“Alguien dijo que soy inmortal. Dos medallas más de oro y podré confirmarlo”, sostuvo Usain Bolt, quien ya dejó su sello, su firma y sus marcas para toda la historia. Como en los dos Juegos Olímpicos pasados, el atleta jamaiquino venció en la prueba más significativa, los 100 metros llanos, y se calzó su séptima medalla de oro. Igual de revelador es que empezó a desandar su objetivo para Río 2016, repetir lo de anoche en los 200 metros y en la posta 4 x 100, como lo hizo en Beijing 2008 y Londres 2012.

“La carrera fue brillante. No fui muy rápido pero estoy feliz porque gané. Ya advertí que lo iba a hacer”, señaló el dueño de las mejores marcas a nivel mundial y olímpico y que ayer, si bien estuvo lejos del récord mundial de 9.58 segundos que registró en 2009, demostró su vigencia y capacidad para superar al estadounidense Justin Gatlin en los últimos 20 metros de la prueba.

Los 9.81 segundos que otra vez lo subieron a lo más alto del podio, por delante de Gatlin (9.89) y el canadiense André de Grasse (9.91), desterraron las dudas respecto a su lesión que padeció en los isquiotibiales del muslo izquierdo. De hecho ese tiempo, que encantó a los más de 55 mil presentes en el Joao Havelange, fue su mejor marca del año. “Es un buen comienzo para mí. Siempre habrá gente que duda de mi forma, pero estoy mejor que la pasada temporada”, sostuvo Bolt, tras su primera victoria en Río.

El hombre más veloz del mundo tendrá mañana las eliminatorias de los 200 metros, su prueba favorita, y el jueves el relevo 4×100 metros. Con tantos tripletes a sus espaldas, no necesita agrandar su leyenda, aunque parece empeñado en demostrar que es eterno, sobre todo cuando está próximo a cumplir 30 años, el próximo domingo, día de la ceremonia de clausura, la que parece una edad próxima a la jubilación en el atletismo.

Desde que irrumpió, ganó la prueba de 100 metros en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, Londres-2012 y Rio-2016, además de los Mundiales de Berlín-2009, Moscú-2013 y Pekín-2015. Solo le falló el Mundial de Daegu-2011, cuando fue eliminado por una salida en falso en la final de 100 metros y cedió circunstancialmente su reinado a Yohan Blake. En total acumula cinco tripletes de velocidad (100, 200 y 4×100 metros), entre Juegos Olímpicos y Mundiales, logrando solo un doblete en Daegu. De esta forma suma 18 oros en velocidad en eventos, en espera de sumar dos más y un nuevo triplete en los Juegos de Río.

Sea en 2017, como lo anunció el 14 de febrero de 2015, o cuando deje el atletismo Bolt quedará para siempre como el más grande del atletismo, a la altura de los gigantes del deporte de toda la historia. Incluso solo a la par de un contemporáneo en estos juegos, como Michael Phelps. Sin embargo para este jamaiquino de Trelawny, al que en su adolescencia le detectaron escoliosis de columna y que por entonces soñaba con ser jugador de cricket, disc jockey o bailarín, la inmortalidad deportiva también fue agigantada por su carisma y la pasión que despierta.

La ovación que recibió en sus entradas a pista en Río lo confirma. Su predisposición a las fotos, a interactuar con el público y con los demás atletas lo convierten en de carne y hueso, por más que parezca lo contrario. Como en el gesto de suspender momentáneamente una nota para ir a saludar exclusivamente al sudafricano Wayde Van Niekerk, quien fue la otra gran figura de la noche del domingo al ganar el oro en los 400 metros, con un tiempo de 43.03, superando en quince centésimas el récord del mundo que poseía desde hace 17 años el estadounidense Michael Johnson (43.18).