Los precios de la canasta básica alimentaria desaceleraron su ritmo de aumento en el mes de marzo. De todas maneras, el acumulado del trimestre da un incremento del 20,72%. Así lo señala la medición realizada por el Isepci (Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana), informada este martes.

De acuerdo al relevamiento realizado por ese instituto, el monto que en marzo necesitó una familia tipo (dos adultos y dos hijos pequeños) para adquirir sus alimentos para todo el mes fue de $ 38.449,74. Esa suma refleja un incremento mensual del 3,95%, menos de la mitad del 9,8% del mes anterior.

Los datos fueron obtenidos a partir del relevamiento de 57 productos realizado en 750 comercios de cercanía, ubicados en 20 distritos del conurbano. Si bien es de una magnitud y alcance geográfico mucho menor al del Indec, representa de manera más fiel los patrones de consumo de las clases más postergadas del área metropolitana, que realizan compras cotidianas más pequeñas en almacenes y autoservicios de barrio.

Según el Isepci, los aumentos fueron liderados por los productos de verdulería, que en el período enero-marzo se incrementaron en un 33,97%. En particular, la zanahoria subió 122%; la lechuga 104% y los huevos 71%. El gasto requerido en productos de almacén, en tanto, subió 23,42% en ese lapso, mientras que el de las carnicerías varió 12,15%.

Las cifras delatan las dificultades con las que se encuentra buena parte de la población, sobre todo la que no tiene ocupación formal y no se ve beneficiada por las actualizaciones de ingresos acordadas en las negociaciones paritarias. “Con más de 20% de inflación en el primer trimestre de este año, durante el que casi no hubo subas salariales, el efecto arrastre de la inflación en los alimentos arrasa con cualquier recuperación salarial que se pudiera haber producido en un año de crecimiento de 10% en el PBI, y sigue hundiendo el poder adquisitivo de los asalariados del sector informal”, estimó Isaac Rudnik, director del Isepci.

El parcial trimestral representa una suba altísima, que anualizada da por encima del 112% y que muestra las limitaciones del gobierno para llevar adelante una política de precios por fuera de las grandes cadenas de supermercados, a las que no todos los sectores sociales, por ubicación geográfica y capacidad económica, tienen acceso. Muchos de esos negocios barriales se quejan de que tienen impedido el acceso a los programas Precios Cuidados porque los repartidores mayoristas les bajan mercadería con valores muy superiores al que lo hacen en los comercios más grandes.

Para remediar el problema, mientras se ultima la actualización de la nueva etapa de ese esquema, la Secretaría de Comercio Interior abrió un canal de diálogo con representantes de supermercados de origen chino y entidades que nuclean autoservicios, almaceneros, supermercadistas y polirrubros. La idea es consensuar los precios de una canasta reducida, de alrededor de 60 productos esenciales (muchísimo menos que los 1.300 artículos que conforman Precios Cuidados), que al menos reduzca la dispersión de valores en ese sector, achique la distancia con los grandes supermercados y evite la fuga de clientes hacia otros comercios con valores más económicos. Las conversaciones están avanzadas y la intención del secretario Roberto Feletti es poner en marcha la iniciativa a fines de esta semana.