Un simpatizante de Gimnasia, César Regueiro, de 57 años, murió esta noche de un infarto en medio de los incidentes que determinaron la suspensión del partido Gimnasia-Boca. La víctima fatal se llamaba César Regueiro -apodado Lolo, empleado de la Municipalidad de La Plata, con pasado como jugador del club en divisiones inferiores y reconocido como un habitué del estadio del «Lobo»- se descompensó adentro del estadio y falleció mientras era trasladado al hospital San Martín.

La muerte fue confirmada por el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, en TN. Recién llegado en helicóptero a La Plata -más de una hora después de los incidentes-, el funcionario aseguró que «intentaron reanimarlo, pero falleció». Según reportes, además de la víctima fatal, hubo más de 100 heridos.

Gimnasia-Boca sólo llegaron a jugar 9 minutos hasta que los gases lacrimógenos lanzados por la policía bonaerense invadieron el estadio Juan Carlos Zerrillos, mientras las detonaciones de balas de goma se escuchaban de fondo. El público, despavorido, debió ingresar al césped para escaparse del caos, mientras las inmediaciones de la cancha eran escenario de enfrentamientos entre los hinchas y efectivos de seguridad. Imágenes de televisión y de redes sociales comprueban cómo policías dispararon desde centímetros de distancia al cuerpo de los espectadores.

Los incidentes comenzaron cuando, con el estadio lleno incluso varios minutos antes de que comenzara el partido, un grupo de hinchas locales (los de Boca no estaban permitidos) con entradas en la mano quisieron ingresar a las tribunas ya colmadas. La dirigencia de Gimnasia deberá demostrar que no fue responsable por sobreventa.

De inmediato, ante el desborde, la Policía comenzó una represión que público experto en eventos deportivos no recuerda en los últimos tiempos: fueron largos minutos de gases lacrimógenos, balazos y palazos, a pie o sobre los caballos. Para peor, los hinchas que querían salir del estadio no podían porque las puertas estaban cerradas para evitar el ingreso de los hinchas que estaban afuera. La cancha se convirtió entonces en una trampa mortal.

«No tenían la llave de las puertas. Las tuvimos que romper. Nos estábamos ahogando y no nos abrían las puertas. El Intendente del Bosque, el Presidente y toda la CD se tiene que ir ya. El peor plan de evacuación de la historia», escribió un hincha, Guillermo Ibarra.

«Eso hablaba con mi viejo mientras veíamos lo sucedido. La gente ahogándose en las gradas y haciendo bulto sin poder salir. No tenían evacuación. Horrible», agregó Carlos, otro simpatizante de Gimnasia.

El partido, válido por la jornada 23 de la Liga Profesional, fue suspendido y aún no tiene fecha de reanudación. Una de las especulaciones apuntaba a que continuaría a puertas cerradas. Con la inminencia del Mundial, no hay muchas fechas disponibles.

Mientras para muchos no pasó por alto que el martes cambió el jefe policial de La Plata (asumió Sebastián Perea), Berni se apresuró a responsabilizar a Gimnasia. “Se venden entradas de más y después no hay lugar en los estadios y tenemos que hacernos cargo nosotros de semejante irresponsabilidad. A primera vista lo que sucedió es que venden entradas de más y nadie se hace cargo», dijo el funcionario, y agregó, siempre en declaraciones a TN: «La policía no debería hacerse cargo (….). No tenga ninguna duda de que la responsabilidad es de quien organiza el evento”.

Aunque los hinchas (y las imágenes lo comprueban) hablan de una brutal represión, el presidente de Gimnasia, Gabriel Pellegino, también quedó en el centro de las responsabilidades: el club habría vendido (sin contar los socios, que entran sin pagar localidades) 14.000 entradas, una cifra que, según los especialistas, habría provocado el colapso.

Entre las decenas de heridos figura un camarógrafo de TyC Sports, Fernando Rivero, con tres balazos de goma en el pecho. En las imágenes se advierte que fue atacado desde tres metros de distancia. Reportes desde La Plata aseguraban que, ya largos minutos después del partido, menores de edad estaban perdidos, sin poder encontrar a sus padres. Desde la Voz del Estadio se mencionaban los nombres de chicos de 12 años que intentaban reubicar a su papás.

Ya sin detonaciones de fondo, pero con los gases lacrimógenos aún invadiendo la atmósfera, el desastre no fue mayor porque los hinchas de Gimnasia mantuvieron la calma. Los jugadores también colaboraron, incluso los visitantes: se vio cómo Marcos Rojo, con pasado en Estudiantes, lanzó botellas de agua a los hinchas para que se pudieran hidratar en medio del caos. La ausencia de wifi en el estadio y la saturación de las líneas telefónicas aumentaron la desesperación de los hinchas y de los familiares.

Ya con la suspensión oficial, y con cientos de hinchas dentro del campo de juego, la AFA publicó un tuit en el que «repudia enérgicamente los hechos de público conocimiento acontecidos hoy en las inmediaciones del estadio de Gimnasia y expresa su compromiso de continuar trabajando para erradicar esta clase de episodios que empañan la fiesta del fútbol».

Además de la reanudación del partido, la AFA también deberá resolver si le quita puntos o no al club platense, que pelea el título contra Atlético Tucumán, Racing y, justamente, Boca, el gran favorito a ser campeón. En el último Luján-Alem, el partido se siguió jugando los 75 minutos restantes y ambos equipos fueron sancionados con la quita de tres puntos.

Gimnasia-Boca, en esos 9 minutos, iban 0-0.