Disminuye la actividad y la desocupación por refugio en la inactividad». Con esa frase, el Indec explicó los datos que difundió esta semana y que arrojaron una caída del desempleo al 7,6% en el último trimestre de 2016, como también una disminución de la cantidad de gente dispuesta a trabajar en ese período.

Más allá de la ironía de quien redactó el comunicado del organismo (¿a quién se le ocurriría que la mejor manera de escapar a un contexto de alta inflación, tarifazos y bajos salarios sería dejar de buscar trabajo?), el desaliento y las dificultades para conseguir empleo parecen ser la principal razón por la que cayó la cantidad de gente dispuesta a participar del mercado laboral. Según las cifras publicadas esta semana, la población económicamente activa (la suma de quienes tienen una ocupación y de quienes están buscando tenerla) cayó al 45,3%, mientras que en los dos trimestres anteriores se había mantenido en el 46 por ciento.

Los números surgen de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que realiza el Indec en los principales 31 aglomerados urbanos de nuestro país. En el desagregado se observan algunas curiosidades. Por ejemplo, en el Gran Buenos Aires, el desempleo es mucho mayor en los partidos del Conurbano (9,4%) que en la Ciudad Autónoma (5,7 por ciento). También se nota una tasa de desocupación mayor a la media nacional en aquellas ciudades que se referencian con actividades industriales: la más alta de las relevadas es Mar del Plata (derivados de la pesca y textiles, 10,6%) y también se destacan Bahía Blanca (polo petroquímico, 9,2%) y Gran Rosario (complejo fabril por excelencia del interior del país, 8,6 por ciento).

Los conglomerados relevados por el Indec reúnen a 27,3 millones de personas. En base a esos datos, el economista y exdiputado nacional Claudio Lozano (Unión Popular) extrapoló esas tasas a todo el país y calculó que por la baja del desempleo (en el tercer trimestre de 2016 era de 8,5%) hay 194 mil desocupados menos. Sin embargo, la retracción en la población económicamente activa significa que hay 221 mil personas menos en el mercado laboral. La diferencia implica que de un trimestre a otro se perdieron 27 mil puestos de trabajo en todo el país. «Este dato es central. Mientras el gobierno señala que hay signos notorios de recuperación del empleo, porque mira exclusivamente el SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino, que registra los empleos en blanco), los datos globales de la EPH nos señalan que no hay tal recuperación», señaló el exdiputado nacional por Unión Popular. «El refugio en la inactividad es resultado del desaliento en la búsqueda y la pérdida de expectativas respecto de oportunidades de empleo. Los desocupados pasan a la inactividad cansados de buscar trabajo y no encontrarlo», agregó Lozano.

El informe del Indec no permite hacer afirmaciones sobre la calidad del empleo, ya que califica como ocupados a quienes trabajaron al menos una hora en la semana en que fueron encuestados, así hayan sido changas o tareas informales. Pero abre una categoría de subocupados, aquellos que trabajan menos de 35 horas semanales y que están dispuestos a hacerlo por más tiempo. En esas condiciones se encuentra el 10,3%, mientras que el 14,6% están en la categoría de ocupados demandantes (tienen trabajo pero buscan otro de manera activa). Toda ese sector de la población, insatisfecho de su situación actual, no está reflejado en el 7,6% de desempleo de la estadística oficial. «