Según el último informe cambiario del BCRA, en noviembre se concretaron operaciones de compra bruta de billetes extranjeros por 1912 millones de dólares realizadas por 703 mil clientes que implican la incorporación al mercado cambiario de 100 mil compradores nuevos con relación al mes de octubre. Se trata de un 17% más de personas que decidieron orientar sus ahorros a la compra de dólares en efectivo. El monto de las compras es el más alto para un solo mes desde noviembre de 2011.

El 45% de esa demanda de billetes se explica por operaciones inferiores a los 10 mil dólares de lo que se deduce que hay un fuerte componente de ahorristas que redireccionaron sus tenencias desde otras colocaciones en pesos.

Como contracara, la fiebre por las Lebacs que ha venido caracterizando el año a partir de la política anti inflacionaria de altas tasas impulsada por el presidente del BCRA Federico Sturzenegger, se redujo drásticamente durante el mes que está en curso augurando un incremento en la demanda de dólares para este mes.

Si bien al 19 de diciembre existían colocaciones en esas letras por 625.328 millones de pesos la cifra retrocedió un 7% en apenas 20 días ya que para el 29 de noviembre la emisión efectiva de Lebacs se ubicaba en torno a los $ 673 millones con una tasa de interés del 25,25 por ciento. La política de altas tasas de interés (llegaron al 38% en mayo) promovida por el gobierno y en particular por el presidente del BCRA, Federico Sturzenegger no logró contener la inflación y generó las condiciones para una bicicleta financiera.

Es que la estabilidad del tipo de cambio en los primeros tres trimestres del año atrajo un ingreso de capitales «golondrina» que, en forma especulativa, ingresó al país se trocó en pesos y luego en Lebacs para reconvertirse a dólares una vez vencido el plazo de las letras consagrando tasas de interés de hasta el 38% anual en esa moneda.

Sólo los intereses de las Lebacs pendientes de ser canceladas orillan el 3% del PBI. Al asumir el gobierno esas letras equivalían al 48% de la base monetaria mientras que hoy se ubican por encima del 90 por ciento.

Las tasas se redujeron al 24,75 por ciento y se incrementaron las expectativas de devaluación del peso a partir del triunfo de Donald Trump y la escalada devaluatoria de las monedas regionales a partir de su anunciada política proteccionista.
Así las cosas, el dólar repuntó como reserva de valor para los ahorristas locales como lo demuestra, además del comportamiento de las Lebacs, la desaceleración de los depósitos en plazos fijos que, a contramano de la emisión monetaria, se encuentran estancados en una cifra que orilla los 500 mil millones de pesos desde julio y que, incluso, sufrieron una leve retracción en noviembre en especial los de menos de 1 millón de pesos.

Ramiro Castiñeira, director de la consultora Econométrica, opinó que «no es el mismo mundo con o sin Donald Trump. La principal potencia económica va a subir las tasas y absorber liquidez, eso cambia la posibilidad de obtener deuda de la Argentina. Las incertidumbres se pagan con mayores tasas o devaluación».

Pablo Heller, economista, profesor de la UBA y miembro del equipo de asesores de la banca del FIT–PO en el Congreso, opinó que “esta corrida no es un rayo en cielo sereno. Viene precedida por una fuga de capitales que es incluso previa al triunfo de Donald Trump y que responde a una tendencia de tipo internacional. Ocurre en Brasil, China y todos los emergentes donde hay una inversión de tendencias por la caída de los precios de las materias primas y todo el proceso de recesión internacional. Una parte del capital que estaba invertido en los países periféricos vuelve a sus casas matrices».

De hecho, según un informe de la consultora CEPA, en lo que va del año se fugaron casi 15 mil millones de dólares que representan un 118% más que lo que ocurrió durante el 2015 (ver recuadro).
Para Heller: «esto se ha agravado con el triunfo de Trump que ha dejado la estrategia de endeudamiento de Macri completamente desahuciada por el encarecimiento de las tasas de interés de la FED».

Según Castiñeira, sin embargo, «con una inflación de dos dígitos es obvio que se va a devaluar, lo grave sería que no ocurra. Hay que corregir de a poco el desmadre macroeconómico heredado. Sólo por el asunto del dólar futuro el BCRA tuvo que esterilizar 100 mil millones de pesos durante el año».

Para Pablo Heller el escenario tiene poco de natural: “todas las herramientas del gobierno empiezan a hacer agua. Estamos ante una cadena de devaluaciones que tiene repercusión en la Argentina. Hay pequeños ahorristas y trabajadores que tratan de cuidar sus ahorros pero empiezan a operar grandes inversores que apostaron a obtener en el corto plazo una enorme rentabilidad en dólares tentados a entrar por la bicicleta financiera que ahora se van. Temen que la devaluación crezca en ritmo y perjudique la especulación. El BCRA había empezado a bajar las tasas y ahora enfrenta el dilema de que si las sigue bajando promueve esa fuga pero para frenarla debería aumentarlas a costas de la reactivación que necesita frente al parate industrial y económico”. alertó. «

De salida

En lo que va del año se fugaron 14.662 millones de dólares por formación de activos externos y remisión de utilidades y dividendos. Se trata de un 118% más que durante 2015 y representa el 27% del total de deuda externa que se ha tomado en el período y un 40% de las reservas internacionales.