La selección argentina de futsal que este domingo ganó la Copa América tras vencer 1-0 a Paraguay en Asunción, y que el sábado había eliminado a Brasil, es la continuación-renovación-cierre de una generación brillante nacida en clubes de barrio, como Estrella de Maldonado, Pinocho, 17 de agosto o Kimberley.

El 80% de los futbolistas que levantaron el trofeo continental ya habían jugado la final de la Copa del Mundo del año pasado -derrota ante Portugal-, así como otros ya tienen desde hace rato amplísima experiencia en la selección. Allí sobresalen Cristian Borruto -participante en cuatro Mundiales- y Leandro Cuzzolino y Pablo Taborda, también campeones del mundo en 2016, quienes ayer le pusieron punto final a sus enormes trayectorias. Como una matrioshka de sinergia, el técnico Matías Lucuix también tomó la posta del formador de esta camada, Diego Giustozzi, considerado un sabio del futsal.

Los trece futbolistas que ayer ganaron la Copa América juegan en Europa, todos repartidos entre España e Italia. Ocho lo hacen en España: los arqueros Nicolás Sarmiento en el Betis y Matías Starna en el Peñíscula Fútbol Sala, y los jugadores de campo Sebastián Corso en Industrias Santa Caloma, Maximiliano Rescia en el Levante, Andrés Geraghty en el Viña Albali Valdepeñas, Ángel Claudino en Zaragoza, Alan Brandi en Jaén Paraíso Interior Fútbol Sala y Matías Rosa en El Pozo Murcia.

Los otros cinco juegan en Italia: Bolo Alemany, Leandro Cuzzolino y Pablo Taborda son compañeros el Italservice Pesaro, Matías Edelstein en Opificio 4.0 CMB y Constantino Vaporaki en el Catania.

Pero aunque temporalmente no jueguen en Argentina (donde la liga sigue siendo mucho más metropolitana que nacional, y es semi-amateur), todos se formaron y brillaron primero en nuestros equipos, algunos grandes como River, Boca o Independiente, pero también clubes de barrio. En realidad, hay una excepción: Brandi nació en España y eligió jugar para Argentina, el país de sus padres.

Así es como Maximiliano Rescia se formó en Pinocho, Taborda en 17 de agosto, Geraghty en El Talar, Claudino en Estrella de Maldonado y Cuzzolino en Caballito Juniors, mientras Edelstein comenzó en Hebraica, Sarmiento atajó en River, Corso surgió de Lamadrid, Vaporaki de Los Andes de Tierra del Fuego antes de llegar a Boca, Borruto es de Independiente y Alemany se formó en Juvencia de Tapiales antes de jugar en River, Boca y San Lorenzo. Además, cuando era futbolista, antes de pasarse a entrenador, Lucuix jugó en River.

Esa combinación entre clubes grandes y del ascenso pero también de barrio, sin participación en el torneo de AFA de once futbolistas, no sólo funciona como tejido social invisible: en futsal permite llegar a lo más alto de América y del mundo.