Este martes sesionó por primera vez de manera formal la conducción de la CTA Perón, el desprendimiento encabezado por Ricardo Peidró y que se instaló en la calle Perón a la altura del barrio de Almagro. Peidró rompió de manera definitiva con Pablo Micheli tras ser su segundo desde las elecciones de 2014. Las primeras señales de quiebre se hicieron públicas en 2015, y estaban vinculadas al posicionamiento político que adoptaron Micheli y su segundo de cara a las elecciones nacionales de ese año.

Con Peidró se retiraron de la CTA Autónoma el sindicato de Agentes de Propaganda Médica (que dirige el propio Peidró), la Federación de Portuarios, los Jerárquicos del Cuero y, lo más importante, cristaliza la división dentro de ATE, el sindicato más grande de los que militaban dentro de esa CTA. El sector de los estatales que dirige Hugo Cachorro Godoy se fue a la CTA Perón, lo que incluye a la seccional bonaerense.

La ruptura de Peidró agudiza la desintegración de la CTA. En 2010 Micheli rompió con el entonces secretario general de lo que era la única CTA, Hugo Yasky, tras unas elecciones en la que las dos partes se acusaron mutuamente de cometer fraude. Yasky quedó con el control de la CTA de los Trabajadores.

Peidró explicó que “la falta de democracia sindical” ha sido la causa de la ruptura. A mediados de 2015, un grupo de dirigentes escribió una carta en la que criticaba la falta de convocatoria del Consejo Ejecutivo, el órgano de conducción de la central y amenazaron con convocarlo por medio de una carta documento.

En rigor, las diferencias políticas fueron siempre las que terminaron rompiendo las filas de la CTA. En 2010, Yasky ya se había referenciado con el kirchnerismo mientras que Micheli se había encolumnado con la Federación Agraria y la Mesa de Enlace enfrentada a la administración de Cristina Fernández.

Por otro lado, Micheli acusó a Víctor De Gennaro de estar detrás de la ruptura de Peidró. “De Gennaro quiso cooptar la CTA y yo lo impedí”, dijo. Con todo, son conocidos los coqueteos de Micheli con Margarita Stolbizer y Sergio Massa, lo que a su turno provocó rechazos en las filas de Peidró.

Respecto de las diferencias estrictamente sindicales, el problema de la democracia sindical alegado por el sector rupturista es, a su turno, elemento de crítica en su contra al ser esgrimido por otros sectores toda vez que en ATE (nacional y seccionales) no hay representación de las minorías en la conducción.

Las discrepancias dentro de ATE fueron expuestas a los golpes dos meses atrás, en un plenario de secretarios generales que se desarrollaba en el Hotel Bauen y que terminó con heridos.

La división de la CTA Autónoma se cristaliza en un momento complejo para los trabajadores, caracterizado por los 200 mil despidos de empleados estatales y privados en el último año, junto con la pérdida de hasta 10 puntos del salario real en un cuadro de inacción de las centrales sindicales.