Culminó la primera etapa del viaje del ministro de Economía, Martín Guzmán, a Estados Unidos. El jueves mantuvo un encuentro con académicos -se sospecha que de la Universidad de Columbia, cuya escuela de negocios, donde dicta clases Joseph Stiglitz, se encuentra a poco más de ocho kilómetros del consulado argentino en Nueva York bordeando el Central Park, hacia el oeste. El consulado es el bunker de Guzmán en Nueva York.

El Palacio de Hacienda no quiso comunicar los detalles de ese encuentro, pero se presume que debe haber constituido la parte más dulce de la gira de Guzmán a la luz de los encuentros posteriores. El viernes, el ministro mantuvo un encuentro con los representantes de seis fondos de inversión y del Barclays, un banco de inversión. Los convocados son fondos que recibieron títulos de deuda argentinos en el canje de 2020 por un valor real que representaba el 54% de su valor nominal. En la actualidad, si vendiesen esos bonos recibirían apenas el 30 por ciento. Los fondos culpan a la política económica de Alberto Fernández por esa desvalorización y reclaman un ajuste fiscal que deje pesos libres con los que el gobierno compre los dólares para asegurar el pago de la deuda externa. En ese sentido, algunos fondos recuerdan los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner, en los que se empleó el superávit fiscal para eso.

El encuentro dejó varios datos. En primer lugar, de los cinco grandes fondos especulativos de inversión que participaron de la negociación del canje de deuda del año pasado, cuatro no asistieron. Blackrock, Pimco, Templeton y Fidelity no fueron de la partida. Solo estuvo Greylock Capital Management LLC por medio de su fundador, Hans Humes, el mismo que dijo el año pasado que «el problema de la Argentina es de liquidez, no de solvencia». A mediados de febrero, el grupo de bonistas Ad-hoc, constituido para el canje de la deuda pero que sigue con vida y que dirige Blackrock, exigió un ajuste fiscal en toda la línea y un acuerdo con el FMI como condiciones para que mejorase la cotización de los bonos. Ad-hoc fue el grupo de bonistas que más presionó en las negociaciones del canje de 2020 y el que más exigencias planteó para aceptarlo.

El segundo dato es que el director de Monarch Alternative Capital LP, Ian Glastein, estuvo agitando las aguas en contra de Guzmán hasta casi su arribo a Nueva York. Monarch encabeza otro grupo de bonistas, el Exchange Bondholders, que emitió un comunicado acusando a la Argentina de «faltarle el respeto» a los fondos que habían participado del canje y no habían sido invitados a la reunión del consulado. Los Exchange Boldholders se caracterizaron durante la negociación del canje por resguardarse a la sombra del más poderoso Ad-hoc con el cual firmaron varios comunicados conjuntos que golpeaban a Guzmán durante las negociaciones.

A pesar de todo este bagaje, el gobierno está obligado a ofrecer la otra mejilla a los fondos porque los precisa en este momento de debilidad en el frente externo. Un respaldo pasivo de los fondos sería de valor en la actual coyuntura, opinan. Ese comportamiento contrastaría con el que ha sido hasta ahora su activismo contra el peso.

Próxima escala: Georgieva

El ministro Guzmán se reunirá con la titular del Fondo Monetario, Kristalina Georgieva, el martes en la sede del FMI en Washington. Se especula con que el encuentro derive en un moderado respaldo del FMI a la marcha de las negociaciones bilaterales para un nuevo acuerdo. Pero que no habrá muchas pistas al respecto. El FMI reclama a la Argentina que presente un programa económico. Guzmán replica que ese programa es el Presupuesto 2021, que será complementado con un plan plurianual que próximamente el Poder Ejecutivo presentará al Congreso para su aprobación.

De repente, el plan plurianual se convirtió en uno de los ejes de la visita. El interés de los bonistas el viernes pasado pasa por saber si la «sostenibilidad fiscal» que pregona el ministro va a tener continuidad en los años venideros y si se podrá manejar ese recurso de forma tal de imposibilitar su incumplimiento. Reclaman algo así como un chaleco de fuerza fiscal para el resto del mandato de Alberto Fernández. Puede que a Guzmán no le gusten las formas de los bonistas, pero su derrotero, hay que decirlo, apunta en el mismo sentido. «

MÁS FONDOS

Los ministros de Finanzas del G7 aprobaron este viernes el plan por el cual el FMI incrementará las reservas en Derechos Especiales de Giro (DEG) por un valor de U$S 500.000 millones. Por su cuota en el FMI, la Argentina recibirá U$S 3500 millones que irán a las reservas del BCRA.

PASO A PASO

En el Presupuesto 2021, presentado en septiembre, se preveía una recuperación de la economía de 5,5% para este año. En la última semana, en una videoconferencia con inversores extranjeros, Guzmán elevó la previsión a 7 por ciento. «Eso lo establecemos como una base», dijo.

En Economía evalúan que la mejora de los ingresos fiscales refleja un crecimiento de la actividad más veloz de lo esperado. También esperan contar con fondos extra por retenciones (gracias al aumento de la soja) y por el nuevo impuesto a las grandes fortunas, que no estaba contabilizado en el Presupuesto.

La demanda de divisas puede ser un cuello de botella para ese rebote. Según el BCRA, por cada 1% que sube el PBI, las importaciones crecen entre 1,72% y 3,62% por la demanda de insumos y bienes de capital del exterior.