El proyecto de Presupuesto 2021 que ingresará el martes a la Cámara de Diputados prevé un déficit fiscal de un 4,5% del PBI. Ese es el único dato que admitió oficialmente el gobierno, en boca del ministro de Economía, Martín Guzmán. El mensaje del Ejecutivo que acompañará la iniciativa trazará un cuadro en el que se destaca un importante rebote de la actividad, de cinco o seis puntos, que no alcanzará a compensar la caída de este año, y una inflación en retroceso, aunque todavía bastante alta, del orden del 28% anual.

Además de ser el único dato que confirmó Guzmán, el déficit fiscal adquiere alto voltaje político porque se trata de una variable que estará en la mesa de discusiones con el Fondo Monetario Internacional a la hora de refinanciar la deuda de U$S 44 mil millones con esa entidad. El gobierno dio suficientes señales de que quiere tener a mano herramientas para reimpulsar la economía, después de que la crisis del Covid-19 agravara los descalabros producidos en los últimos años. La contracara de esa decisión de sostener la actividad es que el retorno al equilibrio de las cuentas públicas se retrasará un par de años.

¿Cuál es el umbral a partir del cual poder desarrollar esas acciones? Bajo, muy bajo. Los informes de la Afip dan cuenta de que la recaudación evolucionó muy por debajo de la inflación en los primeros meses de 2020, lo que implica que en términos reales el Estado percibe menos ingresos que antes. Mientras que los precios al consumidor crecieron más de. 42% en los últimos 12 meses (el miércoles se actualizará el índice), los recursos subieron en términos nominales un 33,5% en comparación con agosto de 2019. Y en el acumulado de los ocho primeros meses del año, la suba nominal fue solo del 27,9% en relación con un de por sí alicaído 2019. Tributos como el IVA, Ganancias y el Impuesto a los Combustibles, considerados un reflejo bastante nítido del nivel de actividad, crecieron incluso por debajo de esos valores.

El número de agosto pudo ser peor. Según un informe de la consultora Ecolatina, en ese mes «la recuperación de la recaudación se explicó por la mejora en el Impuesto a las Ganancias, que casi empató a la inflación en la comparación interanual (-2,3% i.a.); el vencimiento de Bienes Personales, lo que permitió recaudar casi lo mismo que en los tres meses anteriores (más de $ 40 mil millones); y el lento pero sostenido avance del impuesto PAIS, que ya suma recursos por casi $ 90 mil millones». Los dos primeros son ingresos extraordinarios a efectos de la comparación, ya que en 2019 se produjeron en meses anteriores, y el cargo a la venta de dólares para atesoramiento se produjo a costa de una sangría en las reservas del Banco Central.

«Este fenómeno pone un interrogante acerca de la sostenibilidad de la recuperación de la recaudación y muestra la necesidad de un mayor dinamismo de la economía para las cuentas públicas. Asimismo, ayuda a comprender el porqué de la necesidad del gobierno de aprobar el impuesto a las grandes fortunas, por el cual se recaudarían, según estimaciones oficiales, alrededor de $ 300 mil millones», agrega el estudio de Ecolatina.

El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) incorporó al tablero lo que sucedió con el gasto público, que en julio creció un 12% en términos reales, potenciado por los programas que lanzó el Estado para auxiliar al sector privado mientras continúe la pandemia de coronavirus. Solo el ATP y el IFE insumieron durante julio $ 72.300 millones, detalló el Ministerio de Economía. «El déficit primario acumulado en los primeros siete meses del año es 3,6% del PBI, y el déficit fiscal (incluyendo intereses) llega al 4,7% del PBI», estimó la entidad, cuya proyección anual arroja un saldo primario negativo del 8,1% del producto bruto.

A esta altura del debate, lo que parece descartado es que continúe el rol del Banco Central como principal financista de esos desequilibrios. Desde enero hasta julio el organismo entregó como adelantos transitorios y distribución de utilidades $ 1,4 billones, cifra casi idéntica al déficit acumulado. «Esta política claramente no es sostenible y deberá plantearse la necesidad de elaborar un plan para absorber en los meses venideros la cantidad nueva de dinero impresa, si es que se quiere evitar el desajuste de precios relativos y la aceleración de la inflación», advirtieron desde el Iaraf. «

El gobierno sigue de racha y refinancia deudas

Durante agosto, el Tesoro logró cubrir todos los vencimientos de deudas por letras y títulos en pesos y además se quedó con un saldo favorable de $ 80.806 millones, según informó la Secretaría de Finanzas el viernes último.

Las emisiones de deuda ($ 220.690 millones) superaron en un 58% las obligaciones a cancelar ($ 139.884 millones), lo que ocurre por tercera vez en el año. «Esto evidencia la creciente recuperación de la capacidad de financiamiento del Sector Público Nacional en el mercado de deuda local en pesos», destacó el comunicado oficial, que también celebró una baja de entre 9 y 11 puntos en la tasa de interés en comparación con la que se pagaba en el primer trimestre, descenso que se considera en línea con las expectativas sobre un descenso de la inflación.

A pesar del resultado positivo del último mes, lo que viene en materia de deuda pública no será fácil: entre septiembre y diciembre se esperan compromisos por $ 990 mil millones, entre capital e intereses devengados.