Aunque los dirigentes empresariales conocen extensamente a Dante Sica por su actividad como consultor privado, todavía muchos de ellos se muestran cautelosos para opinar sobre el futuro del funcionario nacional, a quien, en el mejor de los casos, definen como un hombre capaz pero «condicionado» para llevar adelante políticas favorables al desarrollo económico.

Surge la misma reflexión sobre las nuevas funciones de Sica como ministro de Trabajo tras la renuncia de Jorge Triaca a la cartera laboral.

Sica asumirá las funciones del saliente cuando termine el G20 y se pondrá al frente de las negociaciones con los sindicatos, pero todos los pronósticos indican que en 2019 seguirá la caída económica al tiempo que los empresarios reconocen que el empleo acompañará esa tendencia.

Algunos dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) no pueden disimular la desilusión con la ausencia de una política para el desarrollo del sector. El malestar tuvo sus picos durante la gestión de Francisco Cabrera en Producción pero con la llegada de Sica se abrió una expectativa que hoy se sostiene en pocos casos. Los pymes coinciden con menos pruritos a la hora de las declaraciones.

La percepción es que el funcionario no hará o no podrá hacer mucho para frenar la sangría de empresas y la contigua eliminación de puestos de trabajo.

Para el industrial salteño José Urtubey, vocal de la UIA y hombre de Celulosa Argentina, la macroeconomía será una fuente importante de condicionamientos para la gestión de Sica en general y particularmente en lo laboral.

«Lo que pase en la cartera de Trabajo no es cuestión de personas sino de políticas», planteó en diálogo con Tiempo. Y agregó: «Durante la gestión de Triaca la política estuvo condicionada por la macroeconomía y desde mi punto de vista, en adelante va a suceder lo mismo. Sica es un hombre preparado, pero va a tener muchos condicionamientos porque para el año que viene también va a haber un marco económico complejo y no hay soluciones mágicas».

El empleo, por consiguiente, «va a seguir la misma suerte de la actividad económica», lo que no promete nada positivo si se tiene en cuenta que, sólo en el bimestre septiembre-octubre, las empresas despidieron o suspendieron de sus trabajos a 20.278 personas sin la menor gestión de la cartera laboral para evitarlo.

Pese a lo que dicen los números del pasado reciente y los pronósticos del corto y mediano plazo, en la conferencia de prensa que ofreció junto con Jorge Triaca el pasado jueves, Sica defendió la política económica de Cambiemos con declaraciones que un día después, en boca del titular de Hacienda, Nicolás Dujovne, generaron un revuelo de proporciones.

El exconsultor expresó: «Logramos sortear una crisis fuerte con una corrección del tipo de cambio del 100% y bajando el déficit fiscal del 3,2% al equilibrio fiscal previsto para el año que viene. Un proceso como este en 2001 se llevó cinco presidentes», se jactó.

El mensaje fue claro: «Logramos sostener el programa económico y la gobernabilidad». Los destinatarios fueron las grandes corporaciones que participan de llamado Círculo Rojo, aliados naturales del gobierno de Mauricio Macri y promotores centrales de sus políticas, pero hoy algo dispersos respecto del respaldo al gobierno y decididamente metidos en la rosca política de la incipiente campaña presidencial.

En la conferencia con Triaca, Sica hizo otra declaración de hondo interés empresarial: «En 2019 continuaremos con la política de paritarias, es decir que cada sector negocie por su lado, y nosotros mediaremos teniendo en cuenta la heterogeneidad del impacto que representa la caída en el nivel de actividad», una suerte de reconocimiento de la hoja de ruta que seguirá la nueva gestión de lo laboral.

«No tenemos ninguna duda de que lo que viene es una continuidad en materia de generación de empleo», planteó desde su esquina Ariel Aguilar, presidente de la Cámara de la Industria de las Manufacturas de Cuero (CIMA).

Para Aguilar, «en el nombramiento de Sica también hay una clara decisión política contraria al desarrollo de la industria y el empleo. Pero Sica, a diferencia de Triaca, goza de un plus entre algunos empresarios que lo ven como un hombre de la industria, pero esa supuesta pertenencia no se traduce después en las políticas que ejecuta».

Aguilar, también dirigente de la Confederación General Empresaria (CGERA), indicó que una prueba de ese argumento «es que cuando lanzaron el bono compensatorio de fin de año no llamaron a ninguna cámara pyme para informar de qué manera lo íbamos a pagar. Sica acumula poder para profundizar todo lo que se hizo mal al calor de lo que exige el Presupuesto 2019. Claramente van a seguir cerrando fábricas y puestos de trabajo», concluyó. «