La explicación de la enrevesada segmentación de los servicios de luz, agua y gas no tuvo, a priori, la aceptación que esperaba. Costó entender los criterios que se aplicarán para determinar la nivelación o quita de subsidios a los usuarios de los servicios públicos y aún valen numerosas preguntas, no todas con respuesta concreta.

En ese sentido, delinear la fragmentación de los subsidios destinados al consumo de gas por red implica un despliegue técnico que da cuenta del uso particularmente dispar de este insumo en Argentina. Además, en el servicio hay subsidios sociales diferentes que varían entre las distintas regiones de Argentina. ¿Por qué? Por el clima. A modo de ejemplo, según datos oficiales, la provincia de Santa Cruz utiliza un 2000% más de gas para calefaccionar los hogares que lo destinado en CABA, o sea, una diferencia representativa. Un hogar porteño utiliza 668 m3 por año en promedio, mientras que uno santacruceño asciende a 7068 m3.

Federico Bernal, subsecretario de Hidrocarburos, advirtió en la conferencia alusiva a la segmentación, realizada el miércoles, que «el segmento del gas tiene una particularidad climática que genera una dispersión en el consumo» y por eso «el ordenamiento se regía por un criterio federal y de comprensión del clima». Pero no solamente este factor tiene que ver con el uso del gas, también la estacionalidad juega un papel muy fuerte según la zona del país.

El consumo de gas de usuarios domiciliarios tiene un fuerte marcado comportamiento estacional, con picos en las épocas invernales. O sea, el consumo de gas se comporta de manera inversa a la temperatura. El consumo de mayo 2022 fue cuatro veces mayor al de enero y sobre todo en provincias como Neuquén, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Córdoba o Mendoza. Sin embargo, cuenta el economista e integrante de Misión Productiva, Pablo Neira, que contraintuitivamente, en verano el uso de gas no es menor «por la mayor demanda de electricidad (generada parcialmente con gas) para climatización con equipos como aires acondicionados y ventiladores».

Asimismo, la información provista por el organismo conducido por Bernal alerta que entre 2016-2019, los usuarios residenciales registran la baja de consumo más fuerte en términos absolutos. El descenso marcó un rojo del 25,47%.

Explicado en la conferencia, durante el macrismo, casi cuatro millones de hogares estuvieron catalogados como en situación de pobreza energética, es decir, que destinaban el 10% o más de sus ingresos al pago de la energía (gas de red, energía eléctrica o garrafa). La cifra representaba a 10 millones de personas, aproximadamente. Fueron rescatados 3,5 millones de hogares desde fines de 2019 hasta 2021, pero quedan 400 mil en esa situación, al menos los que el organismo estatal pudo reconocer. También definieron indigentes a aquellas familias que tengan que utilizar el 20% o más de su ingreso a ese gasto, alcanzando bajo esta línea a 1,4 millones de hogares.

Pero como el gas tiene múltiples usos en Argentina, el uso industrial (27% del total), y el uso para generar energía eléctrica en centrales térmicas (38%), también son importantes. «Somos un país con una matriz eléctrica con gran predominio del gas, algo que nos hace bastante más ‘limpios’ que el promedio mundial, donde aún hay mucho uso de carbón», explica Neira a Tiempo.

Planteado el panorama, lo determinado por Bernal en conferencia fue que el subsidio a la tarifa por hogar tenga un tope de consumo. Se considera que cada una de las diez prestadoras que operan en subzonas del país mantiene ocho categorías de usuarios residenciales y cada una tiene su umbral mínimo y máximo de consumo.

Para aquellos que mantendrán un apoyo del Estado en la tarifa, será del 70% del promedio generado entre ese rango menor y mayor de consumo de gas, que varía por cada categoría de cada subzona. Por ejemplo, la prestadora Metrogas, que opera en Buenos Aires y CABA, mandará las boletas con un subsidio en Ciudad de 175 m3 al año, a casi 850.000 usuarios de la categoría R1, que es la más baja y donde se encuentra la mayoría de los consumidores en el distrito. En cambio, la prestadora Distribuidora de Gas Cuyana S.A, que opera en Mendoza, San Juan y San Luis, mandará la factura con un subsidio a 37 mil mendocinos de hasta 911 m3 por año.

Pasado a pesos, los hogares que sean merecedores de seguir manteniendo la tarifa parcialmente subsidiada (de acuerdo a los ingresos económicos y patrimonio declarado en el formulario de inscripción), tendrán en promedio un aumento de $165 por cada uno de los tres bimestres en los que se distribuirá la actualización. El aumento de tarifas se verá en septiembre y, de momento, culminará en enero de 2023. En cambio, los hogares a los que se les quite completamente el subsidio, sufrirán incrementos promedio de $500 en cada uno de los tres escalones. Ver el límite subsidiado en la factura es algo que desde el ENARGAS siguen diagramando.

Los comercios, por su parte, no tendrán quita de subsidios al gas, aunque sí en la electricidad, también de manera progresiva. Las industrias tampoco las tocará Bernal, teniendo en cuenta que ya no contemplan apoyo del Estado a la hora de pagar por la electricidad.  «

Clubes y comedores

Desde el Ministerio de Economía nacional informaron este sábado que los clubes de barrio y comedores populares  mantendrán el subsidio a las tarifas, más allá del  volumen que consuman.
«Los clubes inscriptos en el registro previsto en el artículo 4 de la Ley 27.098, y hasta tanto se reglamente el artículo 16 de la misma norma, mantendrán los subsidios en el precio de la energía», informó la cartera que conduce Sergio Massa.
La norma mencionada fue sancionada en diciembre de 2014 para promover los clubes de barrio y de pueblo, y entre otras cosas creó un registro nacional.

Economía agregó además que «los comedores inscriptos en el Renacom también mantendrán los subsidios y regímenes con tarifa social, al igual que otras entidades de bien público, como bomberos voluntarios e instituciones sin fines de lucro».