La palabra flexibilización ronda el mercado automotriz. El gobierno lanzó esta semana el Plan 1 Millón con el objetivo de producir esa cantidad de vehículos en cinco años y en ese proceso crear 30 mil puestos de trabajo.

¿Cómo? el presidente Mauricio Macri dio una pista de qué piensa el gobierno para lograr el objetivo: invocó como inspiración a la industria española del automóvil, un modelo que desplazó a Brasil en el ranking internacional de producción de autos a fuerza de flexibilizar la legislación laboral y de profundizar la robotización de sus líneas de montaje. Para los trabajadores de los dos sindicatos del sector, SMATA y UOM -cuyos titulares, Ricardo Pignanelli y Antonio Caló, respectivamente, escuchaban a Macri en ese acto en la planta de Citroën Peugeot de Tres de Febrero- es un alerta el todavía fresco y polémico acuerdo petrolero para la explotación de yacimientos hidrocarburíferos no convencionales.

La semana pasada, el titular de Volkswagen Argentina, Pablo Di Si, en entrevista con Tiempo reclamó para la industria «algún tipo de flexibilización laboral» que les permita a las empresas cumplir con objetivos de producción extraordinarios. El pedido fue algo laxo pero sintonizaba perfectamente con el anuncio que realizó Macri pocos días después.

En la charla con este medio, Di Si ejemplificó: «Si tenemos un personal determinado y Turquía nos pide una cantidad extra de vehículos necesitamos una flexibilidad que nos permita contratar un plus de trabajadores para cumplir con el pedido por el tiempo necesario.» Las palabras del CEO de Volkswagen bien podrían haber sido pronunciadas por un empresario automotriz español hace cinco años, antes de la transformación de la industria que hoy inspira al gobierno argentino.

Para muestra, un botón: «Estamos adaptando continuamente la producción a la demanda», dijo a manera de autoelogio en una entrevista con el medio español Hoy Digital el superintendente de Carrocería de Ford Valencia, Alejandro Monlleó. Y agregó: «Esa flexibilidad era impensable hace diez años atrás». Los indicadores de precarización se amontonan en el testimonio de Monlleó: «No menos sorprendentes han sido algunos de los recientes acuerdos salariales. Los nuevos empleados en Valencia reciben un 16% menos de salario que sus colegas mayores».

En pocas palabras, el gobierno español, en febrero de 2012 bajo el mando de Mariano Rajoy, flexibilizó los despidos y estableció contratos basura. Luego, acuerdos bilaterales entre las automotrices y los sindicatos profundizaron los cambios, como el que firmaron en enero de 2013 Nissan y los sindicatos que estableció una doble escala salarial, más baja para los nuevos empleos.
Con todo, el dirigente del SMATA Córdoba, Leonardo Almada, aseguró a Tiempo que en las mesas de negociación «no se habló nunca de flexibilización». Y agregó: «No sé a qué flexibilización se refieren las empresas. Que le digan al gobierno que cobren menos impuestos».

No obstante, acto seguido, moderó con un guiño: «Tenemos que sacarnos la careta y hablar de la realidad del mundo: las ventas cayeron, la producción también. No desconocemos lo que dicen los ceos, tenemos que conseguir mercados». «

ANTECEDENTES

SMATA tiene antecedentes de firmar acuerdos que implican cambios en los convenios. El último fue el que acordó con Renault en 2015 por el cual el sindicato aceptó la reducción salarial del 15% y por un año para una cantidad de nuevos empleos, además de modificaciones en la jornada laboral y en los horarios de trabajo.