Carlos Giménez tiene 26 años, trabaja en un gimnasio, estudia el profesorado de Educación Física en el Instituto Romero Brest de Núñez y es lanzador de la Selección Argentina. O, como indica su perfil en Twitter, es «side pitch». El sueño de ser beisbolista nació en Venezuela. Él también. Es uno de los jugadores nacidos en ese país que nutren al seleccionado argentino en un deporte con más relevancia en las tierras de Bolívar que en el Río de la Plata. También participan en Los Gauchos, como se denomina la selección argentina de béisbol, otros seis venezolanos: José Mendoza, Yaferson López, Juan Mujica, William Montes, Luis Jiménez y Samuel Hidalgo.

«Llegué a Argentina hace ocho años. Vivía en Venezuela y jugaba al béisbol allí. No sabía mucho del béisbol de Argentina hasta que conocí la Liga Metropolitana y me fui empapando con la selección. Hay jugadores muy buenos, es un deporte en crecimiento», indica Giménez, actual jugador de Ferro, a Tiempo.

La migración de Venezuela a Argentina es una de las más habituales de los últimos años. Según cifras del Ministerio del Interior, entre 2018 y 2021 hubo 272.000 radicaciones por parte del Estado argentino a personas de esa procedencia. Una de las consecuencias es que, como en Venezuela el béisbol es el deporte más importante, los migrantes pasaron a desarrollar ese deporte en nuestro país. “El béisbol allá es como el fútbol en Argentina: muchos jugadores, mucho nivel. Llegar al nivel profesional es difícil”, comenta Giménez.

Esta situación, no obstante, es bastante reciente: Giménez fue el primer venezolano en debutar en Los Gauchos, y lo hizo en el Sudamericano de Lima, en julio de este año. Considera que esto llegó para quedarse: “Hay muchísimos jugadores venezolanos en la Liga Metropolitana, en la de Córdoba, en la de Salta. Eso suma, no solo por nivel, sino por masividad de jugadores”. El lanzador indica, además, que hay un aporte cultural. “Vivimos el partido de manera distinta. No quiere decir que el argentino lo viva mal o bien, pero es diferente. Nosotros vamos a jugar y llevamos a la familia el domingo, es un plan el partido de béisbol”.

El seleccionado argentino jugó en octubre el clasificatorio al World Baseball Classic y se despidió con un récord de 2-2, luego de vencer a Pakistán (7 a 4) y a Nueva Zelanda (4 a 1), y de caer ante Panamá (11 a 0) y Nicaragua (5 a 4). Tres días antes del certamen vivió una situación particular con algunos de los jugadores de origen venezolano: Giménez y Mendoza estuvieron presentes pero López, Mujica, Montes, Jiménez e Hidalgo no pudieron jugar.

«No les autorizaron la visa a los otros jugadores. Fue mal manejado por la embajada panameña y también por su Federación. Nos quedamos sin esos refuerzos para el equipo», comenta Gabriel Sansó, técnico salteño del seleccionado nacional, quien agrega que el valor de esos jugadores es sustancial: «Le dan un salto de calidad al equipo ya que son experimentados y han jugado en el extranjero. Potencian nuestras ligas locales y son importantes para la Selección».

Rolando Arnedo es el manager principal del seleccionado argentino. También salteño, surgió del club Popeye de esa provincia y tuvo una extensa carrera con la Selección mayor, lugar al que llegó a los 16 años. Actualmente vive en Estados Unidos y es parte del equipo técnico de los Arizona Diamondbacks (Grandes Ligas de USA). Sostiene, en diálogo con Tiempo, lo siguiente: «Los jugadores venezolanos nos dan un toque de jerarquía. En esta oportunidad solo pudimos tener a Mendoza y a Carlos Giménez. Estamos muy contentos con su trabajo. Mendoza es un abridor, un relevo largo. Mostró mucho coraje y corazón. Giménez es un relevo muy interesante, muy trabajable por su ángulo del brazo».

Además, el manager indica que hay técnicas que estos jugadores potencian más que el resto. Al menos por ahora. «En el pitcheo (lanzamiento) no es tan fácil desarrollar esos brazos de calidad o esa velocidad por ahora en nuestro país. Hay que aprovechar a estos jugadores porque nos ayudan a competir».

Arnedo considera, además, que el aporte no es solo en el juego de hoy, sino hacia el futuro. «Les veo futuro a los chicos venezolanos. Tenemos de todas las edades. Tienen en sus genes las habilidades beisbolísticas, transmitidas a través de su cultura. Esperemos tener la estructura para desarrollar a esos chicos y ayudarlos a seguir compitiendo. Es un aporte bienvenido porque enriquece nuestro deporte. Va a elevar la vara de los nuestros porque, cuando uno juega con jugadores que son mejores, siempre trata de ser mejor. En otros años la vara se niveló para abajo y era fácil estar en la Selección argentina. No había mucha cantidad. Ahora, mientras más jugadores haya elegibles, cada uno tendrá que mantenerse en un nivel más alto para estar y se van a esforzar para eso. Todo es positivo».

Giménez  entiende que, puertas adentro, no hay diferencias. «Cuando estás en un equipo no hay nacionalidades. Somos un equipo. No hay discriminación por donde naciste». El pitcher comenta que no sería fácil si alguna vez tuviera que enfrentar a su país de origen, pero que el profesionalismo vale más. «Nací en Venezuela y amo mi país. Pero, en ese caso, voy con todo a ganar. Al fin y al cabo esto es un juego», dice.

Sin embargo, entre risas, admite que hay pasiones que no cambian nunca.

–No te voy a preguntar qué pensás si ves un partido de fútbol Argentina-Venezuela.

–Eso ya es otra cosa. «