Las secuencias parecen extraídas de una película bizarra. De esas donde la realidad choca con el absurdo en una marea de situaciones que llevan a la risa antes que al llanto ante lo inverosímil de que sea posible. Pero, por desgracia, la situación es totalmente inversa: no hay película bizarra ni situaciones que den risa, sino todo lo contrario. La Pista Nacional de Remo, en Tigre, es un basural a cielo abierto en la que los atletas no sólo no entrenan en condiciones ideales desde lo deportivo sino que, además, ponen en riesgo su salud. Y ante esta situación de abandono generalizado, fueron los propios deportistas los que se decidieron a tomar las riendas en una situación por demás compleja a la hora de entrenar.

“El detonante fue cuando uno de los chicos que se estaba preparando para los Juegos Olímpicos estaba entrenando y se chocó contra un colchón que estaba en el medio de la pista de remo, ahí dijimos que esto no podía seguir y nos unimos para ver qué podíamos hacer”, reconoce Ariel Suárez, quien obtuvo dos medallas de oro en los Panamericanos de Guadalajara en 2011 y alcanzó el cuarto lugar y obtuvo un diploma olímpico junto a su compañero Cristian Rosso en los Juegos de Londres 2012.

La situación que resalta Suárez es una de las tantas que viven los remeros argentinos en la Pista Nacional. Él, junto a María Laura Abalo -ganadora de dos medallas de Oro en los Panamericanos de Guadalajara, entre otras medallas- decidieron ir más allá de su simple rol de deportistas. Se pusieron en campaña para concientizar a la sociedad, pero también para que las autoridades, de una vez por todas, pongan en condiciones un lugar fundamental para la práctica de este deporte.

Por eso, en una campaña inédita, los deportistas lanzarán un spot con la idea de difundir un problema que los está afectando directamente. Sólo por amor al remo. “Sí, estoy metida en este lindo quilombo”, le admite Abalo a Tiempo Argentino con su habitual buen humor. “Armamos un spot a pulmón, vendimos rifas y bonos para poder costearlo. La idea surgió con Ariel (Suárez), dos chicos más de la selección y una ONG llamada Proyectar. Queremos limpiar el río Reconquista, que es el río donde termina la Pista Nacional de Remo”, cuenta Abalo.

La idea, más allá de presupuestos, fue contar con el apoyo de otros deportistas de primer nivel, de distintas disciplinas, para que todo el mundo pueda tomar dimensión del problema en el que se encuentran los remeros argentinos. Llevaron a varios deportistas (David Nalbandian, Paula Pareto, Sebastián Crismanich, algunos integrantes de Los Leones, Germán Chiaraviglio y Walter Pérez, entre otros) para que ellos remen en las aguas del Reconquista, pero también se los hizo entrenar en sus respectivos hábitats con la misma suciedad con la que lo hacen los chicos del remo. “Quisimos que ellos vieran cómo entrenamos nosotros, pero además nos sirvió para verlos a ellos en su deporte entrenando con basura. Para nosotros, por desgracia es algo normal entrenar en el medio de la basura y no debería ser así. Y verlos a ellos en nuestra situación me impactó más”, cuenta María Laura.

La situación es tan delicada que no pasa por un costado estético o capricho de algún loco, sino que los deportistas están poniendo en juego su salud. La Pista Nacional es casi ideal, con 6 kilómetros de recta, sin lanchas que provoquen oleajes, aunque con una muy mala calidad del agua. El Reconquista es un río muy largo, que pasa por un cordón industrial y zonas de casas humildes construidas a la vera del mismo. El desecho es el principal contaminante del agua, que actualmente tiene una calidad paupérrima.

“Una vez, Ariel (Suárez) tuvo una infección por la que estuvo internado y no se sabía qué era hasta que se confirmó que era una bacteria que le estaba comiendo el hueso de la clavícula. El agua está llena de porquerías y estamos súper expuestos. Si tenemos una lastimadura empezamos a psicopatearnos porque nos puede pasar algo”, cuenta Abalo con una mezcla de bronca y tristeza por la situación que atraviesa el equipo de remo nacional. Una circunstancia tan delicada que, por ejemplo, provocó que el equipo de canotaje ya no entrene ahí porque por el estilo de remada, sus cuerpos tienen más contacto con el agua. Es más, el Campeonato Sudamericano de la especialidad se va a realizar en Nordelta y no en la Pista por las condiciones en las que ésta se encuentra.

Pero esto no sólo afecta la salud de los deportistas, sino también el rendimiento. Una muestra de ello es lo que Abalo vivió en más de una oportunidad: “Uno no puede remar tranquilo. La última vez que me di vuelta en la pista fue porque como nosotros remamos mirando hacia atrás y no vemos qué hay delante, me enganché con una bolsa gigante de residuos y me caí al agua. Por suerte estaba mi entrenador con la lancha para ayudarme a salir porque no podía zafarme del bote. Entonces uno no rema como debería, con todo el potencial, porque está pensando en lo que puede pasar”, detalló la deportista argentina.

Además de poner en riesgo su salud y no entrenar como deberían, los remeros ponen en juego su herramienta principal: los botes. Hoy en día el equipo nacional cuenta con botes traídos de Alemania e Italia, comprados por el Enard, de última generación, pero que están en riesgo en cada salida al agua. “Como no vemos hacia adelante nos podemos llegar a chocar con cualquier cosa, hasta con una heladera por ejemplo, y si eso pasa los rompemos todo. A nivel deportivo es muy malo, chocamos con cosas que nos rompen los botes, que nos pueden lastimar a nosotros, muchas cosas que nos perjudican”, se lamenta Abalo, aunque podría ser la palabra de Suárez o de cualquier otro remero que haya entrenado al menos en una oportunidad en la Pista Nacional.

Ellos, esos que nos enorgullecen con las medallas colgadas de sus cuellos, hoy se la jugaron una vez más y volvieron a subir al podio. Al podio del compromiso. Su pedido, el del hashtag #LimpiemosElRíoReconquista, se volvió Tendencia en las Redes Sociales. Ahora sólo falta que actúen las autoridades y que les brinden un lugar digno. Lo único que quieren es entrenar como corresponde y que la gente tome conciencia ecológica. Un pedido hecho para que dejen de remar contra todo.