A Silvia Beatriz Gallina se la llevaron de su casa el 12 de noviembre de 1976. Silvia era docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Cuando su padre se enteró del procedimiento inició una denuncia por privación ilegítima de la libertad ante la Justicia de Instrucción. A diferencia de la mayoría de las presentaciones de esos años, tras la demanda de Eugenio Félix Gallina, subjefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Piñeyro, la investigación avanzó: concluyó que el operativo había sido comandado por el Ejército. 

El 24 de febrero de 1977 el doctor Gallina fue detenido en su domicilio en el barrio de Villa Crespo. De esa casa de Juan B. Justo y Camargo también se llevaron a su hijo menor Mario Alfredo Gallina, 21 años, estudiante de Medicina. Rompieron algunos muebles. También se llevaron el auto. El mismo día de febrero fueron interceptados cuando llegaban a sus trabajos Eugenio Daniel, 28 años, estudiante de Medicina, y su esposa Marta Rey de Gallina, obstetra. Ninguno de los cinco miembros de la familia Gallina apareció.

A Eugenio Félix, Eugenio Daniel y Mario Alfredo los unía algo más que el apellido Gallina y la medicina. Los unía Racing. Son tres de los 45 hinchas y socios detenidos-desaparecidos durante la última dictadura a los que el club les rendirá homenaje este martes, en el césped del Cilindro, con la restitución de su carnet con la categoría de socios eternos. “Para ellos, los domingos se armaban alrededor de Racing. Era juntarse a comer para después ir a la cancha o escuchar el partido. Yo tenía seis años, pero mi tía siempre cuenta lo fanáticos que eran”, cuenta Alejo Gallina, hijo de Eugenio Daniel. Alejo no siguió los colores de su papá, su abuelo y su tío: es hincha de River. “Capaz yo también hubiera sido de Racing”, dice con 51 años. El martes, para el homenaje a sus familiares, será la primera vez que pise el Cilindro: solo lo vio desde afuera cuando fue a un recital de Divididos en el microestadio. 

El recordatorio de este martes 7, a las 18:30, es el resultado de un proyecto que el club lanzó el 19 de marzo de 2021, durante el mes de la memoria. “Racing también fue víctima del genocidio que sufrió la Argentina a partir de mediados de los setenta desde el momento en el que sabemos que tiene socios y socias –es decir, miembros legales y legítimos de la institución– que fueron arrasados por el plan sistemático de exterminio desplegado a lo largo y a lo ancho del territorio nacional. Tan cierto es que ninguno está desaparecido por ser socio del club como que la comunidad –o la gran familia– racinguista fue dañada de modo irreparable ante la pérdida de una porción de sus integrantes a manos de la mayor barbarie sufrida por la Argentina a lo largo del siglo pasado”, dice el texto del proyecto presentado ante la Comisión Directiva por los socios Osvaldo Santoro, Miguel Laborde, Carlos Ulanovsky, Carlos Krug y Jorge Watts, fallecido por Covid-19. 

La Academia sigue así el camino de reconocimientos a sus hinchas desaparecidos durante la última dictadura que ya habían realizado Banfield, Ferro, Argentinos y Huracán. El número de homenajeados trepó a 45 por la difusión que tuvo la noticia de marzo, cuando el club anunció la restitución de carnets. A los 25 nombres iniciales, que surgieron de una investigación de Julián Scher para el libro Los desaparecidos de Racing, se sumaron otros 20 luego de que los propios familiares circularan en redes la noticia. Entre ellos está el caso de la familia Gallina. 

Cuando Alejo pise este martes el césped del estadio Presidente Perón recibirá los tres carnets junto con su tía Susana. No será el primero que tengan entre sus manos. Todavía guardan el carnet de Mario, que tiene la misma foto que aparece en sus recordatorios. Hay otro recuerdo físico que conserva Alejo de su tío: “Entre las distintas mudanzas, me quedé con un diario de cuando tenía 14 años. Y ahí contaba: ‘El domingo fui a la cancha, Racing ganó…’”. Mario, con 12 años, se dio el gusto de ver a su equipo campeón del mundo en Montevideo, en 1967, en la final de la Copa Intercontinental ante el Celtic escocés. Ni su papá Eduardo Félix ni su hermano Eduardo Daniel pudieron viajar. “A él lo llevó la madre, le debe haber enfermado la cabeza para ir”. 

La familia Gallina se volverá a juntar este martes en la cancha de Racing. No es el primer homenaje en estos casi 45 años: Alejo y Susana ya sintieron el cariño de los trabajadores del Hospital Piñeyro o de los compañeros de Mario en el Centro de Estudiantes de Medicina. Esta vez será en su club. Por eso será especial. “Que sea Racing –dice Alejo– le da un valor muy importante. Que el club se acuerde de que ellos son fanáticos es un privilegio en este momento. Imagino que ellos estarían recontentos de que Racing les haga un reconocimiento, más allá de que surja de un hecho trágico”.