Después de haber lanzado la cuarentena dos semanas atrás con amplio apoyo del sector privado, la semana pasada el gobierno se topó con una propuesta para revisar la estrategia de prevención sanitaria y dirigir el foco a la recuperación de la economía.

La dicotomía salud versus economía se distribuyó con inteligencia a través de las columnas más leídas de los grandes medios de comunicación y en pocas horas se convirtió en el centro de un debate que obligó al propio presidente Alberto Fernández a ratificar públicamente su decisión política.

Así, con el aislamiento social obligatorio en marcha, proliferaron informes económicos que plantearon la complejidad del escenario post pandemia para el mundo, la región y el país. El pronóstico generalizado fue negativo y la única diferencia pasó por la crisis histórica que eligió cada analista para comparar la que se prevé heredar en esta ocasión.

Los medios de comunicación acompañaron con la difusión del desastre, que acumuló víctimas velozmente y sumó a sus filas de afectados al primer ministro británico, Boris Johnson.

La posición del oficialismo y otras fuentes consultadas es que la fuerza que agitó la «falsa dicotomía» es el lobby financiero, los bancos y los acreedores externos. En menor medida señalan también a empresas multinacionales.

Del otro lado se recortan a favor de la estrategia preventiva sectores importantes de la industria en sus distintos niveles, fundamentalmente la producción alimenticia y sus asociados, como los fabricantes de insumos para la producción fabril. También aparecen en este grupo el comercio mayorista y minorista, además de los transportistas, que fueron claves para el abastecimiento a nivel nacional, y las pymes de los distintos sectores.

Pero incluso estando expresamente a favor de la orientación del gobierno en la crisis del coronavirus, estos sectores también señalaron la incertidumbre que plantea la economía en el corto plazo y aprovecharon para reclamar asistencia del Estado para cumplir con el pago de los salarios de abril.

Hormiguero

En el entorno de Balcarce 50 atribuyen la aparición de la propuesta a empresas que anticipan cuantiosas pérdidas: «Sectores financieros, especuladores profesionales que tiene el panorama complicado y patearon el hormiguero», dicen. Aunque el presidente Fernández, en la entrevista que ofreció el jueves a la TV Pública, prefirió no confirmar la prolongación de la cuarentena, la versión dice que el gobierno definirá ese camino en las próximas horas apoyado en las encuestas que le atribuyen una alta ponderación.

El juego del titular del Ejecutivo es interno pero también regional. Junto con el primer ministro inglés los más reacios a ordenar en sus países la cuarentena fueron casualmente los líderes más importantes de la región: Donald Trump, de Estados Unidos; José Manuel López Obrador, de México; y Jair Bolsonaro, de Brasil.

Fernández está cómodo con la diferencia y cerca suyo avisan que los empresarios «están locos si quieren ‘La Gran Bolsonaro»‘. De todos modos la creencia es que «las primeras operaciones sobre ‘salud o economía’ fueron diseñadas en el país» y los emisarios las hicieron rondar por varios ministerios y, previsiblemente, también por el BCRA.

Huellas

Para el ex subsecretario de Industria y Comercio Miguel Ponce, si los bancos fueron promotores de levantar la cuarentena, también existieron los reclamos de sectores pymes que apoyaron al presidente pero, a la vez, le hicieron advertencias repetidas sobre las cadenas de pago, que estarían a punto de romperse.

Ponce definió positivamente la política oficial, sobre todo comparada con la de sus pares americanos. Sin embargo, con la referencia de los sectores de la economía considerados «esenciales», proyectó que el gobierno mantendrá la cuarentena hasta el punto más alto de la curva de la pandemia y que después va a sostener «cuarentenas verticales» para liberar paulatinamente los sectores de la economía menos comprometidos.