“La verdad es que no se puede creer cómo vive la gente en un lugar así, destruido por el huracán. Es la degradación del ser humano”. Carlos Retegui habla desde Haití mirando a los ojos a los niños, hombres y mujeres que sufren la pobreza más extrema en el país más postergado de América.

El Chapa, el entrenador del seleccionado argentino de hockey hace unos meses se colgó el oro olímpico –y la gloria-, integra una delegación argentina voluntaria de Cascos Blancos y miembros de la Dirección Nacional de Emergencias Sanitarias que llegó a la isla el jueves para ayudar a los damnificados por el huracán Matthew, que arrasó el país hace dos semanas y dejó más de 800 muertos.

“Tenemos que ser conscientes de que el mundo tiene que mirar a Haití y no por una o dos semanas”, pide Retegui con las sensaciones que lo invaden a cada paso –y ante cada mirada de tristeza que lo atraviesa- por Haití. Y, en diálogo con Tiempo Argentino, sigue: “La ayuda humanitaria sostenida en el tiempo es indispensable. La organización del país es determinante para salir del caos en el que están inmersos. Creo que los países más poderosos deberían sensibilizarse de una buena vez y tomar cartas en el asunto. Obama, Merkel, Putin o quien sea… Tienen que ser sensibles al ver cómo vive esta gente”.

El Chapa y el resto de los voluntarios comenzaron sus tareas en el Hospital Reubicable Argentino en la capital, Puerto Príncipe, que forma partede la Misión de Estabilización delas Naciones Unidas para Haití. Hoy 160.000 personas no tienen hogar y el paso del huracán dejó un saldo de 1.4 millones de personas necesitadas de asistencia.

Junto con Retegui también se sumaron como parte del contingente humanitario miembros de Red Solidaria, con Juan Carr, trabajador social y fundador de la organización no gubernamental. Esta delegación argentina se sumó a las donaciones que se realizaron hace una semana y que incluyó 1.445 mantas, 289 juegos de elementos de higiene personal para 1445 personas y 90 cajas de pastillas potabilizadoras de 18 millones de litros de agua, que cubre las necesidades básicas de 102.000 personas durante 60 días, según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.

“Nos quedamos hasta el lunes. Es la experiencia más fuerte que vivimos. Tenemos que cambiar el rumbo de todo esto. Ver a los chicos en la calle es increíble”, cuenta el entrenador de hockey. Para él se trata de la segunda misión voluntaria con Cascos Blancos y proyecta otra en el futuro a África. La misión está encabezada por el presidente de la Comisión Cascos Blancos, Alejandro Daneri; Carlos Russo, director de la Dirección Nacional de Emergencias Sanitarias; María Cristina Lozano, coordinadora Médica de DINESA; María del Valle Paul, médica emergentóloga, más dos enfermeros y tres encargados de la logística.