“No hemos ganado nada -dijo el miércoles Nasser Al-Khelaïfi en la conferencia de prensa-. Esto es solo el comienzo”. A su lado, lo escuchaba Lionel Messi. París Saint-Germain, el club adquirido por Qatar en 2011, presidido por Al-Khelaïfi, no ganó “nada”: apenas siete de las últimas nueve Ligue 1, la primera división del fútbol francés, el torneo que le dio la bienvenida a Messi. “La seguí -dijo Messi- porque tengo amigos en el PSG. La liga francesa ha crecido mucho en los últimos años y eso la hace más competitiva. Los otros quieren ganarle al París”. El primer partido que Messi podrá jugar en un Parque de los Príncipes desbordado de hinchas será el 12 de septiembre, quinta fecha de la Ligue 1. Luego de las Eliminatorias con la Selección, PSG se medirá ante Clermont, debutante en primera. PSG vale 993 millones de euros. Clermont, último en la tabla de cotizaciones, 24. La Ligue 1 es otro de los torneos que año tras año aumenta la brecha.

A pesar de la falta de competitividad, el campeón vigente es Lille. PSG intentará retomar la senda de títulos que abrió en la temporada 2012/2013, interrumpida también por el Mónaco en la 2016/2017. “Cuando jugaba, la liga era bastante buena. Ahora, es muy buena. Messi se va a encontrar con un alto nivel y él le hará mejor al fútbol francés”, dice Delio Onnis, el delantero ítalo-argentino que debutó en Almagro en 1966 y que entre 1971 y 1986 metió 299 goles en la Ligue 1, lo que aún lo sitúa como el máximo goleador histórico. “Cuando jugaba -agrega Onnis- había un poquito más de espacios. Ahora es más táctico y, sobre todo, más físico”. Georges Quirino, periodista francés en Argentina de SO FOOT.com y L’Équipe, acepta: “No hay muchos equipos que jueguen a la pelota. Un poco el Marsella de Sampaoli y el año pasado el Lille de Galtier, con jugadores jóvenes y una idea ofensiva. Ahora Galtier pasó al Niza. El Mónaco de Niko Kovač es otro. La mayoría, cuando enfrenta al París, se meten todos atrás. Por eso a veces Mbappé tiene problemas para jugar en los espacios y a Neymar, que gambetea un montón, le pegan. Con eso se encontrará Messi. En España, hay muchos más equipos que juegan a la pelota”.

Foto: Geoffroy Van Der Hasselt / AFP

Además de Messi, en PSG juegan Leandro Paredes, Ángel Di María y Mauro Icardi. Los otros argentinos en la Ligue 1 son el arquero Walter Benítez (Niza), los defensores Leonardo Balerdi (Marsella) y Facundo Medina (Lens) y el delantero Darío Benedetto (Marsella). Y además de Mauricio Pochettino, DT de PSG, Sampaoli, entrenador de la Selección en Rusia 2018, dirige a Marsella, el club de la ciudad más futbolera de Francia, que odia a París. La historia de Messi en la Ligue 1 necesitaba un villano. “Ya había mucha diferencia entre el PSG y el resto -dijo Sampaoli-. La llegada de Leo es muy buena para la Ligue 1. Pero que incorporen al mejor del mundo aumenta la diferencia entre los equipos y nos aleja de la justicia. El poder se volvió más fuerte que la justicia”. PSG visitará el Stade Vélodrome de Marsella el 24 de octubre, fecha 11 de la Ligue 1.

En términos de ingresos, la liga de Francia es la peor entre las cinco top de Europa. En 2020, fue la única que dio por terminado el torneo, diez fechas antes de la finalización, amparada en el parate por el coronavirus. La decisión provocó que Mediapro, empresa catalana que era dueña de una parte de los derechos televisivos, rompiera el contrato, que incluía la transmisión de ocho partidos por fecha. En julio pasado, Amazon se los adjudicó a cambio de 250 millones de euros por temporada, muy a la baja, en una licitación sin Canal+ ni beIN Sports, en conflicto con la Ligue 1 por los dos partidos que tienen por fecha, por los que pagan más, 332 millones de euros por año. BeIN es la cadena qatarí de los dueños de PSG, beneficiado por la Ligue 1 con la suspensión del Fair Play financiero hasta 2024. La Ligue 1 celebró la llegada de Messi. A tal punto, que aceptó que se infrigiera el reglamento: los números 1, 16 y 30 son reservados a los arqueros. Pero Messi, se sabe, eligió el 30.