Los técnicos del Fondo Monetario que integran la misión que revisa por estos días las cuentas de la Argentina han sido testigos directos de la fragilidad del programa económico y financiero.

Durante el viaje para realizar la primera revisión del acuerdo de junio de 2018, los comandados por el italiano Roberto Cardarelli presenciaron el derrumbe del plan del entonces presidente del Banco Central, Luis Caputo, y el salto del dólar desde los 28 pesos hasta los 39.

Esa misión mantuvo dos largas estadías en Buenos Aires, en agosto y en septiembre, de las que surgieron los cambios al acuerdo original, que incluyeron la ampliación del crédito stand by y la aplicación de las bandas cambiarias de no intervención del BCRA en la cotización del dólar.

Ahora, mientras Cardarelli y su equipo ejecutan la tercera revisión, presenciaron un pequeño ejemplo de lo que puede suceder si las contradicciones de la economía argentina siguen su desarrollo.

El viernes último se produjo una minicorrida cambiaria. Una cantidad de bancos del exterior (algunos dicen dos de Estados Unidos, otros mencionan hasta cuatro de diverso origen) decidieron disolver sus activos en pesos, comprar dólares y salir de la Argentina. La demanda de divisas llevó al precio del dólar mayorista a su nivel más alto desde noviembre pasado, $ 38,62 ($ 39,53 en la venta minorista).

¿Qué sucedió? Para estas entidades extranjeras, la tasa de interés de Leliq (un título que emite el Banco Central) había bajado demasiado, tanto que el riesgo de mantener sus inversiones financieras en pesos superaba el beneficio de las tasas elevadas. En efecto, la baja de la tasa de interés de las Leliq perdió velocidad la semana que pasó, luego de la decisión del BCRA de limitar la cantidad de Leliq en manos de los bancos. Finalmente, el viernes se dio vuelta la tendencia y subieron después de 30 ruedas consecutivas a la baja. Anteayer la tasa quedó en  44,214 por ciento.

Los bancos siguen con detenimiento dos cosas: de un lado, que el dólar se encuentra planchado frente a una inflación en alza. El FMI ha señalado que quiere una cotización «libre» de la divisa, lo que implica que en algún momento pueda ejecutarse una fuerte demanda cuando los inversores consideren que las tensiones entre el valor del dólar y el del peso son insostenibles, especialmente ante la incertidumbre electoral.

Del otro lado, que el gobierno lanza señales contradictorias sobre qué hará en el futuro. Por caso, el viernes trascendió que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, viene asegurando que venderá «los dólares del FMI» si hay una corrida cambiaria en el segundo semestre. Pero hasta la fecha, el FMI no ha autorizado esa posibilidad.

En rigor, la misión del FMI se encuentra elaborando un tejido político que le permita salvar el acuerdo con la Argentina, tanto si el presidente Mauricio Macri es reelecto como si no lo es. Y, en ese sentido, quiere conocer cuáles son las demandas del arco político opositor. El hecho de que tanto el oficialismo como la oposición aseguren que el FMI aprobará la actual revisión pone de relieve que la mirada de los técnicos no está puesta tanto en el pasado como sí en el futuro inmediato.

El viernes, el equipo de técnicos mantuvo los encuentros más relevantes en lo que hace al control de la cuentas nacionales. Visitaron primero al ministro de Interior, Rogelio Frigerio, quien maneja las llaves de la inversión pública y lleva el control de las cuentas fiscales provinciales. Luego fueron a ver a Leandro Cuccioli, el titular de la AFIP, responsable de que no decaigan los ingresos fiscales, aunque no de las políticas tributarias. Con esta información en la mano, Cardarelli y su equipo recorrerán su última semana en Buenos Aires con diversas visitas. Tienen agendada una a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, con quien analizarán los números vinculados a la ayuda social. También otra a Hacienda para conocer los números actuales de la Administración Nacional de la Seguridad Social –uno de los ejes de la revisión–. Finalmente, cerrarán la semana con Guido Sandleris, presidente del Banco Central, y Dujovne, en encuentros separados.

La misión también seguirá con las consultas políticas. Ya está confirmada una reunión con el exministro de Economía Roberto Lavagna. Asimismo, visitará a la plana mayor de la CGT en un encuentro en el que la conducción de la central obrera planteará la pérdida de poder adquisitivo y la caída del empleo.

Se espera que el informe de la misión esté listo en la primera semana de marzo, de forma que el Directorio apruebe el desembolso de unos 10 mil millones de dólares el 15 del mes próximo. «