«Y también mandarle un saludo al gobierno, que ojála no nos cobre los medidores a la gente pobre de todo Chile porque no tiene el dinero para hacerlo –dice la figura del partido, todavía con la transpiración en la frente, y se incluye en ese ‘nos’–. Creo que es un robo: 40 lucas para un ‘tatita’ que vive solo y gana su pensión de 100 lucas, que es una miseria, es sobrepasarse de los niveles de poder que hay en este país. Ojála el gobierno de Piñera piense en el tema». El que habla ante la cámara es Nicolás Maturana, mediocampista de Universidad de Concepción, un club de Chile, donde un «tatita» es un abuelo. Y lo dice después de ser elegido la figura del partido por la TV oficial y privada ante Antofagasta, el 25 de marzo pasado, por la tercera fecha de la Primera División. Le habla en la cara a Sebastián Piñera, presidente de Chile, cuyo gobierno cobra el cambio obligatorio de los medidores de electricidad.

Maturana –25 años, siete clubes chilenos en su trayectoria, experiencias en Alcoyano de España y Necaxa de México– debutó en 2011 en Universidad de Chile con Jorge Sampaoli como entrenador. Sufrió maltrato infantil de su padrastro y se crió en un hogar de niños en la región metropolitana de Santiago. Llegó a la selección en 2016 y ahora juega la Copa Libertadores con Universidad de Concepción. Mario Salas, actual técnico de Colo Colo, lo citó al Mundial Sub 20 de Turquía 2013. Después de escucharlo, Salas dijo que había sido consecuente con su forma de ser. «Soy una persona tranquila, pero informada acerca de lo que pasa socialmente, y aún así hay muchas cosas que no manejo –se presenta Maturana–. Siempre dije lo que pensaba. Lo que pasó ahora es que soy una persona pública y las digo por televisión para que la gente se dé cuenta de que todo lo que las empresas ganan es gracias a nosotros».

–¿Los futbolistas dicen lo que piensan?

–No tengo idea, ni me molesta que no lo hagan. Cada uno puede decir lo que piensa y lo que cree que es correcto. Y si lo quiere decir, bienvenido sea. Cada uno sabe lo que tiene que hacer social y personalmente para ayudar a los que más lo necesitan.

–¿Pensás que se olvidan de los orígenes?

–No creo. A veces hay miedo de decir algo, de que te crucifiquen sólo por decir algo de alguien tan poderoso como el gobierno o como las empresas que manejan el país. Hay un cierto grado de miedo de lo que puede pasarle a la persona que habla, porque la política también está metida en el fútbol y a veces es un arma de doble filo. Es más para no tener problemas. Pero no: nadie se olvida de los orígenes, y menos los futbolistas. Lo he visto en muchos casos, como Alexis Sánchez, por nombrarte una figura de Chile, que ayudó a su club de barrio.

–¿Vos no tuviste ese miedo?

–Cuando uno dice las cosas con respeto, bien, y es sincero, no pasa nada.

Las palabras de Maturana, además de visibilizar la pelea por los nuevos medidores de consumo que producirán un tarifazo en los hogares chilenos, generó nuevas voces. El presidente del área de fútbol de la Universidad de Concepción, Mario Rodríguez, aseguró que las declaraciones del futbolista «no fueron en el momento adecuado». A Rodríguez le contestó el Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup): «Los futbolistas somos actores sociales e intentamos estar a la altura del espectáculo deportivo. Hacer crítica social, aportar, debatir, debería ser tarea de todos». Durante la campaña presidencial de Brasil, el año pasado, la posición pública de los jugadores fue notoria: desde figuras como Ronaldinho o Juninho Pernambucano hasta el equipo completo de Atlético Paranaense, que en octubre salió a la cancha a jugar ante São Paulo con una camiseta amarilla en apoyo a Jair Bolsonaro.

En Argentina no parece una práctica habitual. Nahuel Guzmán, arquero de Tigres de México y parte de la Selección en el último Mundial, nunca escondió sus posturas políticas. Atajó alguna vez con el pañuelo de las Madres de Plaza de Mayo en el pecho de su buzo de arquero y en sus redes sociales suele dar sus opiniones de la realidad. En referencia a la actitud de Maturana, Guzmán dice: «Ojalá hubiera más jugadores así. Tal vez sea el miedo, o la preocupación de lo que puede generar pero la verdad es que no nos metemos». Y agrega: «Nosotros podemos ayudar a cambiar la realidad directa de nuestras familias o amigos, pero no nos involucramos en otras cosas, no salimos del papel de futbolista. En momentos como estos, a veces puede ser necesario que un futbolista, o un artista, salga a dar su mirada política porque llega a otro público».

Maturana pasó su infancia en el Sename, un servicio para niños carenciados de Chile. Esos son sus orígenes, los que dice no olvidar y le dan orgullo: «Yo salí de ahí, de la Aldea Mis Amigos. Ahora el gobierno también les paga menos a los trabajadores de los hogares de menores, y otros cerraron. Mucha gente que defiende al gobierno no se da cuenta de que los únicos que se llenan los bolsillos son los empresarios y los parlamentarios. El dinero se va para los militares, para los carabineros, y a veces no es tanto invertir ahí, también hay que pensar en los niños y en los hospitales».