En noviembre de 2016 el presidente Mauricio Macri dio inicio a lo que sería una escalada creciente contra los convenios colectivos de trabajo. En ese momento, el presidente señaló que hay que «sentarse en la mesa y discutir todos los convenios laborales porque estamos en el siglo XXI. No podemos seguir aplicando convenios del siglo XX».

Poco más de un mes después lograba firmar con el sindicato del Petróleo y Gas Privado, liderado por Guillermo Pereyra, el nuevo convenio para la explotación de yacimientos de hidrocarburos no convencionales para la explotación de Vaca Muerta, en Neuquén, avanzando sobre varias conquistas de los trabajadores. Aunque la producción de crudo y gas no convencional implicaba efectivamente el uso de tecnologías perfeccionadas a principios de este siglo, por sus características técnicas bien podría haber sido aplicado el convenio colectivo petrolero vigente. 

Lo que motivó una adecuación del convenio fueron los costos operativos que buscan ser compensados en base a la reducción del costo laboral.

Así las cosas, la idea de una adecuación de los convenios al nuevo siglo no responde a criterios técnicos sino a la búsqueda de incrementar los beneficios empresarios.

Es que, además, la propia realidad desmiente lo que el mismo presidente aseguró en noviembre de 2016.

En la Argentina los mejores convenios datan del año 1975, cuando un fuerte ascenso de la clase obrera logró plasmarse en convenciones muy favorables.

Sin embargo, de aquel tiempo a esta parte muchos convenios han sido revisados y actualizados. Muchos otros fueron creados a la luz del surgimiento de nuevas actividades.

Según un informe del Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETyD) de la Universidad de San Martín (UNSAM) apenas un 22% de los convenios vigentes datan del mentado año 1975 mientras que la mayoría se han pactado o revisado entre los años 2003 y 2014. Un 10% corresponden al período 1988-1990 mientras que un 14% surge de acuerdos paritarios sellados durante la década del ’90.

De este modo, y en líneas generales, más de la mitad de los convenios colectivos vigentes datan del siglo XXI mientras que los convenios originales ya han sido lentamente oradados por la ofensiva patronal de la década del ’90 pero también durante el período 2003-2014.

Pero, incluso, gran parte de los convenios vigentes pautados en 1975 como Comercio, Sanidad, Bancarios, Metalúrgicos y Construcción sufrieron reformas parciales o incorporaron anexos que los flexibilizan en partes sustanciales.

La voluntad no es adecuar los convenios a los tiempos que corren sino reducir sensiblemente el costo de la mano de obra.