A pesar de que en economía nunca buscó un camino igualmente beneficioso para los distintos sectores de la sociedad, al gobierno de Cambiemos la política siempre le sonrió.

El plan económico hizo estragos desde la llegada de Mauricio Macri a la Casa de Gobierno en diciembre de 2015 hasta la actualidad sin excepción, sin embargo, la alianza gobernante se las arregló para arribar a acuerdos políticos que le sirvieron para avanzar en su plan de gobierno.

Pero a comienzos de este año la economía entró en una zona de turbulencia que por primera vez tiene repercusiones en la estabilidad del presidente y preocupa cada vez más a sus aliados, en forma particular al sector empresarial, uno de los pilares en los que la alianza gobernante se apoyó desde la campaña electoral que lo llevó al poder hace dos años y medio.

La semana que pasó, funcionarios del gobierno nacional mantuvieron numerosas reuniones con dirigentes empresariales. En algunas, la figura oficial fue el presidente Macri; en otras, el representante fue el flamante ministro de Producción, Dante Sica.

En todas las reuniones, la administración buscó aquietar las cada vez más trémulas aguas del sector privado y asistió con buenas noticias para todos. Tras las reuniones, los destinatarios de las buenas noticias se manifestaron igualmente preocupados y expectantes de cara al futuro.

En particular, ninguno de los consultados por Tiempo apoyó al gobierno sin condiciones como hubiese pasado tiempo atrás. Por el contrario, todas las respuestas aludieron a las condiciones externas de la política económica y, con la misma gravedad, apuntaron a las distorsiones internas, incluidas las que se producen como efecto de la disputa que tiene lugar en la Casa Rosada.

Una de las reuniones más importantes fue la que mantuvieron Dante Sica y los dirigentes de la Asociación de Empresarios de la Argentina (AEA), la entidad que eligió Macri como su principal interlocutor del ámbito privado.

La foto de ese encuentro mostró a Sica rodeado por Paolo Rocca, de Techint; Héctor Magnetto, de Clarín; y Luis Pagani, de Arcor, entre otros rostros de lo más selecto del empresariado local.

La imagen fue una muestra de apoyo contundente después del pandemónium que siguió a la corrida cambiaria de fines de abril, que amenazó con romper varias de las cuerdas que unen a la administración nacional con el denominado Círculo Rojo.

El textil Teodoro Karagozian, uno de los dirigentes de AEA que participó del encuentro con el nuevo ministro, dio muestras de ese apoyo ante la consulta de este  medio: «Sica conoce mucho las industrias y está trabajando para ver cómo las pone a trabajar de nuevo. Tiene el respaldo de los industriales y hay que esperar a ver qué pasa».

La frase es destacable viniendo de un sector que nunca la pasó bien con la economía de Cambiemos pero detrás late una advertencia sutil: «De ahora en más lo importante es que (en el gobierno) se reconozca el problema y se actúe en consecuencia. Pareciera que es así porque el énfasis está en bajar el gasto, que es el verdadero problema, pero en las próximas decisiones veremos si se acertó o no», agregó el propietario de la hilandera TN Platex, también representada por la Unión Industrial Argentina (UIA).

«Les llevó dos años comprender este fenómeno, ahora veamos con qué rapidez reaccionan, muchas veces tuvimos falsas esperanzas», lamentó el dirigente.

Sica también se entrevistó con el Grupo de los 6, que integran entre otras asociaciones la Cámara de Comercio y Servicios (CAC).  El secretario de esa entidad, Mario Grinman, se mostró confiado en el futuro del gobierno pero reconoció que en el sector hay «una expectativa alta» frente a una agenda con «variables complejas que no se solucionan rápidamente».

En sintonía con Karagozian, destacó que el gobierno apunta contra el gasto público y el déficit fiscal. Pero también dejó entrever que existe preocupación: «Los mercados vamos a tener que acomodarnos pero somos moderadamente optimistas, para el último trimestre deberíamos quebrar la curva negativa», indicó Grinman.

Peronismo

Los empresarios no dudan en que el gobierno deberá avanzar en negociaciones con la oposición, mayoritariamente peronista, para garantizar un horizonte de estabilidad en 2019.

Grinman, de la CAC, apuntó que «los consensos son siempre bienvenidos» en un contexto que reclama «pensar más en el país y menos en lo sectorial».

Karagozian coincidió: «El gobierno no tiene la mayoría porque la ciudadanía le está pidiendo que acuerde con los diferentes partidos una política en común. Eso se tiene que realizar, el peronismo tiene mucha gente capaz que no debe ser desechada».

Por último, el empresario y legislador massista, José de Mendiguren, mostró expectativas de que los acuerdos avancen a medida que la interna de Cambiemos se vuelca en contra del macrismo duro, encarnado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña. De Mendiguren previó que las negociaciones se van a precipitar si el gobierno no consigue frenar la inflación y remarcó que será clave el rol de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, cada vez más preocupada por la situación del Conurbano Bonaerense. «