Pep Guardiola es el entrenador insignia del siglo XXI, el Maradona de los técnicos del fútbol moderno. Cuando promediaba la actual temporada de la Premier League, en la previa del partido de su Manchester City ante el Tottenham, Guardiola aseguró: «Si fuera un joven que quiere hacerse entrenador, vería al Tottenham y me diría que quiero jugar como ellos». El técnico de los Spurs es el argentino Mauricio Pochettino, junto a Mauricio Pellegrino, en el Southampton, y a Diego Simeone, en el Atlético de Madrid, son las caras más visibles y representativas de un fenómeno que crece año tras año: el éxito de los entrenadores nacionales a lo largo y ancho del mapamundi futbolero. Ambos están entre los diez mejores contratos dentro de su tarea. Sólo Guardiola y José Mourinho embolsan más dinero que Simeone al sentarse en el banco a dirigir mientras que Pochettino tiene sólo ocho nombres por delante. 

Según el informe presentado por la web Futbolistas Argentinos por el Mundo (AXEM) a fines de noviembre, 107 técnicos argentinos entrenaban en los cinco continentes, lejos de las fronteras nacionales: 17 en América del Norte, 21 en Centroamérica, 69 en Sudamérica, tres en África, 12 en Asia y seis en Oceanía. No es sólo un dato cuantitativo. Un DT argentino parece ser garantía de calidad. Están presentes en las grandes ligas y también en las otras. Tal vez, aquella muletilla de que Argentina es un país con 40 millones de entrenadores no sea tan errada. En el próximo Mundial, además de Jorge Sampaoli habrá otros cuatro técnicos criollos: Héctor Cuper (Egipto), Juan Antonio Pizzi (Arabia Saudita), Ricardo Gareca (Perú) y José Néstor Pekerman (Colombia). Ningún otro país aportará más conductores en Rusia 2018. No son los únicos nombres importantes que aparecen en el mainstream futbolero. Desparramados por el mundo, hay 252 lugares en distintos cuerpos técnicos ocupados por al menos un argentino. 

Donde más fuerte pisan los entrenadores nacionales es en el propio continente. En Chile, el último campeón es Colo-Colo, dirigido por Pablo Guede. En Colombia, dio la vuelta el Millonarios de Miguel Russo y Jorge Almirón, subcampeón de la Copa Libertadores con Lanús, acaba de firmar en Atlético Nacional de Medellín después de ser inhabilitado para dirigir a Las Palmas de España. 

El ex Racing Gustavo Costas ahora dirige al Al Fayha de Arabia Saudita pero supo conquistar América: fue campeón en Perú (Alianza Lima), Colombia (Independiente Santa Fe), Paraguay (Cerro Porteño) y Ecuador (Barcelona de Guayaquil). En la madrugada árabe, intenta explicar por qué a los argentinos se les abren las puertas fuera de su tierra: «El argentino se adapta rápidamente a las culturas, al jugador, a la idiosincrasia de otro país. Sobre todo en Sudamérica, hubo muchos técnicos argentinos que salieron campeones en distintos países y le fueron abriendo espacio a los otros. Van contagiando. El trato y la manera de trabajar es particular: tenemos más feeling, más llegada con el jugador y ahí sacamos una ventaja grande».

Si bien hubo otras experiencias de entrenadores argentinos en Europa, desde Helenio Herrera hasta Juan Carlos Lorenzo, pasando por César Luis Menotti, Carlos Bilardo, Alfio Basile y Carlos Bianchi, acaso Marcelo Bielsa fue el embajador que logró acelerar el ingreso de sus compatriotas a Europa. Sus últimas tres experiencias ocurrieron en el Viejo Continente pese a que le cayeron –y todavía le caen– ofertas de todo el mundo. Todavía es difícil medir el impacto de la floja campaña y el tumultuoso despido del Lille de Francia, un proceso que aún sigue abierto y en plena disputa laboral entre las partes. Lo que sí está claro es el motivo por el que buscan al rosarino. «Ofrece un salto de jerarquía por ser exigente, trabajólico y obsesivo», describe Luis Urrutia O’Nell, alias Chomsky, reconocido periodista de Chile que siguió de cerca la estancia de Bielsa en la Selección a la que instaló otra vez en el mundo y sembró el camino para que luego otros argentinos –Sampaoli y Pizzi– la condujeran hacia los títulos de las últimas dos Copa América.

Hay al menos una característica que convoca a Pochettino, Mauricio Pellegrino, Eduardo Berizzo y Simeone, los entrenadores argentinos en la Premier League y la Liga de España: todos fueron dirigidos por Bielsa. Todos, alguna vez, lo elogiaron como entrenador. Echado el viernes por Sevilla por «una mala racha», pese a que le quedaban dos años de contrato y a que lucha contra un cáncer de próstata, Berizzo incluso formó parte del cuerpo técnico de Bielsa hasta que se emancipó del Loco en 2010. Berizzo se ganó su oportunidad para dirigir en Chile, una tierra fértil para los técnicos criollos. Costas sostiene: «El haberte formado en el fútbol argentino te ayuda mucho. Tenemos otra mentalidad, somos más trabajadores y más ganadores». 

Pochettino y Simeone están entre los doce nominados al entrenador de la FIFA 2017. Nunca un argentino ganó el reconocimiento. Sería la expresión más clara de un fenómeno en plena expansión. «