Boca se convirtió en el líder –en el ganador– del torneo en la 13ª fecha. Nunca más bajó de ese pedestal. Ocurrió hace más de siete meses después del 4 a 2 ante River en el Monumental, su función más maravillosa en el camino al título. En el fondo, estaban Alexis Werner, Gino Peruzzi, Santiago Vergini, Juan Insaurralde y Frank Fabra. Arriba relució Carlos Tevez y ese derechazo que colgó al ángulo del arco de Augusto Batalla. Ninguno de esos seis nombres apareció en el equipo en la recta final del campeonato. Cuatro de ellos perdieron su lugar ante River: quedaron lapidados por el 1-3 en La Bombonera, acaso el momento más bajo del campeón, de la primera coronación de Guillermo Barros Schelotto en el banco de Boca. 

La caída ante River fue un cachetazo. Un golpe que lo llenó de interrogantes. Que lo mostró partido en dos como no había pasado en el torneo. Una crisis que Guillermo supo surfear. Y algo más: salió por arriba y mejorado en el trance más adverso. Logró encastrar esas dos piezas que parecían difíciles de amalgamar: el poderío ofensivo de Cristian Pavón, Darío Benedetto y Ricardo Centurión –capaces, desde lo individual, de rescatar triunfos– y las fragilidades defensivas –capaces, tanto en lo colectivo como en lo individual, de subir el índice de derrotas–.  

River terminó de darle forma a Boca. Se definió por oposición. Se vio empujado al cambio. Emergió aquello que Guillermo Barros Schelotto imaginó durante la pretemporada: un equipo para rellenar la fuga de Tevez, el ídolo seducido por el fútbol de China. La caída en el clásico, después de todo, trajo una solución. Fernando Gago ya no fue el cinco. Se corrió a un costado y le dio lugar a un nombre clave para que Boca se alejara de todos en los últimos metros: Wilmar Barrios que hasta el regreso del fútbol, en marzo, había jugado solo 34 minutos. Menos que un tiempo. Barrios, que nació en Cartagena de Indias hace 23 años, será uno de los más ovacionados cuando hoy le cuelguen la medalla de campeón en la fiesta ante Unión, en La Bombonera.  

Hay razones para los que describen como edulcorado al título del equipo diseñado por Guillermo Barros Schelotto. El campeón sacude al fútbol argentino por completo: no precisó un gran funcionamiento para ganarlo. Ni siquiera en un torneo largo. Entre la medianía de los demás, Boca supo cómo festejar. El problema es del resto.

La Copa y la permanencia, en 90 minutos

Entre Aldosivi, Temperley, Olimpo y Huracán pelearán mañana, desde las 20:15, por escaparle al último descenso que resta definirse en el torneo de Primera. En Mar del Plata, jugarán el Tiburón y los de Bahía Blanca, mientras que el Globo recibe a Belgrano y el Celeste visita a Vélez. La definición por quién jugará la Copa Libertadores del año próximo será menos prolija. Esta tarde chocan Banfield y Racing. El martes, en tanto, jugarán los otros equipos que pelean por conseguir alguno de los tres cupos que quedan disponibles, ya que Boca y River aseguraron su lugar en la Libertadores 2018. Los partidos: Estudiantes-Quilmes; Newell’s-Godoy Cruz; Independiente-Lanús; y Talleres-San Lorenzo.