Su esbelta figura ya no volverá a volar por los aires. Su leyenda quedará plasmada para siempre en los libros de records de atletismo y su presencia permanecerá inmortal en la retina de los aficionados del deporte en general. Aunque seguramente no fue el final que ella hubiera deseado, la rusa Yelena Isinbáyeva, doble campeona olímpica de salto con garrocha, anunció su retiro de manera definitiva de las pistas. 

“Hoy, 19 de agosto de 2016 en Río de Janeiro, Yelena Isinbáyeva concluye su carrera”, expresó la propia atleta en una rueda de prensa durante llevada a cabo en la sede de los Juegos Olímpicos, en los que no pudo competir por estar sancionada la Federación Rusa de Atletismo. “Estoy feliz de haber hecho realidad mis sueños. Gané todas las medallas y títulos posibles y me gané la confianza de los aficionados de todo el mundo”, cerró emocionada la saltadora de 34 años quien fuera elegida como nuevo miembro del Comité Olímpico Internacional (COI). Paradójicamente, con este nombramiento, el mismo COI prácticamente la llevó al retiro a la rusa, cortando así una carrera deportiva brillante. 

Algo que terminó de manera injusta para muchos, principalmente para ella, quien deseaba despedirse en Río como ella sabe hacerlo: compitiendo en el mejor nivel. Una bronca que se aplacó, pero que seguramente no desaparecerá por un tiempo. “Gracias a todos por haber enterrado al atletismo. Esto es puramente político”, disparó la rusa días antes del comienzo de los Juegos luego de conocer la sanción a 68 deportistas de la Federación de Atletismo de Rusia por el escándalo de doping positivo en varios de sus atletas. Isinbáyeva, que nunca fue sancionada por doping, fue una de las tantas damnificadas de manera injusta por la sanción general aplicada por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). “Que todos esos deportistas extranjeros pseudo limpios respiren aliviados y ganen sus pseudo medallas de oro en nuestra ausencia”, cerró picante en un mensaje publicado en su cuenta oficial en la red social Instagram una vez que se ratificó la sanción y su prohibición de participar en los Juegos en tierra sudamericana. 

Una carrera brillante. A sus 22 años, tres después de su debut, se coronó en el Campeonato del Mundo Indoor, en Budapest, con una marca de 4,86m. Y ese mismo año comenzó su salto a la fama al coronarse, meses después, en los Juegos Olímpicos de Atenas (récord mundial con 4,91m). A partir de ahí los flashes del mundo del deporte empezaron a buscarla constantemente. Así fue superándose marca tras marca, competencia tras competencia, hasta convertirse en doble medallista dorada cuando en 2008 batió su propio récord del mundo en tres ocasiones hasta alcanzar el Oro en Pekín con una marca de 5,05 metros. Pero ella iba por más. Su cuerpo podía volar aún más alto y alcanzó un nuevo récord que aún se mantiene: el 28 de agosto de 2009, en Zúrich, superó el listón ubicado a 5,06 metros del suelo. Para quienes decían que el paso del tiempo y lo logrado la habían dejado en una meseta deportiva de la que no saldría, el 23/02/2012, en Estocolmo, consiguió un nuevo y último récord con la plusmarca en pista cubierta con un salto de 5,01 metros. En Lóndres, ese mismo año, inesperadamente no tuvo una buena performance y tuvo que conformarse con una medalla de bronce con una pobre (para ella) marca de 4,70 metros. La IAAF la eligió como la mejor atleta del año en 2004, 2005 y 2008, mientras que en 2007 y 2009 recibió el prestigioso Premio Laureus a la mejor deportista femenina del año. Por su parte, en 2009 recibió el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes, entre algunas condecoraciones que recibió a lo largo de su carrera. Río era el cierre de oro que ella buscaba para su carrera, aunque no pudo ser. “Después del nacimiento de mi hijo los Juegos de Río aún tenían sentido. He sacrificado un tiempo que podía haber estado con mi hijo (entrenando para los Juegos). Y ahora este sueño me lo han arrebatado. Tengo ya 34 años y elijo a la familia”, sentenció Isinbáyeva, la diosa rusa del salto con garrocha.