El Gobierno oficializó, a través de una resolución publicada el miércoles en el Boletín Oficial, la medida de eliminar las cuotas sin interés. La novela entre el oficialismo, la oposición, los emisores de tarjetas, los bancos, los comercios, la Cámara Alta y la Cámara Baja por la baja de comisiones que pagan los comercios a los bancos por operaciones con tarjetas terminó con un punto clave afuera: la eliminación de cuotas sin interés. El Gobierno resolvió sacarlo por otra vía, a través de la secretaría de Comercio.

El macrismo advierte que las cuotas sin interés en realidad no existen y que ese recargo está implícito en el costo de contado. Para revertir la situación, decidió quitar los eliminar “la frase “sin interés” (o cualquier otra similar)”. De esta forma, anunció, bajará entre un 10 y un 15% el precio de contado. Sin embargo, asociaciones de defensa al consumidor alertan que el precio de contado podría mantenerse y subir aún más el precio financiado.

La resolución también hizo hincapié en que debe ser transparente y visible para el consumidor cuál es el costo de contado y cómo se llega al valor total financiado. Este punto fue celebrado por distintas organizaciones de defensa al consumidor. Héctor Polino, de Consumidores Libres, expresó a Tiempo: “Me parece positiva la iniciativa. El consumidor debe tener libre acceso a la información y saber bien qué está pagando”. Al mismo tiempo, advirtió: “Por supuesto, después hay que ver qué grado de cumplimiento tiene. Es probable que los comerciantes no la cumplan y el Gobierno tendrá que actuar. Si no, no sirve de nada”.

Polino coincide con el Gobierno en que no existen las cuotas sin interés. “El año pasado tuvimos un 40% de inflación ¿Quién puede creer que el precio en 12 o 18 cuotas en sin interés? Evidentemente, está inflado el precio de contado”. Sin embargo, fue escéptico en cuanto a que la medida logre bajar ese precio. “Eso no lo sé. Es una expresión de buena voluntad del Gobierno. Pero no sé si va a funcionar porque se puede estancar el precio de contado y sobrecargar a quien paga con tarjeta”.

Pablo Mareso, economista del Cefid-Ar (Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de la Argentina), evaluó el impacto real y virtual de la medida. “El precio de contado podría tener alguna reducción, aunque no muy significativa. Pero esa reducción puede impactar en el IPC (Índice de Precios al Consumidor) por el tipo de medición que se realiza. Para estas estadísticas, se toma en cuenta el valor de contado. Por eso, puede tener una repercusión estadística que sea positiva para el Gobierno, pero irrelevante para el consumidor”, explicó y agregó: “En la práctica, para quien paga al contado va a ser lo mismo y va a ser más caro para quien pague con tarjeta”. Por otra parte, Mareso no ve que esta medida sea beneficiaria para los bancos.

Sandra González, titular de ADECUA, entiende que los pagos al contado sí van a tener un beneficio, pero advirtió que se verán perjudicadas “muchas personas que seguirán pagando en cuotas”, quienes “no tienen otra posibilidad de acceder a determinados productos”. Lo mismo ocurrirá con quienes realizan con tarjeta “la compra del mes” en los supermercados.