La reciente caída de los ingresos fiscales de las provincias producto de la baja de impuestos a las empresas y la recesión económica impactó en las cuentas de las administraciones del interior del país en este año, al punto que algunas comienzan a mostrar un déficit en sus resultados, advirtió un reciente informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). Así, se está dando vuelta el superávit fiscal que presentaron las provincias durante el año 2018, equivalente al 0,4% del Producto Interno Bruto (PIB).

El escenario de déficit fiscal provincial se asoma en medio de la tormenta económica y social que se sucede en Chubut, donde el gobierno de Mariano Arcioni resolvió pagar los salarios de los empleados estatales en cuotas y postergar el pago de deudas con proveedores, a fin de manejar el déficit provincial.

El otro componente de la crisis de las administraciones del interior es el peso cada vez mayor que tienen las deudas públicas en los gastos. A diferencia de los salarios o el gasto de capital, que son ajustados a la baja, los gobiernos provinciales no apuntan a rediscutir los términos de las deudas que asumieron.

Según Iaraf, los ingresos por coparticipación cayeron en términos reales en lo que va de enero a agosto de este año. Esto es importante porque la coparticipación y otras transferencias automáticas desde la Nación representan la parte sustancial de los ingresos de las provincias.

Los casos extremos de pérdidas de ingresos son los de Córdoba, Santa Fe y San Luis, con una baja del 6,2% en términos reales (descontada la inflación). Buenos Aires fue la única administración que logró un incremento real de sus ingresos transferidos automáticamente por el Estado nacional ya que contó con el agregado de la compensación que recibió tras el consenso fiscal federal.

El instituto que dirige Nadín Argañaraz observó que el  contexto general fiscal provincial es de una reducción de la carga tributaria, por el consenso fiscal federal, que obliga a las provincias a reducir Ingresos Brutos a las empresas, y de recesión económica, que implica caída de la recaudación por mayor mora y evasión. Ello «muy probablemente determinará que los ingresos de las provincias terminarán cayendo en términos reales y en porcentaje del PIB», agregó.

Si el año pasado terminó en superávit fiscal primario, tomando en consideración a todas las provincias, fue por la efectividad del ajuste en los gastos, más que por el incremento en los ingresos. Iaraf destacó que hubo una reducción real de los salarios de los empleados públicos provinciales y una caída de la inversión real.

«Muchas provincias tuvieron una política de atraso salarial significativa que les permitió mejorar sus cuentas fiscales a través de una caída real del gasto en personal», detalló el instituto que, sin embargo, consideró a ello «una mejora endeble» ya que «en la medida que los salarios se recuperen a través de paritarias, el ahorro obtenido tendería a desaparecer» si no hay mejores ingresos.

Lo cierto es que «este componente del gasto fue clave en la mejora del resultado primario» de 2018, dijo Iaraf. Si las provincias hubiesen mantenido constante en términos reales el gasto en personal durante 2018, «el superávit primario de 0,4% del PIB habría desaparecido, convirtiéndose en un déficit primario de 0,1%», explicó.

La reducción del gasto provincial se complementó con una fuerte caída del gasto de capital, es decir, de las inversiones destinadas a mejorar la productividad de las economías del interior.

Según Iaraf, «los ingresos de las provincias están mostrando un deterioro en términos reales. Es decir que se presenta la misma dinámica que el año pasado, en relación a que los ingresos de las provincias caerían respecto al año anterior, lo que exigiría que el gasto vuelva a caer en términos reales si es que se quiere mantener el superávit alcanzado en 2018».

Pero Iaraf estima que los gastos, en lugar de bajar, crecerán al calor de las campañas electorales. «Las provincias acelerarán sus gastos, sobre todo los gastos corrientes como el gasto en personal», señaló el informe.

Respecto de Chubut, Iaraf indicó: «Chubut es una provincia que está atravesando un momento complicado en lo que respecta a sus finanzas públicas. En un contexto de caída real de los ingresos, el Consejo Federal de Responsabilidad Fiscal indica que durante el primer semestre de 2019 la provincia registró un incremento del gasto corriente primario de 93,44% interanual mientras que la inflación del período fue de 54,3% interanual. Esta situación generó una licuación del superávit primario registrado en 2018».

Deudas

El peso de las deudas en los presupuestos provinciales se ha incrementado dramáticamente. Según los datos de la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales, que depende de la Secretaría de Hacienda del Ministerio de Hacienda, desde 2015 hasta el primer trimestre de 2019 la deuda tomada por las provincias creció 363,8%.

Cabe destacar que el gobierno nacional estimuló a las administraciones provinciales a endeudarse a fin de paliar la falta de fondos para encarar inversiones de capital o incluso para sostener gastos corrientes.

Así las cosas, los vencimientos anuales de intereses representan un porcentaje cada vez más grande de los ingresos. En el caso de Buenos Aires, los servicios totales de deuda correspondían al 14% de sus ingresos corrientes de 2018. En el de Mendoza, equivalían al 10%, ambos en 2018, según datos del Ieral, un think tank que funciona dentro de la Fundación Mediterránea.

Pero en 2020 el panorama empeorará. Ieral calculó que Buenos Aires primera deberá destinar un 17% del total de sus ingresos corrientes al pago de intereses; Mendoza, un 11%; la ciudad de Buenos Aires, el 10%; Córdoba, un 8%, y Santa Fe, el 2 por ciento.