En las listas del Frente de Todos brillan por su ausencia los candidatos vinculados al sector más cercano a la cúpula de la CGT.

Alejandro Amor, dirigente del Sutecba; Naldo Brunelli, de la UOM; y Maia Daer, hija de Héctor Daer pero que no desarrolla su actividad política en sindicato alguno, aspiran a cargos legislativos provinciales. En las listas para diputados nacionales encontraron lugares los dirigentes de los sectores más cercanos al kirchnerismo, como el bancario Sergio Palazzo y el titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, la judicial Victoria Silley y el líder de los curtidores, Walter Correa, que apuestan a renovar sus mandatos.

Con todo, la representación sindical está muy lejos del tercio de candidatos que, en nombre de su papel de «columna vertebral del movimiento», postula la tradición peronista para el armado de sus listas legislativas.

La web oficial de la CGT publicó esta semana una entrevista radial a Jorge Sola, secretario de Prensa y Comunicación que, mediante el título seleccionado, reclamaba «recuperar la discusión por el lugar del movimiento obrero en la política». Allí señala que «la discusión por la presencia del movimiento obrero dentro de la política es mucho más amplia que las candidaturas».

La escasez de líderes sindicales en las listas también se había verificado para las elecciones generales de 2019, a pesar de lo cual la fórmula encabezada por Alberto Fernández recibió el apoyo cerrado del sindicalismo peronista. En aquel momento, las aspiraciones de los dirigentes de la CGT se depositaron en cargos ministeriales que, tradicionalmente, resultan patrimonio de diferentes sectores vinculados a la CGT.

Se trata del viceministro de Trabajo, del ministro de Transporte y del superintendente de Servicios de Salud, que regula los fondos de las obras sociales. Tampoco lograron entonces obtener alguno de esos cargos que, por el contrario, recayeron en técnicos de confianza directa del presidente o los ministros.

Los reemplazos por fallecimiento del titular de Transporte, Mario Meoni, y del superintendente de Servicios de Salud, Eugenio Zanarini, tampoco resultaron en un avance de posiciones de los sindicatos en la estructura del gobierno.

Ahora, con el oficialismo debilitado respecto de 2019 y con la imagen del presidente en declive relativo, el apoyo de las estructuras sindicales resulta estratégico. Ese fue el escenario que despertó un sentido de oportunidad en la conducción de la CGT para intentar avanzar en nuevos cargos ministeriales.

Consultado por Tiempo, el propio Sola explicó que, en realidad, «las candidaturas son un emergente de la consideración del movimiento obrero en la política. Es una coyuntura y una consecuencia».

En la misma línea, el secretario adjunto de la CGT, Andrés Rodríguez, señaló que «no es un problema de porcentajes en las listas, sino de la consideración que se tiene del movimiento obrero, que es indisoluble del peronismo. Cualquier resolución de candidatos debió compartirse con el manejo político del Frente de Todos. Se perdió otra oportunidad para reforzar lazos».

Para Sola, sin embargo, el problema no está solo en el gobierno sino también en la vida de los sindicatos: «Se requiere una apertura por parte de la política para incluir en la mesa de discusión a la CGT pero también se ha perdido la fortaleza política del movimiento obrero que, teniendo diferentes matices, no nos sentamos a discutir política para buscar un punto en común. La estructura de los partidos ha desaparecido, ya no se discute política en su interior».

El anhelo por una mesa de trabajo podría saldarse a partir del Consejo Económico y Social. Para Rodríguez, sin embargo, «ese no es un ámbito de participación política sino de diseño de estrategias de largo alcance para el país. No es vinculante, a lo sumo sugiere políticas al Ejecutivo».

En tanto, Sola explicó que «es mejor que exista a que no. Nos interesa estar y es una herramienta fenomenal. Pero no nos referimos a eso, es más profundo».

Sobre la integración política de la CGT, Rodríguez confirmó que «tenemos propuestas dependiendo el área. Puede ser en Trabajo o en la Superintendencia de Salud, donde hay un hombre que propusimos. Pero en caso de tener un espacio no sería para un dirigente sindical sino para un profesional consustanciado con el pensamiento de los trabajadores».

Para Sola, «sería una consecuencia al igual que las representaciones legislativas o ejecutivas. Pero –insistió– no hablamos de la política y la gestión sino de un estadio anterior, de una instancia natural y esencial de la política que son los partidos».

Las elecciones de la CGT se realizarán días antes de la segunda vuelta electoral. La fecha resulta a la medida del gobierno que, en el marco de un mayor ajuste, necesita una central alineada y homogénea. La CGT, por su parte, empieza a poner sus condiciones.  «