El martes próximo las empresas y los gremios automotrices presentarán al presidente Alberto Fernández y a su equipo de las carteras de Desarrollo Productivo y de Trabajo el llamado Acuerdo Social y Productivo que contiene iniciativas para reavivar la actividad del sector.

Con las fábricas estancadas y sin pronósticos de recuperación en el corto y mediano plazo, las empresas se inclinan a sacarse de encima los 121 mil vehículos que tienen estockeados sin demanda interna ni de Brasil, el principal comprador de autos argentinos del exterior.

Las automotrices están atentas a las políticas que lanzará el gobierno para dinamizar el consumo, si bien la profundidad de la crisis indica que las primeras medidas impactarán primero en las industrias de artículos de primera necesidad y el comercio de esos productos.

Los gremios vinculados a la industria automotriz, que según Tendencias Económicas solo en noviembre tuvieron 3100 suspensiones y otros miles de afiliados con vacaciones adelantadas por falta de trabajo, apuestan a un cambio de rumbo urgente.

Desde ese sector anticiparon que el martes habrá anuncios sobre convenios colectivos y paritarias, en el marco de «una suerte de ensayo público del pacto social» que alienta la nueva administración nacional.

Según esa versión, los anuncios sobre convenios apuntan a criterios de modernización tecnológica referenciados en el sistema de organización laboral que aplica la japonesa Toyota.

El gremio Smata está familiarizado con esa lógica pero la UOM se tendría que adaptar: «Hay que compatibilizarlos procesos con el convenio sin que se pierdan derechos», definió la fuente consultada.

Las automotrices confiaron que, además, tienen interés en la continuidad del cepo cambiario. Los objetivos de las fábricas y las concesionarias confluyen en el deseo de capitalizar los ahorros y los fondos que el gobierno destinaría al mercado interno.

La Asociación de Concesionarios (Acara) indicó que pidió la declaración de la emergencia sectorial y reclamó «medidas que fomenten el mercado protegiendo el trabajo estable».

El programa, consensuado por toda la cadena con la meta en 2030, llega en un momento crítico de la industria y el mercado.

El último informe de la Asociación de Fábricas (Adefa) indica que la producción fue de apenas 27.099 unidades, un 14,9% menos que en noviembre de 2018. En tanto, entre enero y noviembre se fabricaron 300.263 vehículos, un 32,7% menos que en igual período del año pasado. En el mismo tramo las ventas a los concesionarios llegaron apenas a 341.323 unidades, un 46,1% menos que en el mismo tramo de 2018. Y las ventas al público, según ACARA, fueron un 35,4% menores que en el noviembre de 2018.

La pobreza y la marginalidad ocupan los primeros puestos de la agenda del gobierno por lo que los planes más inmediatos apuntan en una dirección bien alejada del universo rodado. Pero la respuesta se conocerá después de que las empresas y los gremios anuncien su plan pasado mañana. «

Un plan que ya fracasó

El 15 de marzo de 2017 el ex presidente Mauricio Macri presentó en Casa Rosada el plan automotriz 1 Millón. «Hoy es un día muy especial e histórico», expresó el mandatario frente a toda la dirigencia política y empresarial de ese ámbito.

El programa impulsó cambios en los convenios colectivos, presuntamente necesarios debido a los cambios tecnológicos. La contrapartida era la promesa de llevar la producción a un millón de unidades para 2023, creando 30 mil puestos de trabajo.

Pero casi tres años después, la realidad marca que la industria trazó el camino inverso. En 2016 se produjeron 472.776 unidades pero para 2019 se espera una producción de 100 mil unidades menos. Originalmente, el plan 1 Millón planificaba cerrar este año con 750 mil unidades fabricadas.

En el medio quedaron 3500 despedidos y 3000 suspendidos, según informó el secretario General del SMATA, Ricardo Pignanelli. «Hoy el Plan 1 Millón es un papel en blanco” graficó resignado en diálogo con Tiempo Carlos Movio, gerente General de ACARA.