El Sindicato Único del Neumático (Sutna) agrupa a los trabajadores de las fábricas de cubiertas. En la actualidad lleva adelante el que es, quizá, el conflicto más candente del movimiento obrero industrial. Desde hace cuatro meses que sostiene un plan de lucha que incluyó paros de hasta 72 horas, en reclamo de un aumento salarial que le gane a la inflación. Alejandro Crespo acusa a las empresas de boicotear la negociación y adoptar una actitud provocadora, mientras especulan con el precio y el abastecimiento de neumáticos.

–¿Cuál es la situación del conflicto y qué posibilidad hay de que se resuelva?

–Llama la atención que a cuatro meses de iniciado no haya una solución. Las empresas han mantenido la misma propuesta durante dieciocho audiencias en el Ministerio de Trabajo. Ahora hicieron una modificación pero a la baja, algo nunca visto. La mesa de negociación está sufriendo un golpe por una actitud dictatorial. A la vez, no están actuando los resortes que corresponden. Las empresas están en una situación de suma ventaja comercial, establecida por reglas gubernamentales como la compra de materia prima al dólar oficial y la mejora de las condiciones de exportación sin retenciones. Las empresas están vendiendo las cubiertas a precios internacionales. Sin embargo, ante un pedido mesurado del sindicato, han mantenido su negativa empujando al conflicto.

–Algunos medios destacan un supuesto agotamiento de la base sugiriendo que hay un sector que no acompaña las medidas.

-Antes de cada acción se realizan numerosas asambleas en las que los trabajadores se expresan y muestran un repudio muy grande a la actitud de las empresas.  Ahora hemos juntado miles de firmas de trabajadores en un petitorio en el que se les pide a las empresas que abandonen su intransigencia y desistan de su actitud antisindical. Han firmado prácticamente todos los trabajadores del gremio. Hay una manifestación profunda de rechazo a la posición provocadora de las empresas. No existe una negociación colectiva cuando no se escucha al otro y se mantiene siempre la misma posición.

–Las empresas le atribuyen al conflicto la suba del precio de las cubiertas.

–El conflicto empezó el 17 de mayo. Antes, cuando no había ninguna medida, desde la Secretaría de comercio, Roberto Feletti había reclamado a las empresas que mostraran los números por las subas de precios y los faltantes. El conflicto profundizó la situación de no recupero de la escasez de neumáticos. La materia prima, comprada a dólar oficial, está guardada en los depósitos y ni las gomerías ni los trabajadores tienen acceso a las cubiertas. Tampoco cumplen con la exportación comprometida como retorno de los dólares.

–¿Qué papel jugó el gobierno en el conflicto?

–El Ministerio de Trabajo simplemente ha convocado a muchas audiencias y establecido muchos cuartos intermedios. Nos hemos entrevistado con los ministros de Trabajo y de Industria, cuando estaba Scioli. Pero las empresas no movían una coma y repetían su posición en forma desafiante. El gobierno se movió rápidamente para conseguir los dólares que pedían las empresas y muy lento ante los trabajadores. Claramente se rompieron las reglas de una negociación de buena fe y eso es responsabilidad de Trabajo. Hemos tenido policías armados dentro de las plantas y eso es una intervención directa del gobierno. Se ha negado el ingreso a las fábricas a las representaciones gremiales. En Bridgestone no se deja ingresar a los delegados de base y al representante de la directiva de la seccional al que, además, un jerárquico de la empresa lo discriminó racialmente. Algo totalmente ilegal. El Ministerio debe intervenir frente a una multinacional que no cumple las leyes argentinas.

–¿Cuál fue el papel de la CGT en el conflicto y qué opinión tenés de su actuación en el contexto de ajuste?

–Hubo un pronunciamiento personal de Pablo Moyano. La CGT como organismo no ha tenido una intervención en lo que ya es claramente un conflicto nacional. La mala actuación del Ministerio de Trabajo afecta no solo al gremio del neumático, sino a todo el movimiento obrero. Tiene que conmover a una central obrera como lo hace con los medios de comunicación y la opinión pública. La actitud de la CGT contrasta con la que han tenido otros sectores sindicales y, sobretodo, los dirigentes del Polo Obrero y la Unidad Piquetera, que se han mostrado solidarios con el conflicto y han estado cada vez que los hemos convocado.

–¿Qué opinás de estos tres años de gobierno?

–La relación comenzó con la pandemia. Fuimos convocados a fábricas de 1500 trabajadores cuando no había vacunas, teniendo que forzar protocolos obreros para garantizar la salud de los trabajadores. La parte sindical cumplió un servicio enorme para reemplazar los cuidados que no venían desde la parte gubernamental. Lo que hemos comprendido en cada paritaria, y aún más en este conflicto, es que las mejoras para los trabajadores no han venido desde el gobierno sino de su propia lucha. Notamos un incremento de la pobreza que nos preocupa mucho y habla claramente de cómo el gobierno no ha procurado solución para resolver la necesidad de cada familia. Al revés, se ha profundizado la crisis económica y social. «

Una contra reforma laboral

El conflicto que mantiene el Sutna con las cámaras forma parte de la última revisión paritaria del período 2021-2022, que expiró en junio. El sindicato aspira a volver a consagrar una cláusula de recuperación del salario real, tal como lo consiguieron en el período anterior. Pero además, este año, incoporaron un reclamo de recuperar el pago de las horas  del fin de semana al 200%. Ese beneficio ya existía en el convenio del sector pero fue eliminado en la década del noventa como parte del proceso más general de flexibilización laboral menemista. Ahora rige la modalidad de jornada americana, con siete días de trabajo por dos francos que, por ese motivo, no coinciden necesariamente con el sábado o el domingo. El reclamo va en sentido inverso a la reforma que avanzó en la automotriz Toyota y es el anhelo de las grandes patronales industriales.