otros).

La voz de Alejandro Apo salió de los parlantes de la sala y provocó los primeros aplausos. Su relato del poema Nunca Jamás, de Walter Saaverdra, metió en clima a la concurrencia. Una gigantografía de Obdulio Varela parecía ejercer la tremenda «marca personal» del Gran Jefe sobre el estrado. Gotta hizo una reseña sobre la íntima relación entre la pasión futbolera y la literatura, haciendo pie en que el «fútbol necesita ser dicho y merece ser contado» desde los más diversos episodios, como los emblemáticos Maracanazo o el doblete de Maradona a los ingleses, hasta los más populares,  íntimos, pequeños, sean reales o ficcionados. Recordó la frase de Eduardo Galeano: «Sin palabras, el juego pierde trascendencia».  Y desde ese lugar emprendió una recorrida, “una continuidad de pases a un toque», por autores como los uruguayos Mario Benedetti y el propio Galeano, entre otros locales, aunque haciéndolos jugar en un equipo imaginario integrado por personajes, todos muy futboleros y tan diversos, como Albert Camus, Jean Paul Sartre, Vinicius de Moraes, Roberto Bolaños, Camilo José Cela, Miguel Ángel Asturias, Pier Paolo Passolini, Gabriel García Márquez, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Perón, Salvador Allende, o Juan Villoro, entre varios más.

Por supuesto, que en la segunda etapa de ese imaginario partido, ingresaron los «seleccionados argentinos»: Roberto José Santoro, Dante Panzeri, Roberto Arlt, Eduardo Sacheri, Ariel Scher, Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa y Juan Sasturain, junto a otros autores menos masivos pero presentes en la intensa literatura de la pelota, por caso, las y los firmantes de tantos relatos que integran la emblemática serie de Pelota de Papel. Gotta también realizó una reseña de dos de sus trabajos de investigación, «Fuimos Campeones» y «Cábalas…», para cerrar, justamente, otra vez con el particular decir de Apo, con una grabación del cuento «La cábala», otra de las maravillas pergeñadas por el Negro Fontanarrosa.

Jorge Señorans, por su parte, se internó en otra faceta sensible del deporte y las letras, como es el rol del periodista. El uruguayo, quien se desempeña en El Observador, entre otros medios, comenzó por enaltecer la importancia de la lectura, no sólo para ejercer la profesión, aunque la mención fue especialmente dirigida a los estudiantes de periodismo presentes en la charla. Luego, recorrió algunas de sus ricas experiencias personales en crónicas y coberturas, tanto en su país como en el exterior, cuando le tocó acompañar a la Celeste en varios de sus recorridos internacionales. Con sensibilidad, profundizó sobre las bondades y las rispideces propias de la profesión, contadas desde su amplia experiencia personal.

Luego también describió pormenores de su labor en el libro biográfico de su coautoría sobre Oscar Wáshington Tabárez, no sólo en su vasta trayectoria al frente de la selección uruguaya. Resaltó el carácter docente del director técnico y explicó en detalle de qué modo, el Maestro fue modificando paso a paso la estructura del equipo que representa al fútbol oriental, incluso más allá de la obtención de excelentes resultados que lo reposicionaron.

También Mario Romano Alonzo aportó su visión y su amplia experiencia sobre la muy rica literatura futbolera de una y otra orilla. Justamente el dirigente colabora a ese desarrollo desde su muy intensa labor en la dirección de la Comisión que gestiona el Museo del Fútbol, un sitio que justamente refleja el pasado con miles de imágenes, artículos (camisetas, trofeos, muebles, pinturas y hasta ladrillos originales del estadio…) y, por supuesto, también palabras que reflejan la extraordinaria historia del fútbol oriental y también de otros deportes.

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El Museo fue Inaugurado el 15 de diciembre de 1975, y se ha desarrollado y nutrido de tal forma que llegó a convertirse en uno de los puntos de mayor interés para los turistas que llegan a Montevideo. El centro de la historia del fútbol oriental se encuentra debajo de la tribuna oficial del Estadio Centenario, que el 18 de julio de 1983 fue declarado por la FIFA «Monumento Histórico del Fútbol Mundial». En ese ámbito se desarrolló la charla que se cerró con un muy intenso intercambio con el muy futbolero público presente en el Auditorio Antonio Scasso.

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