La noche de viernes para San Lorenzo terminó con un festejo agónico pero había comenzado con dolor. Después de que algunos miembros de la Subcomisión del Hincha y la Subcomisión de Derechos Humanos colgaran en el alambrado de la tribuna visitante una bandera que pedía “Verdad y Justicia por Santiago Maldonado” se acercaron dos efectivos policiales para pedirles que la bajen. La discusión fue subiendo de tono y el argumento de que las autoridades del club habían dado el aval no alcanzó. La bandera debió ser retirada y guardada.

Cuando Sergio Maldonado llegó al Nuevo Gasómetro para ver San Lorenzo-Patronato el pedido de Justicia por su hermano ya no estaba en el alambrado. A mediado de los 50 el abuelo de Sergio y de Santiago se instaló cerca de Avenida La Plata. Casi por casualidad el Ciclón fue uno de los clubes que más visibilizó el reclamo por la aparición de Santiago durante los días posteriores al 1 de agosto de 2017, la última vez que se lo vio con vida antes de la represión de Gendarmería en la Lof en resistencia Cushamen. A partir de esos dos antecedentes se generó una relación con la subcomisión y con parte de la dirigencia de San Lorenzo que desembocó en que Sergio y su madre Stella Maris se hicieran socios de San Lorenzo.

Ante Patronato era la tercera vez que estaban en el Bajo Flores. El club les había dado el visto bueno para que la bandera se colgara en un lugar visible, después de que la AFA no les diera autorización para que esté en el campo de juego. Las amenazas de multas económicas o de sanciones de clausura del estadio por la exhibición de banderas con contenido político pudieron más que el deseo inicial. Y, como ya había ocurrido en Junín con Sarmiento o en Villa Crespo con Atlanta, aceptaron la orden policial de bajar la bandera. Los mismos hinchas la descolgaron y la guardaron, con la ilusión de poder volver a colgarla el domingo próximo, ante Atlético Tucumán.