De larga trayectoria en la defensa de trabajadores y sindicatos, Cynthia Benzion accedió a la titularidad de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas (AAL) como candidata del sector que, históricamente, mantuvo una posición independiente de los gobiernos y el Poder Judicial. La oposición alineada con el kirchnerismo no presentó lista.

Representante de la Asociación de Actores y colaboradora de la CTA de los Trabajadores, resultó ser la primera mujer en  electa para ese cargo. Asegura que la pluralidad y a la vez la independencia política con relación a los gobiernos, centrales sindicales y empresas es el sello de la AAL, que les permite defender sin ataduras a los trabajadores «que son los que siempre pierden gobierne quien gobierne».

–¿Sos la primera mujer en ocupar este cargo?

–Me causa gracia que eso sea noticia. En la AAL hubo mujeres abogadas desde su fundación hace 62 años.  Así cómo fue cambiando la sociedad al calor de los movimientos feministas y de la marea verde también se fueron transformando los espacios de militancia. El nuestro no fue la excepción. Tenemos la presidencia, la vicepresidencia, la secretaría general y cuatro vocalías a cargo de mujeres.

–¿Cuál es tu trayectoria?

–Siempre ejercí defendiendo a los trabajadores y en 2007 empecé en los equipos jurídicos de la CTA e ingresé a la Asociación Argentina de Actores. En 2017, me sumé la secretaría de género e igualdad de oportunidades de la CTA de los Trabajadores participando en la elaboración de protocolos para combatir la violencia de género en el ámbito laboral y sindical.

–¿Por qué no hubo dos listas en la última elección de directiva de la AAL?

–La AALL siempre se ha caracterizado por ser totalmente independiente de los partidos, las centrales, los gobiernos y, lógicamente, de los empresarios. Nuestro ADN siempre fue la defensa irrestricta de los trabajadores y de sus organizaciones con independencia de cualquier injerencia. La última vez se presentó otra lista identificada el gobierno de entonces. Ganamos por pocos votos y esta vez  no hubo lista opositora. Seguimos siendo igual de plurales. Hay peronistas, de izquierda y anarquistas.

–Durante el gobierno de Cambiemos, la AAL enfrentó la injerencia del Estado en la justicia laboral. ¿Esa batalla está ganada?

–Son momentos políticos y socioeconómicos muy distintos. Durante el macrismo hubo una embestida feroz contra el mundo del trabajo. Caímos en la volteada como manera indirecta de pegarle a los trabajadores. Es un poco prematuro hacer una evaluación .

–¿Los trabajadores fueron nuevamente los perdedores?

–Este año fue tremendo para los trabajadores, perdieron todos. Los empresarios siguen ganando incluso en la pandemia. El 14 bis de la Constitución no se cumple y hay  víctimas que cada vez están más excluidas. La lógica es estar permanentemente negociando. Prohiben los despidos pero dsiminuyen salarios. Te permiten no ir a trabajar pero tenés que teletrabajar sin protección. El poder, que hoy está en manos del PJ y mañana puede estar en otras, no ataca el corazón del problema y nos sigue llevando por caminos donde siempre ganan y pierden los mismos.

–A pesar del decreto hubo  miles de despidos…

–Tenemos un desempleo estructural y altos índices de trabajo no registrado. Ningún gobierno logró revertir esa situación. No alcanza con poner más inspectores. Tampoco con flexibilizar el mercado laboral. No creo que este gobierno piense eso pero, para una solución real, no alcanza con poner un impuesto a las grandes fortunas por única vez.

–¿El gobierno dio señales contradictorias?

–Hay un rumbo político que históricamente han tenido los diferentes gobiernos. Los supuestos «equilibrios necesarios” entre las patronales y el sector sindical donde muchas cosas se arreglan emparchando. Dan la plata de las obras sociales a cambio de tal o cual normativa. Siempre navegamos en una zona sinuosa entre que no se vayan las empresas y que no se enojen los sindicatos, sin un proyecto de país basado en una justicia distributiva.

–¿Qué papel jugaron las centrales durante la pandemia?

–No tuvimos una posición única acerca de si había o no que reducir salarios, si significaba que la crisis la pagaran los que menos tienen y si era la única medida posible. Nos manifestamos diciendo que la interpretación correcta que había que darle a las normas de emergencia era la más protectoria. Pusimos el grito en el cielo cuando supimos que el grupo Clarín había recibido ATP y no había una política de ver a qué empresa se le daba ayuda.

–¿Qué deja la pandemia en la de relación de fuerzas?

–Tanto al sector empresario como el sindical aprendieron a fortalecerse en su posición. Ya no pasan algunas cosas por el filtro de la reacción popular que también se hizo sentir en la pandemia. No es tan fácil que pase una reforma laboral a la baja. La discusión por el aborto también refleja una madurez. No veo cambios en la correlación de fuerzas pero hay un aprendizaje. La ofensiva del capital va a avanzar en tanto no encuentre resistencia en el movimiento obrero. La huelga de los aceiteros es la muestra de que la unidad de los trabajadores es la única forma de limitar el poder patronal, más que cualquier gobierno.  «