Sobre el mediodía de este jueves, el sitio oficial de la FIFA -nada menos- publicó que el próximo 12 de noviembre, por la tercera fecha de las Eliminatorias, se enfrentarán Argentina y Paraguay en el estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero. Un par de horas después, en el fixture aparecía un nombre mucho más familiar como sede: La Bombonera. Finalmente primó el pedido de Lionel Scaloni de no exponer a sus jugadores a sumar 2000 kilómetros más al largo recorrido que los espera entre Europa y Ezeiza, además de la excursión hasta Lima para enfrentar a Perú. Pero el intento de la AFA de cumplir con la promesa de Tapia de inaugurar el moderno y costoso estadio en el norte argentino estuvo. Y es mucho más que la sede de un partido de Selección.

Para este 2020, estaba previsto que en Santiago del Estero se jugara la Supercopa Argentina que deben definir Racing (campeón Superliga 2019) y River (Campeón Copa Argentina 2019), pero la pandemia lo pospuso. También debía ser sede de la Copa América 2020, que quedó postergada para el año próximo. Y aunque las Eliminatorias comenzaron, y el partido ante Paraguay se juegue, no se hará en el estadio más moderno del país, con capacidad para 30 mil espectadores sino en la cancha de Boca. 

De todos modos, afirmar que el coronavirus detuvo el sueño santiagueño de ser el centro del fútbol argentino sería incorrecto. En mayo de este año, cuando buena parte del país aún estaba en la fase más estricta de la cuarentena, el gobernador Gerardo Zamora dio por terminadas las obras. “Misión cumplida”, aseguró. Sólo habían pasado dos años del acto junto a Claudio “Chiqui” Tapia, cuando presentaron el proyecto, con la promesa del mandatario de AFA de ser sede del camino a Qatar 2022 y de la Copa América 2020. La construcción, costeada en unos 2000 millones de pesos, generó críticas: Santiago es de las provincias más pobres de la Argentina.  

“El estadio está perfecto. Reúne las condiciones”, fue la conclusión de Gonzalo Belloso, exdelantero de Rosario Central y actual Secretario General Adjunto y Director de Desarrollo de Conmebol después de la revisión del pasado miércoles. Más allá del visto bueno del ente sudamericano y de FIFA, la logística no permitió que la inauguración del Madre de Ciudades -Santiago del Estero fue fundada en 1553, el primer asentamiento que aún persiste desde la conquista española- sea con Lionel Messi en el césped. La candidatura para ser sede de las finales de la Copa Sudamericana 2021, 2022 o 2023 sigue en pie. 

La explicación de que la provincia norteña se vuelva central para el fútbol argentino, más allá de que el deporte es una política de estado para Zamora, que también incluye un autódromo en Termas de Río Hondo que busca una carrera de Moto GP y hasta de Fórmula 1, tiene un nombre no tan conocido para el público futbolero. Pablo Toviggino. Toviggino es la mano derecha de Tapia, el poder en las sombras de la pelota nacional. Fue el que encolumnó a todo el fútbol federal detrás de Chiqui, lo que le dio a Tapia los votos para ser presidente junto a los clubes del ascenso metropolitano. Esa tensión aún sigue vigente: se expuso el viernes pasado, con los comunicados públicos de Boca y River diferenciándose de la decisión de AFA de romper el contrato de TV con Disney. 

El crecimiento del fútbol santiagueño no se da sólo con infraestructura: Central Córdoba juega en Primera y Mitre en el Nacional. Desde la llegada de Tapia, las ligas del ascenso en Argentina tuvieron distintos escándalos arbitrales en sus resoluciones. Algunos dirigentes aseguran que para explicar esos fallos hay que mirar a la madre de todas las ciudades argentinas. 

Entre las múltiples particularidades que tiene Toviggino, hay dos que lo marcan como dirigente de fútbol: no tiene un club de referencia y ni siquiera es un futbolero de ley, porque su verdadera pasión son los caballos. Es un personaje vidrioso, ligado a la equitación, dueño de campos y con un hábil manejo de la rosca: el Consejo Federal de Fútbol maneja nada menos que unas 220 ligas y unos 3500 clubes. Incluso se presentó como querellante ante Ramos Padilla por la causa D’Alessio, tras asegurar que fue víctima de espionaje ilegal. De buena relación con Sergio Massa, no tiene el mejor vínculo con Alberto Fernández. La conflictiva sucesión del sillón de Julio Grondona puso a Toviggino en la vereda de enfrente de Matías Lammens y de Marcelo Tinelli, dos hombres en quienes confía el presidente de la Nación, quien además escucha a su amigo Luis Segura, ex presidente de AFA y de Argentinos, quien no guarda un buen recuerdo de Tapia ni de Toviggino. Todos esos caminos tiene hoy el mapa de poder del fútbol argentino, a una semana de que la pelota vuelva a rodar después de siete meses en suelo nacional. Acaso se de ahí la inauguración del nuevo estadio único, cuando Central Córdoba reciba a Independiente por la primera fecha de la nueva Liga Profesional de Fútbol.