El cese de comercialización convocado por la mesa de enlace de las entidades rurales tiene entre sus varios y difusos puntos el reclamo contra la supuesta presión impositiva que sufre el sector.

Sin embargo, según un informe publicado el mismo 13 de julio por el INDEC, el sector agrícola es el que ostenta los mayores niveles de informalidad en el trabajo. Se trata de una evasión en materia de contribuciones y aportes patronales por un monto multi millonario.

Es que, de los 858 mil puestos de trabajo que detentó el sector agropecuario en el primer trimestre de este año, 513 mil aparecen como no registrados según las estadísticas oficiales que mide el INDEC en su informe de Cuenta de Generación de Ingresos e insumo de mano de obra. Además, existen otro 422 mil puestos de trabajo no asalariados que corresponden a patrones y productores familiares.

De esta forma, el 68% de la mano de obra que trabaja en el sector agrícola-ganadero no percibe derechos laborales como vacaciones y aguinaldo ni los aportes jubilatorios y aquellos destinados a la atención sanitaria a través del sistema de obras sociales.

Así las cosas, el sector es aquel en el que la distribución del ingreso funcional resulta más regresiva toda vez que, del valor agregado sectorial, apenas el 18,6% corresponde a las remuneraciones del trabajo asalariado contra el promedio de la economía que alcanza el 46,9%. El resto corresponde a ganancias empresarias e ingreso mixto.