La exclusión del territorio de Malvinas del acuerdo de libre comercio que firmaron el Reino Unido y la Unión Europea en la previa al brexit significa un durísimo golpe a la economía de las islas Malvinas.

El convenio de 1200 páginas establece los parámetros del intercambio de bienes entre las dos partes. Aun falta agregar un apéndice, tan abultado como el cuerpo principal, con los que regirán para el tráfico de los servicios, especialmente los financieros.

En un mensaje grabado y emitido en la víspera de la Navidad, el primer ministro británico, Boris Johnson, se excusó por el abandono de los kelpers. “La Unión Europea fue absolutamente intransigente en cuanto a excluir la mayoría de nuestros Territorios de Ultramar de las negociaciones comerciales de este año”, aseguró, y agregó: “Pero Uds. no han sido olvidados o dejados atrás”.

El mensaje impactó poco en un ambiente isleño caracterizado por el pesimismo, según reporta el Penguin News, el único diario de las islas argentinas.

Menos de un mes atrás, el tema Malvinas fue parte de un debate en la Cámara de los Comunes (equivalente a diputados) británica, cuando la oposición laborista planteó la necesidad de mantener a las islas dentro de los acuerdos a que se llegaran con la UE. El argumento era que el 60% de sus ingresos y el 40% de su Producto Bruto Interno provenían de las licencias de pesca otorgadas a naves de la UE, en especial, España. En aquella ocasión, Johnson se comprometió a “plantear el asunto” en las conversaciones.

Debilidad fiscal y privada

A partir del 1 de enero, la importación de pescado malvinense por parte de los países que forman parte de la Unión Europea tendrá un recargo de entre el 8% y el 18%, lo cual dejará fuera de competencia a ese producto. Además, el acuerdo entre la UE y el Reino Unido establece criterios de origen que levantan barreras para impedir que productos de terceros, en este caso el pescado de Malvinas, ingrese a Europa continental vía Londres sin pagar esos aranceles.

La reducción de estos ingresos supondrá una crisis económica fuerte en las islas. De un lado, se verificará una caída en los ingresos fiscales que dejarían un agujero fiscal imposible de cubrir sin la asistencia del gobierno británico. Es decir, se acentuará la dependencia kelper de la metrópoli, en un momento en que la propia metrópoli ajusta su presupuesto por la reducción de sus ingresos como consecuencia de la pandemia de coronavirus.

Del otro, el sector privado isleño también sufrirá ya que al encarecerse por las tarifas aduaneras el valor del pescado malvinense, dejará de ser negocio para los armadores comprar las licencias para la pesca. Es decir, habrá menos flotas que recalarán en Puerto Argentino a reabastecerse o realizar pequeñas reparaciones.

Ni el gobierno isleño ni su asamblea legislativa han dado indicios sobre las respuestas que evalúan ante este escenario. Alternativas productivas no quedan, ya que la variante petrolera ha quedado archivada desde que Premier Oil decidió postergar sin fecha la exploración del principal yacimiento de las islas, Sea Lion, y encima fue adquirida por Chrysaor, cuyo interés está en el Mar del Norte, 12.000 kilómetros más allá de las aguas que circundan Malvinas.