La Superliga y el regreso al fútbol codificado trajo una innovación para esta temporada: todas las fechas –a excepción de las que se jugaron durante el verano– tienen programado un partido el domingo a las 11 de la mañana. «Lo coordinamos con la AFA para pensar en el exterior y tener un horario donde todos los equipos, del menor al mayor, jueguen una vez», explicó Felipe McGough, vicepresidente de Programación y Producción de Fox Sports, antes de que arranque el torneo. En la Liga de España, el modelo de negocios que se tomó en Argentina, también se juega en ese horario. En Italia e Inglaterra, en tanto, se juega a partir del mediodía.

El partido mañanero de cada fecha no sólo es particular para los espectadores porque la luminosidad de las canchas es distinta o porque los rituales –sin choripán ni previa– sean otros. Además, modifica el comportamiento dentro del campo de juego. En los diez partidos que se jugaron en ese horario en la Superliga el promedio de gol es de 2,90. Significativamente más alto que el de 2,21 que tiene el torneo en general. Y en los últimos cinco partidos (Chacarita 1-Independiente 2; Newell’s 2-Chacarita 1; Temperley 1-Defensa y Justicia 4; Racing 5-Patronato 0; Defensa y Justicia 1-River 3) el promedio subió: fue de cuatro goles por partido.

Al margen del chiste fácil de que los arqueros están dormidos en ese horario, o de que algún delantero todavía arrastra el humor de la trasnoche, parece difícil explicar por qué a la mañana aparecen más goles. «El rendimiento físico suele ser mayor por la tarde, así que no tendría una explicación obvia –dice el biólogo Diego Golombek, especialista en cronobiología, la ciencia que estudia los ritmos biológicos–. Como el rendimiento físico sigue los cambios diarios de temperatura, tiene su pico por la tarde. Por eso, los récords olímpicos se suelen dar hacia la tardecita. Los horarios más nocturnos siguen un patrón fijado por la televisación más que por el rendimiento físico».

El partido tempranero como modalidad se estrenó a partir de esta temporada. Pero en los ’90 y en la primera década de este siglo las 11 de la mañana era el horario pedido por la seguridad para jugar algunos clásicos que quedaron en la memoria. No sólo por la rareza del reloj sino por la cantidad de goles que hubo. Algunos ejemplos: Boca 3-San Lorenzo 4, en 1993; Boca 6-Racing 0, en 1994; Boca 5-Independiente 3, en 2001; Boca 3-Racing 4, en 2002; Independiente 1-Racing 3, en 2004; e Independiente 4-Racing 0, en 2005.

En la primavera de 2002 Mariano González tenía 21 años. En el arco que da al Riachuelo convirtió el cuarto gol para el triunfo de Racing. Fue su presentación en sociedad. «Claro que me acuerdo de esa mañana. Para mí es un lindo horario, es la hora a la que normalmente se entrena. Y el cuerpo se acostumbra. Creo que el peor horario es el de la tarde, porque también estamos habituados a la siesta», afirma el actual jugador de Colón de Santa Fe. 

En los 90 los domingos a las 11 de la mañana se jugaba el partido central de la fecha de la B Nacional, en un horario asignado por América TV, dueña de los derechos en ese entonces. Alguna vez Silvio «Tweety» Carrario contó que le era difícil concentrarse porque el hambre del mediodía y el olor que largaban las parrillas encendidas en las tribunas se volvían un combo imposible de gambetear. 

En la previa de un clásico entre Huracán y San Lorenzo en 2009, Ángel Cappa definió a este horario como «adecuado para el café con leche pero no para un partido de fútbol». Pero los goles parecen aparecer más por la mañana. «Puede ser, también, que los jugadores jueguen más desinhibidos porque los está mirando menos gente, reforzando la teoría del ‘miedo escénico’ de la que hablaba Valdano. O tal vez –afirma el periodista uruguayo Sebastián Chittadini, autor del libro Que vuelva la Celeste de antes– tiene que ver con la vuelta al potrero de la infancia. Se ha dicho también que jugar en la mañana significa una especie de vuelta a los partidos de inferiores, que se juegan en esos horarios. Esto vendría a ratificar aquello de que la infancia es la patria del hombre y las inferiores, la del futbolista».

El cambio de las rutinas futboleras no se da sólo para los televidentes o los hinchas que se acercan a la cancha. Para los planteles de fútbol también es un cambio en los cronogramas de las concentraciones. Patronato es, junto a Defensa y Justicia y Chacarita, el equipo que más jugó por la mañana. «Ni me hablés de eso del promedio de gol que lo levantamos nosotros, con los cinco goles que nos hizo Racing», dice Juan Pablo Pumpido, el entrenador del equipo entrerriano. Y sigue: «No estoy en contra del nuevo horario, pero la verdad es que complica. De visitante, nos modifica la logística del viaje. Tenemos que viajar un día antes. Hacemos dos noches en la ciudad donde jugamos. Y tenemos que buscar lugar de entrenamiento para el sábado. Y el día del partido no es lo mismo levantarse para jugar un partido que para entrenar».

Esta mañana, en el Bajo Flores, se enfrentan San Lorenzo y Godoy Cruz, el escolta y el cuarto del campeonato. Ponen en juego la clasificación a la Copa Libertadores 2019. Por cómo llegan ambos equipos, un viejo relator diría que hay promesa de buen fútbol en el Nuevo Gasómetro. Y si se mira el reloj también de muchos goles.

Actualización

El horario matutino no le cayó bien a San Lorenzo, pero se mantuvo la tónica de muchos goles al mediodía: Godoy Cruz ganó 5-0 en el Nuevo Gasómetro.