A Gaby Ruiz no le gustan las traducciones de talent scout («ojeador», a la española; «cazatalentos», a la argentina). Tampoco la clase dirigente. «Soy alguien -dice- que va a los partidos e intenta ver buenos jugadores que ayuden a mi equipo». Gaby Ruiz es el jefe de reclutamiento de Leeds United, que juega en la segunda división de Inglaterra, después de experiencias en Sassuolo de Italia, Elche de España y Middlesbrough. Pero, en especial, es alguien que cerró un círculo. Porque Gaby Ruiz, a quien sus hermanos dueños de la empresa de videojuegos Dinamic le trajeron en aquel entonces el Football Manager desde Londres, es el periodista que, mientras trabajaba en el diario Marca, creó en el verano madrileño de 1992 el PC Fútbol, ese juego en el que se era, al mismo tiempo, presidente, mánager, entrenador y hasta canchero de un club: ese que cautivó a grandes jugadores como Gerard Piqué, Andrés Iniesta y Michael Laudrup, a entrenadores como Luis Enrique y Rafa Benítez, y a una generación de futboleros argentinos. La PlayStation de la década del 90.

-¿Hay herramientas del PC Fútbol en tu trabajo?

-No muchas. En aquella época, en la realización del juego, me ocupaba de toda la parte que no era programación: del diseño de la estructura para que todo tuviera una lógica futbolística, no sólo el mercado de fichajes, la base de datos, sino cómo se movía un lateral derecho. Había que recrear los partidos, y el programador no sabía ni quién era Maradona, y tenía que hacer un fútbol simulado. Hoy lo que hago es distinto: es viajar por Europa, ir a partidos de todas las divisiones de distintos países y de diferentes categorías juveniles.

-En Argentina hubo adictos al PC Fútbol.

-En España conseguimos acceder a mucha gente porque se vendía con una revista en los kioscos a precio accesible. Y claro que lo sé. Fui quien pedí que hagamos esas versiones. Si en España se vendía muy bien, por fuerza en Italia, Inglaterra y Argentina se tenía que vender. Me encanta el fútbol argentino; lo veía cada semana y fui el que se encargó de contratar a Marcelo Araujo para grabar los relatos y comentarios.

-¿Por qué Juan Manuel Suligoy, delantero de Atlético de Rafaela en 1998, tenía 91 de media en el PC Fútbol 6.0, más que Batistuta?

-No lo recuerdo. ¡91 es muchísimo! Sí recuerdo a un argentino que jugaba en O’Higgins de Chile: Jorge Díaz, que había jugado en Rosario Central. Era un jugador con una calidad espectacular que descubrimos viendo con un compañero de Canal+ un Colo Colo-O’Higgins. Nos fascinó, y me acuerdo de que pululaba por PC Fútbol como posible fichaje, porque tenía una media muy alta y un precio muy barato.

-¿Quién querías ser de niño? Dijiste: «No recuerdo un día de mi vida en el que no haya jugado, o comentado, o visto un partido de fútbol».

-Y sigue pasando el tiempo y sigo sin recordar un día sin fútbol.

-¿Qué pasa si un día te despertás y no existe más?

-Dejaría de existir yo también, no tendría sentido el mundo. De pequeño quería ser uno de mis ídolos, que era Santillana, delantero centro del Real Madrid. En los ’80 era un adolescente y el impacto que tuvo Maradona en mí fue impresionante, también.

-Maradona apareció en los PC Fútbol. ¿Había media para él?

-Si ahora mismo me dicen que Maradona no tenía todo 100, lo consideraría un error irreparable y gravísimo.

-¿Cómo son las culturas de fútbol inglesa, italiana y argentina?

-El fútbol inglés es más puro, en el sentido de que es menos táctico, donde tiene más importancia el ritmo alto, con una enorme intensidad, ofensivo, con un punto de autenticidad mayor que el italiano y el argentino. El italiano está pasado por el tamiz de la táctica y del trabajo en equipo, por el entrenamiento específico; fue el primer fútbol que introdujo la preparación física como obsesión, tácticamente más desarrollado. Y el argentino generó un impacto en relación a la existencia de dos escuelas. Esa es su esencia. En España no había existido esa distinción que hasta entra en política: el que es menottista, amante del toque, y que quizá tiene una sensibilidad estética mayor, esa necesidad de llegar al triunfo a través de la belleza, es más de izquierda; y el bilardismo ya sabemos qué es y quiénes lo representan. Esa bipolaridad nació en Argentina y marca la rivalidad más por estilos que por clubes, encarnada en una época por Mourinho y Guardiola.

-¿Trabajar en la dirección de Leeds o jugar al PC Fútbol?

-Es infinitamente más fácil jugar al PC Fútbol; ojalá fuera todo tan fácil. El fútbol real es más complicado. Hay tantas variables alrededor del funcionamiento de un equipo, que realmente es muy complicado y, en la misma medida, apasionante.

-¿Qué aprendiste del fútbol real?

-Lo que he aprendido, o todavía no tanto, es a sufrir. El sufrimiento no sólo porque tu trabajo dependa del resultado o por un discurso económico o laboral, sino porque se convierte en tu vida y entonces es indescriptible cómo se sufre por tu equipo, nada que ver con el sufrimiento del hincha.

-¿Hay alguna tendencia para descubrir jugadores?

-El jugador bueno está en cualquier sitio y en cualquier momento. Lo único importante es ir a cada partido con la mente totalmente limpia, sin ningún tipo de prejuicio, analizarlos con total rigor; en cualquier momento, en cualquier sitio, en el partido más insospechado, vas a tener delante de ti a un jugador interesante.