Menos de un mes después de que el Ministerio de Seguridad de la Nación anunciara el programa Tribuna Segura y su intención de “terminar con las barras bravas en el fútbol argentino”, un partido de fútbol se suspende con cinco días de anticipación para evitar un cruce por la interna de la barra. Se trata de Racing-Gimnasia La Plata, que iban a jugar el domingo próximo en Mar del Plata, por los octavos de final de la Copa Argentina. 

Como el sábado pasado, cuando la Academia hizo de local en el Cilindro ante Patronato por la quinta fecha del torneo, hubo una balacera de 15 tiros dos horas antes de que arranque el partido, la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) pidió que el juego del próximo domingo no es realice en la ciudad costera porque era “imposible custodiar los 800 kilómetros de ida y vuelta en los que se trasladará la barra brava”, según indicó Juan Manuel Lugones, el titular de la Aprevide. Un mes atrás, también, el propio Lugones había iniciado una campaña para que el público visitante volviera a aparecer en las tribunas de la Provincia de Buenos Aires. La realidad en las canchas parece ser muy distinta a la que imaginaba.

Durante el lunes hubo largas negociaciones, porque tanto el club como la intendencia de Mar del Plata querían que el partido se disputase, ya que había más de dos mil hinchas de Racing que ya habían hecho su reserva hotelera para pasar el fin de semana largo en la Feliz. Parecía que, más allá de la amenaza de un nuevo cruce, la programación se iba a cumplir. Sin embargo, en horas del mediodía se confirmó que el encuentro no se disputaría en la Costa, pero no se suspendería: la organización designó la cancha de Lanús como sede del cruce. Y para evitar cualquier posibilidad de enfrentamiento, la Seguridad cortó por lo más fácil: el partido sería a puertas cerradas. Ante esta posibilidad, las dirigencias de ambos clubes se pusieron firmes y determinaron que se jugaba con gente o no se jugaba. Por eso, finalmente, se confirmó la postergación del encuentro. ¿Para cuándo? Imposible saberlo.

En las redes sociales, los hinchas de la Academia estallaron de la bronca. Es que eran muchos los que habían planificado su fin de semana para ir a acompañar al equipo de sus amores hasta la costa atlántica. En un año en el que el Estado Nacional metió sus pies en el mundo de la pelota como nunca, con una intervención de la AFA que parece no normalizar absolutamente nada y con deudas crecientes en materia de seguridad, queda claro que los barras tienen incluso la potestad de hacer suspender un partido.