La renovación de autoridades de la CGT debió realizarse el 26 de agosto de 2020.

La pandemia obligó a postergar los procesos internos de todos los sindicatos y a fijar nuevos plazos a partir del 31 de agosto de 2021. El Consejo Directivo fijó el 11 de noviembre como fecha para la realización del Congreso en el que 2200 congresales de 258 sindicatos confederados elegirán las nuevas autoridades.

El propósito explícito de todas las corrientes internas es lograr una CGT unificada tal como habían conseguido en agosto de 2016 a través del triunvirato integrado por Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid. En aquel momento se trató de la reunificación de las tres CGT que coexistían, divididas, bajo los últimos años del gobierno de Cristina Fernández. La «oficialista» de Antonio Caló que catapultó a Héctor Daer, la «opositora» de Hugo Moyano que integró a Juan Carlos Schmid y la Azul y Blanca de Luis Barrionuevo que sumó a Carlos Acuña en aquel triunvirato.

Esa ingeniería no resistió ni dos años a la luz de la crisis económica y social generada por el gobierno de Mauricio Macri y las diferencias sobre cómo posicionarse frente a aquel gobierno mientras se destruían decenas de miles de puestos de trabajo, el salario real caía en picada y avanzaban proyectos de ley contra las condiciones laborales y previsionales.

Ya en diciembre de 2017, en el marco de las jornadas de protesta contra la reforma previsional que terminaron de archivar la reforma laboral, se produjo la primera renuncia del metalúrgico Francisco «Barba» Gutiérrez que abrió paso luego la renuncia de una decena de integrantes del Consejo Directivo vinculados al moyanismo. Por último, presentó la renuncia Juan Carlos Schmid aunque sin acompañar el armado que, en confluencia con la Corriente Federal de Trabajadores, más alineada con el kirchnerismo, encararon los Moyano de la mano, también, del titular del Smata, Ricardo Pignanelli, desilusionado con el gobierno de Macri que había acompañado para las elecciones de 2015.

Un sector que se mantuvo al margen cuestionando la conducción tripartita fue el del Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), entonces animado por el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia y que se fracturó cuando este último fundó, junto con unos 40 gremios el agrupamiento Sindicatos en Marcha por la Unidad Nacional (Semun), que confluyó con el moyanismo y coronó hace un mes a Sasia como titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) secundado por Juan Carlos Schmid. La decisión se produjo contra la voluntad de los dirigentes de la UTA y La Fraternidad. A cambio, Sergio Sasia anunció su apoyo a la candidatura de Pablo Moyano para integrar la conducción de la CGT.

¿Y el tercero?

El puntapié que dio lugar a la reunificación de las fracciones fue la decisión de CFK de postergar su aspiración presidencial en 2019 y dar lugar a una candidatura única del PJ detrás de la figura de Alberto Fernández. Ese alineamiento detrás del Frente de Todos allanó el camino. La derrota electoral en las PASO y la crisis posterior del oficialismo amenazaron con hacer eco en la interna de la CGT, aunque las aguas se aquietaron con  la designación de Juan Manzur como jefe de Gabinete. La decisión del moyanismo de imponer una lista adicta encabezada por Sergio Sasia en la CATT podría haber complicado la interna pero, por el momento, sirvió para catapultar a Pablo Moyano como uno de los dos miembros casi fijos, junto con Héctor Daer, para integrar un hipotético triunvirato.

«Falta definir el tercero», aseguró a este diario uno de los dirigentes cercanos a la negociación.

Ese lugar está en disputa entre Antonio Caló, referente de los gremios industriales y con la bendición del SMATA y algún representante del sector liderado por Luis Barrionuevo que ya ha mostrado su disposición a fracturar la organización en caso de no ser integrado en forma paritaria o satisfactoria.

En los próximos días, las negociaciones seguirán su curso y podrían derivar en una ampliación del triunvirato a cuatro miembros para contener todas las fuerzas o, incluso, «podrían ser dos», tal como confió otro dirigente con el propósito de evitar desbalances que generen recelos entre los distintos sectores.

El acto de inauguración de un nuevo sanatorio de la UP de Andrés Rodríguez del que participó el presidente Alberto Fernández ayer fue un escenario que sirvió para dar señales de unidad. Todos los sectores, de una u otra forma, fueron de la partida.

Los congresales, además, avanzarán en la reforma del estatuto que, además de crear algunas nuevas secretarías y desdoblar otras llevando a las actuales 25 hasta unas 30 que, con los diez vocales, implicarían la elección de 40 candidatos que, además, se duplicarán a través del curioso mecanismo que idearon para cumplir con la ley de cupos por género, integrando a una mujer como ladera de un hombre de su gremio en cada uno de los cargos con la exepción de las secretarías general, adjunta y de finanzas. «